Yo siempre quise ser madre. Lo jugué desde chiquitita y lo preparé adolescente y os esperé con la infinita alegría de tener uno más de los míos, que son todos, aunque de mi sangre eran pocos.
Lo tenía muy claro, sobre todo porque vosotros erais mi mundo nuevo. Lo otro era responsabilidad de otros, pero vosotros erais la mía. Siguiendo la voz de mi propia madre escogí una función en el mundo dedicada a EDUCAR. Entonces yo creía que educar era «cambiar». Aun no sabía que quien dirige hierra siempre, que solo se puede guiar si te dejan y que la mejor enseñanza es decirle al otro que sabe lo mismo que tu y que descubrirse a uno mismo es la tarea.
Crecí más ingenua de lo normal, más sincera de lo conveniente y el mundo pronto me hirió. Eso creía yo al menos. Sé hoy que el mundo es mi mejor cómplice, quien me obliga a moverme cuando me emperro en quedarme quieta.
Pero yo quería un mundo nuevo y vosotros erais el cauce. Y me puse a ello usando los conocimientos de la pedagogía, de la psicología, de mi escasa experiencia e inevitablemente dejándome influir por el sentido de la vida de mi familia, de tus abuelos, que me enseñaron sin libros a educar.
Yo os quería libres y felices. Y cuando me despedía de vosotros y os decía: «Que seáis buenos y os lo paséis bien…», sabía que os pedía un imposible.
SER BUENO es ser como DIOS MANDA y como nadie sabe lo que Dios manda, la gente establece unas reglas, unos modelos de bondad, que para todos son como un disfraz. Gusta ponérselo, uno se divierte ante el espejo, pero 20 min. después pica, estorba y fastidia, aunque uno sonría como si nada. Asi que era muy incongruente mandaros ser buenos y luego curarse en salud con lo de «y pasadlo bien».
Sin embargo sí que os quería felices. Era tan vital eso para mí, que os alejé del infierno de mi matrimonio con papá. Seguramente había una mejor forma. En aquel entonces mamá loba en mi se convirtió en leona y alejé al león, no fuera a devoraros. No sabía cómo hacerlo «más» mejor.
Mi vida con vosotros dos fue un reto. Ni siquiera sabía cómo iba a alimentaros y menos mal que yo sí tengo una familia que vino a ayudarme en todos los sentidos. Otras madres separadas son mucho más valientes y lo tienen mil veces más difícil. En el reto no obstante estaba sola.
Cada noche repasaba la película del día para corregir errores. Vosotros podíais opinar y lo hacíais y me poníais frente a mis decisiones, frente a tareas muy difíciles. Cuando yo jugaba con mis muñecas o imaginaba más tarde cómo os enseñaba el mundo, no contaba con mi desgaste, vuestras peleas, mi cansancio, vuestros celos, mi deseo de congruencia, vuestro deseo de independencia y tantos y tantos matices que una relación filial presenta.
Ahora bien, siempre he tenido un aliado/a. Dios Padre/Madre era mi referente. Fui vuestra instructora en religión hasta que hicisteis la comunión. Después ya no guié vuestros rezos más. En algún momento la fe ha de haber calado, o no. Y aquel parecía un buen momento para soltaros.
No pude, no puedo, ni podré dejar de hablar de Dios. Es mi tema favorito. Es el tema de mi vida. Y cuando os llevaba en coche aprovechaba para soltar información. Allí escuchabais o escuchabais. No había modo de no hacerlo. Creí que con eso bastaría. No sé si contagié a tu hermano, creo que un poco al menos, sí.
Hace unos meses empecé este blog. Y tu, me reprochas que en él hable de Dios… Me indicas que sin Dios sería mejor.
Pues bien hijo de mi vida, sin Dios, no estaría yo, ni tu, ni nada.
Hay que enterarse de una vez por todas que DIOS es una «cosa» y lo que comúnmente se llama DIOS ligado a la religión, absolutamente, tremendamente ligado a las mil y una iglesias es otra muy, muy distinta.
No reniego a pesar de todo de la iglesia en que crecí. Fue como esas madres posesivas, que te quieren atrapar para que no crezcas, pero a las que reconoces su valor a pesar de los pesares. No haré apostasía de mi religión materna, porque eso es hacer papeles y no me va esa papelería. Pero ya me llamo creyente sin más. Ni siquiera «cristiana», a pesar de querer a Jesús con toda el alma. Porque …¡Claro! Tampoco es el del madero el mío.
