Diosa, Dios, ELLO.

 

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En el mundo actual es problemático hablar de Dios.

Dos siglos de ciencia no han podido sin embargo demostrar su inexistencia.En cambio la Física Cuántica parece que juega a eludir nombrar a Dios, pero cuanto halla se parece demasiado a lo que filósofos y pensadores con vocación espiritual han definido como atributos o cualidades de Dios.

A mi, francamente no me importa como lo llamen. Parece que es como cuando Colón descubrió América, que se denominó «las indias» muchos años, porque la India era lo que creyó que encontraría.Ellos, los científicos  actuales buscan «el origen de la materia» y lo que encuentran lo definen con palabras casi calcadas de las que los sabios han usado tradicionalmente para «describir» a Dios y no lo llaman Dios, sino Vacío Cuántico.

No es cuestión de nombres, pero lo espiritual en el ser humano es innegable. Otra cosa es la adscripción a una u otra confesión religiosa, que todas tienen mi respeto, pero desfiguran a menudo, en función de sus intereses, al Dios del que hablan.

Yo me refiero a una realidad que vive en nosotros, a una búsqueda interior de muchos, a algo que no tiene sexo, pero se manifiesta un día de la evolución de lo material como sexuado. Y sé que muchos lo niegan, pero lo inexistente no necesita ser negado. Negarlo, es casi afirmar que ese algo negado existe. Pero sin templos, sin ceremonias, que son bonitas, pero son más simbólicas que reales y si uno no entiende los símbolos, se convierten en mecánicas.

Es verdad que hay un camino directo a esa «realidad espiritual». Pasa por hacerse preguntas y estar abierto a oí respuestas hasta en el viento. Y quien busca…HALLA. Sin embargo otros entre los que me encuentro, buscan a veces dentro, pero más a menudo en tanta información como poseemos. Esa realidad que yo llamo Dios porque no encuentro palabra más apropósito, está escrita en la naturaleza, en la historia del ser humano, en las leyendas…Y a veces uno se siente tocado como por un rayo, cuando se le revela qué es la vida, para qué vivo aquí, por qué existe eso que llamamos mal y un sin fin de cuestiones de cuya respuesta depende la comprensión del pequeño papel que juego en el teatro de la vida.

Dicen que cuando el discípulo está preparado , el maestro aparece. Y puede ser alguien, pero suelen ser muchos. Son tus seres queridos, puede ser tu vecino…Puede ser un niño al que oyes una frase que te cambia la comprensión de las cosas, o te confirma tus sospechas.

Pasa que hay un aluvión de certezas que se instalan en ti. Ojo, no es que te vuelvas cabezón. Muy al contrario. Tu mente se abre y tu corazón se expande y el juez sin piedad que habita en cada ser humano, de pronto se va volviendo blandito y comprensivo.

Y poco a poco eso que unos llaman Paraíso, otros Valhala, otros felicidad…se vuelve una realidad en tu vida y sabes que esa «realidad» que yo llamo Dios y la Ciencia identifica como Vacío Cuántico, de donde todo surge, que es autónomo, sin tiempo e incombustible, aun si nunca dicen que han encontrado a Dios, poquito a poco, te va nutriendo de información. ¿Es eso lo que Dios da? Digamos que si no comprendes, difícilmente puedes ser compasivo.

Así pues, sí. Yo soy hija del tiempo del poderío de los hombres frente a las mujeres. Mi madre no podía tener nada suyo, porque todo era de mi señor padre. Luego la ley cambió y las cosas podían ser suyas a todos los efectos, no sólo para limpiarlas y conservarlas. Pude haberme hecho feminista, pero ellas, lo descubrí más tarde, eran la sirena de alarma. Conmigo no iba su visión de la existencia.No obstante agradezco que se expusieran, que hicieran sonar la campana. Y como nacida de ese tiempo, siempre sentí a Dios masculino. Padre. También había una diosa en mi panteón: María, pero siempre fue secundona…

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Hace años, fruto de esa información que buscaba, descubrí que Dios no tiene sexo, que el Vacío Cuántico es potencialmente todo, pero, Él mismo es neutro.

