¿¿Pensamos o sentimos alguna vez en nuestra afortunada existencia??

No puedo decir que mi vida haya sido un paseo por las nubes…Y sin embargo, a menudo siento que soy una privilegiada, porque todos aquellos barros no me han traído lodo, sino gozo.

Estos días oí que era la primera vez de que se tiene registro  en que un ciclón caribeño tocase la península ibérica. Me pre¡ocupó saber cuánta gente estaba celebrando un puente vacacional y podrían volver para morir arrastrados quizá por unos vientos desacostumbrados de más de 100 km/hora. Me apresuré a recoger los tiestos de mi terraza por si tal ventolera los elevaba y caían sobre un transeúnte incauto que pudiera caminar por la calle… Pero llegó y al menos en mi pueblo sólo era belleza contemplar una nubes extraordinariamente bellas, de tonos varios, circulando sólo algo más deprisa que otras veces…Y me pareció maravilloso pensar que algo de tan lejos era ahora también nuestro.

Vivimos sin percatarnos de hasta que punto la Tierra es un hogar que compartimos, que no hay más soledad que el egoísta impulso de desperdiciar la dicha de ser un equipo, o poderlo ser.

¿Amenazas? Decenas de situaciones caóticas y destructivas son una amenaza para cualquier mente sensata. Y sin embargo somos algunos los sortudos que no han vivido una guerra en toda una generación. Sí las hubo lejos…Y como no nos tocaban como el huracán, creímos estar exentos de sus efectos.

No es así, aunque no cabe duda que desde la barrera se ven los toros de otra forma.

Lo triste es que no acabamos de entender que no hay que luchar, que no hace falta rasgarse las vestiduras por los desmanes de los que tenemos noticia.

SOMOS UN EQUIPO. Solidarizarse está bien, pero se «sueldan dos cosas», no se hace la luz en nuestros corazones y comprendemos que no va de eso sino de sentir que lo del otro es mi cuita, tanto como si a mi me ocurriese.  Me gusta más la fraternidad del himno francés, de aquella revolución que terminó en odio puro y duro hace unos trescientos años. Expresa más cercanía… Aun es mejor entender que somos una especie, UNO y que hay un inconsciente colectivo al que no sólo todos tenemos acceso, sino que lo que en él está dirige nuestras vidas inconscientemente.

Ahí, en esa bolsa de datos, hay mucha mugre, dolor y lágrimas. No obstante hay mucha mas luz, paz y amor por hacer nuestro, como los peques han hecho suyos los procesos informáticos sin lección alguna, gracias a los logros que pasaron a ese saco…

Hoy las noticias me han sorprendido, porque el número de agravios era inferior al de cosas interesantes, sanas, bonitas… Por ejemplo:

Una española doctora de cabecera declarada mejor médico mundial o un recordatorio de unos juegos olímpicos, donde el mundo negro puso una pica en Flandes levantando un puño enguantado en negro para delatar, que ese color de piel no ha superado aun la discriminación y ahora, ante el himno de su patria se arrodillan nuevos seguidores de aquel impulso. No quieren levantarse para escuchar mentiras con la mano en el corazón oyendo una música que habla de fraternidad precisamente… Unos comentarios sobre el feminismo, que si bien equivoca a mi entender su objetivo, está abriendo camino a una era en que la igualdad laboral económicamente, por lo menos en España para ambos sexos va a ser ley…¡No está mal para un país que ha hecho del machismo su bandera!

Y si salgo del marco nacional o internacional y desciendo a mis lares, entonces mi corazón se siente bendecido por la Vida. Lo escribo así en mayúsculas, porque vivir es un don.

Perdí este verano a dos seres muy queridos. Una muy mayor y otra muy joven. Esto debía ser razón para hundirme. Muy al contrario, su marcha a tocado mi fibra íntima y las siento muy presentes, y su despedida me ha abierto el alma para sentir más y más profundo las cosas chiquitas de mi vida.

Me sorprendo emocionándome por muchas cosas. Me siento feliz por la felicidad ajena. Y mis experiencias me permiten contar a quienes sufren, de primera mano qué salidas posibles hay a muchos problemas que fueron míos y ahora considero victorias que me enseñaron ese DON que es estar vivita y coleando.

No es que ya no tenga facturas y gordas que pagar, ni que no tenga que madrugar más, o soportar problemas y gente que no me comprenda… Es decir: Estoy viva en todos los sentidos y me como «marrones» como todo hijo de vecino. Sólo que los marrones se difuminan. El marrón no huele a caca, ni me daña como solía. Ahora el mayor problema desaparece en horas… Es más. Abundan los momentos de dicha, las cosas gratas, la sensación de que la Vida es buena conmigo y que me llevó a donde tenía que ir con cuidado.

¿Será que he decidido ver «bien» por todos lados?

En todo caso, el otoño es benigno y mi corazón siente el bienestar de la paz.

Sé que cada día llegan pateras a nuestras costas. Y que sus vidas serán crueles probablemente, como lo fue una vez en mi visión la mía. Y creo que si ellos han puesto su sueño en nuestra forma de vivir, al menos disfrutando yo del privilegio del que hablo, hago valer su sueño. No más coscorrones contra la pared. Eso, no sirve a nada, ni a nadie y produce chichones.

Sacudiendose el coco