Empecé este blog precisamente para hablar de Él, para hablar de confianza y de amor unidos a la felicidad, sin renegar del crimen, la mugre, o del mundo, ese que tanto he deseado cambiar y me ha cambiado a mí.
Cuando empezasteis a crecer, Dios, pues no pudo ser otra cosa, puso en mi camino un maestro. Su nombre es «felicidad» y su palabra quitaba todas las losas que mi Santa Madre Iglesia había puesto sobre mis agotados hombros. De broma tu dices cuando vengo de oírle, que si vengo de»la secta». Siempre entendí que una secta te absorbe, te deja en cueros pues también se traga tu dinero y te encierra en su mundo, de modo que nadie, pueda alertarte del daño que se te hace. Y he tolerado la broma, porque no tienes ni idea de cómo hubiera sido tu vida, de seguir yo en la Sta. Iglesia Católica.
Para empezar jamás salió de mis labios la palabra pecado referida a vuestros actos, ni te enseñé el camino de otro infierno que no fuera el que puede ser vivir sin Dios simplemente la vida. Para seguir, eliminé el castigo de entre nosotros, afrontando los huracanes de tus palabrotas de adolescente, tus cabreos conmigo destinados a hacerte crecer, sin poder reprimirte. Eso, se lo debes a mi fe de mayor, no a la anterior. Y descubrí que el respeto se aprende a base de hacer sentirse respetado al otro. Tu dirás si logré hacer eso realidad contigo o sólo fue intento. Porque intentarlo, lo he intentado siempre.
Toda mi personalidad, en lo que te gusta y en lo que no, toda mi acción como madre tuya, en realidad todo lo que a mi se refiere, está habitado por Dios.
¿Sabes? Dios no es un templo, ni una oración, ni una práctica devota, ni todo eso, que a mi también me chirría y que siendo de Dios, no es más que un velo a descorrer alguna vez. Dios es el calor de mi cama tan rico, cuando el impertinente siempre despertador suena y es el malestar de ponerse de pié cuando te apetece tan poco levantarte. Es la prisa que te estresa por ir al trabajo y llegar a tiempo y el placer de la labor cumplida. Es la comida que te comes, el acto de comer y la digestión que haces después. Es esa charla gratificante con el amigo y la discusión con otro, amigo o desconocido. Dios es esa serie de la tele y la pesadilla de tus sueños. Dios es el vacío cuántico, la sopa invisible sobre la que «flotan» todos los átomos y uno cualquiera de los universos posibles. Dios es hablar, dormir, caminar y correr. Dios es deporte y cultura. Dios amor mío, lo es todo. NO QUEDA NADA FUERA DE Él, que además no es sólo varón, sino hembra también y es ELLO. Lo neutro.
Dios es la tortura y el momento de más excelsa ventura….Sí nos aplicásemos a conocernos y a aprobarnos mucho más, tu también descubrirías que hable de lo que hable en este blog, sólo puedo hablar de Dios, porque hables de lo que hables, airado, contento, paciente, irritado estás hablando de Dios… Y hagas lo que hagas, sólo actúa el ÚNICO QUE VIVE.
Así pues, en adelante, que sepas que voy a seguir usando esa palabra: DIOS. Podría usar otras…Energía, Fuerza, Tao, Vibración…¡¡Qué más da!!
Para mi Dios no está teñido de confesión alguna. Es amor. Claro que por amor entiendo también TODO. Tal vez me digas:
-Una bofetada no puede ser amor…
Lo que te diría yo es que una bofetada, incluidas las que recibí de tu padre, son amor, sólo que no son PARAÍSO.
Hay un paraíso primero y uno para después de haber experimentado la vida. Al que yo me refiero con «no son paraíso» es al segundo. En el primero todo convive en un caos deseoso de manifestarse, de hacerse visible, pero como una obra que aun no se ha hecho material. Allí hay amor, pero no hay con qué sentirlo. Entre el primer y segundo paraíso hay un mundo con capacidad de experimentar y discernir qué y qué no gusta. En el segundo paraíso, conocido todo ya, discernido lo que duele de lo que embriaga y hace feliz, el amor expresa lo sublime, lo bello, lo magnífico.
En ese sentido, la bofetada, estaría entre los dos paraísos, y aun siendo amor, los hombres lo llaman por ejemplo odio.
Y ya acabo, cariño, ya sabes que no se contar en breve, que me extiendo y extiendo…Sólo quería decirte por qué hablo en el blog de Dios y que seguiré en la misma línea.
TE QUIERE.