Más recientemente he descubierto que las leyendas y la mitología esconden en forma simbólica verdades que sin una mente lúcida e inquisitiva, no se descubren sin más generalmente. Y cuando tienes noticia de que la biología, otra ciencia, habla y cuenta de cómo el principio de la vida orgánica es asexuado y que la evolución prefiere los dos sexos, porque así la continuidad de las especies se asegura, vas ahondando más. Poco a poco las informaciones se dan la mano y ahí es donde empiezas a creer que son muchas casualidades, que no puede ser producto de la suerte lo que ocurre.

Podría llamar a Dios «Suerte» entonces… Pero uno vive y tiene sus experiencias y coincides con otros que te cuentan las suyas y al final dices…¿CASUALIDAD? No es posible.

Nunca he sido partidaria de lo que yo llamo cosas raras. Los mediums eran raros para mi, así que jamás fui a consultar a ninguno. Cuando murió mi hijo, todo apuntaba a que me odiaba. Sus escritos, que leí tras su fallecimiento hablaban de las madres pestes. ¿De qué madres hablaba? Yo era la suya, era casi seguro que apuntaba a mí. Aquello me causaba una pena tan honda, que a pesar de mi habitual costumbre de contarlo todo, eso no se lo había dicho a nadie. ¡¡¡Que se te muera y encima te odie!!! ¡Como para expresarlo! Pero es que me resultaba tan increíble, que la cuestión estaba formulándose en mi corazón. No en mi cabeza. Era como un negro nubarrón. Nuestra relación era bastante armoniosa…Pero ahí estaban sus textos. Casi mes y medio después de morir recibí una llamada. Era una amiga, la cual desconocía mi proceso interno totalmente. Sólo sabía que él había muerto. Me llamaba para decirme que había consultado una medium por otras razones y de paso pensó en nosotros y se atrevió a preguntar. Gravó lo que ella dijo en trance y me lo estaba comunicando. Era no muy largo. Pero decía en tres ocasiones que su amor por mí era mayor de lo que creía en la tierra.

Describo esto a modo de ejemplo. NADIE SABÍA QUE YO QUERÍA SABER SI MI HIJO ME AMABA O NO. Por supuesto tampoco la medium.¿Cómo se explica esto? Para mí nunca ha habido duda de que ese era un mensaje de mi hijo fallecido. Pero que yo lo recibiera, es una muestra de que Dios quería mi consuelo. La forma en que llegó a mi y el hecho de que fuera una excepción en mi conducta el no revelar la pregunta, son pruebas que mi corazón guarda. Sé que por si sólo esto no prueba nada. Pero hay otras pruebas que demuestran que la conciencia está más allá del cuerpo, que hay un Dios. No se pueden llamar científicas, porque la ciencia exige poder repetir las situaciones y sin embargo hay algún caso documentado de que existe y muchos corazones que lo sienten.

Y esa conciencia sin cuerpo, es lo que siempre llamamos alma. El tema se halla en que del Ello neutro, del Vacío Cuántico, surge la vida material visible y que cuando aparece lo orgánico es femenino. Las primeras células eran asexuadas. Luego, de ellas surgen seres más evolucionados y un día aparecen los sexos. Los individuos, los animales, no saben que son sexuados. Pero aun si los primeros homínidos tampoco lo sabían, solo lo practicaban, lo primero que llamó la atención de un proto hombre es que la vida la porta ella. Así, a Dios le sienten fémina esos primeros humanos. Mucho más tarde, milenios después, se comprende la participación masculina. Ese fue el momento en que nació Dios varón. En la historia de la evolución, son 1000 años, casi antes de ayer…

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Ella dulce siempre, crea el nido para acoger el sueño, para que se haga realidad…

Hoy la ciencia desvela a través de la biología, la transcendental importancia de lo femenino en la vida. Pero sin un hombre al lado todo peligra. De modo que debe ser que en la Diosa Madre ya vive el deseo de crear un protector, para que la vida se perpetúe hasta lograr su objetivo.

Pero de eso, ya hablaremos otro día…

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