Madre…

Cuando preparaba mi oposición, sin la cual no podía asegurar el sustento de mis hijos, ni el reposo de mi padre (no dejaría de trabajar , más allá de su jubilación, si sus nietos y yo corríamos el riesgo de no tener dónde caernos muertos) tuve que estudiar mucho. ¡Normal! Todo el que en España quiera ser funcionario, aun sin conseguirlo, ha de estudiar mucho y muchas veces, que las plazas del estado no te las regalan…

Estudié muchas paparruchas, aunque ya no tantas como cuando me obligaban a ir al colegio, o cuando estudiaba la carrera. Al tiempo estudié algunas cosas que luego he puesto en práctica y que eran vitales. Generalmente para mí…, de rechazo para cuantos entraban en contacto conmigo. No obstante de allá para cuando, NO ERA DE RECHAZO, verdaderamente me alegro de haberlo aprendido y de que la Ley de Educación lo mencionase.¡¡Todo no va a ser absurdo…!!

Decía lo que aprendí, que el papel de un educador no se dirigía al niño sólo, que se dirigía también a los padres. Yo me lo tomé en serio. Tal vez por eso mis reuniones son «rollo», un rollo de más de una hora a veces. No cuento a dónde iremos de excursión. Se me olvida. Pero les digo cosas como que sus hijitos amados son pura emoción, que viven en la primera adolescencia y que si la segunda es grave, esta lo es tanto o más. Un infante de entre 3 y 6 años no sabe lo que le pasa. Peor aun, no sabría explicarlo aun si lo supiera, porque le falta vocabulario y vida. Acaban de aterrizar y confunden un justo enfado con ser malos…

Tuve pésimas experiencias con padres-madres desaprensivos a los que mi «encanto natural» les sonó a prepotencia y que me odiaron desde el minuto dos. Eso podría, debiera según mi padre, haberme hecho más «lista». Yo sin embargo sigo en mi tontuna, porque no me protejo de los padres de mis alumnos. «Lo que ves es lo que hay…», les digo en la primera reunión. «Te gustaré o no» y cuento que hay quien no me habla en el cole…Pero no juego a lo mío a escondidas. A lo que juego se ve y no lo niego si me lo señalan.

De modo que sigo creyendo que me toca educar, también a mis padres. Pues…NO VENIMOS EDUCADOS DE CASA. Ni mucho menos.

Educar tiene al menos dos significados:

– Te convenzo de que esto es lo que debes ser o hacer…Te cuento de un mundo atroz, que si no haces lo que te digo, TE COMERÁ.

Me convenzo de que no hay nada que hacer…, que tu has de salir de ti y tienes lo mismo que yo para afrontar un mundo que no es ni maravilloso, ni atroz, pero que puede ser ambas cosas y te preparo para que confíes en ti. Si confías, aun siendo atroz, no te comerá.

Ni que decir tiene que aun sabiendo esta segunda forma de educar, uno tiende a imponer la propia manera de «deber» y que con suerte, guardas al menos la amenaza, por no ser como tus mayores que te contaban lo mal que te iría si no les hacías caso…

Pero de algunas veces se impone lo que sabes que vale, y no lo que tiendes a imponer y …¡¡¡¡Y QUÉ MARAVILLA!!!!:

Una madre buena, una mujer de las que llamamos corrientes, te cuenta dudando lo que ha hecho para que lo bendigas, o sea para que le digas si lo ha hecho bien, porque te cree conocedora y duda a menudo del camino tomado en su maternidad. Te confiesa que sus hijos son su tesoro y que les adora. Te explica cómo lo hace y siente la incertidumbre de errar o no. Y te pide que reafirmes o destruyas su acción…¡Que en eso ella se confiesa experta, en lesionarse! Cada acto es un juicio y casi siempre se pone la nota de : ¡MAL HECHO, NENA!!

Entonces ese día algo te guía a ti, y en vez de enmendarle la plana, de ver dónde pudo hacerlo tal vez mejor, le dices:

ERES LA MEJOR MADRE para tus hijos. Nunca te equivocas. Es imposible.

Sabes que no te va a creer. Nadie cree que es lo mejor. NADIE. Algunos se pusieron la capa de «lo GENIAL que soy», no la cuelgan nunca y han olvidado mirarse un pelín sin capa. Y no es que no sean geniales, que sí lo son. Es que para ser genial siempre, has de cambiar al menos de capa, mejor vestirte para la ocasión.

Este día yo me hallo sensible a lo femenino. No a los lazos, ni al maquillaje que usamos las chicas…Sino a lo magníficas que son las señoras que organizan para su casa lo que toque. Ellas no se complican con la economía nacional. Hoy entra 10 y mañana menos 10. Y hay comida hoy con mucho y pasado sin nada. Ellas no están tituladas como arquitecto de interior oficialmente, pero si vas a su casa te sentirás en el hogar. Ellas no estudiaron medicina, pero si te sientes mal en su presencia, descuida, te sentirás bien al salir…,porque te han cubierto de la mejor medicina: TE HAN ATENDIDO CON EL CORAZÓN.

De esa clase de FEMENINO, estaba hoy yo llenita.

Así que no le dije si le veía fallos, porque…¡ Quien soy yo para decir a otro cómo estar cómodo! Lo que a mi me va, a otro puede repatearle las tripas. Mi intención era auparla, valorarla, no someterla a un escrutinio basado en una psicología determinada. ¡Y mira que las hay buenas! No. Yo quería que ella viese que mi alumno la necesitaba segura y firme. Quería que no siguiese dudando, porque mi niño duda acostumbrado a verla dudar. Quería que ella supiese que para dejar de dudar sus hijos son su campo de pruebas, porque amándolos, dejará de ponerse en entredicho ( que es en el fondo la causa de sus dudas: lo que de ella dirán…), si no por ella misma, si por sus dorados corazoncitos tiernos. Seguro que todos estos años su desestimación no le dolía tanto, pues ya se había acostumbrado. Ahora bien…Lo que un hijo/a duele, eso es insoportable y por ellos somos capaces de sacar a mamá leona a pasear. INCLUSO por encima de nuestras propias aparentes carencias…, esas, de las que hablamos como si no importasen y que nos llevan a autoinsultarnos: «¡¡QUE IDIOTA SOY!!

Hoy he sido madre y educadora a un tiempo.

Ser madre no es tapizar el mundo para que mi hijo no se dañe. Es darle un calzado y enseñarle a fijarlo bien al pie, para que no se pinche con el primer guijarro con que se tropiece, advirtiéndole, que la tierra no sólo es playa y que mire bien.

A ser madre se aprende. No hay reglas, ni mejor libro o cursillo que el corazón de uno.

Dice un refrán oriental: «EL CAMINO DEL CORAZÓN NUNCA SE EQUIVOCA».

Yo sé que es una verdad absoluta, pero me encuentro con quien me dice: » Ya…Yo me dejé llevar por el corazón y mira cómo me fue…Un horror. No, yo en adelante, con mi coco.»

A lo mejor, lo primero que habría que hacer es descubrir QUÉ ES el corazón.

A ver…Vamos a ver:

Cuando siento algo dentro y quiero seguir esa tendencia que no puedo acallar….¿Es eso mi corazón? Puede ser. Pero así, a bote pronto, tiene más el aspecto de una emoción.

Y…¿Cuando algo me dice que debo hacer eso o lo otro pero parece una cosa arriesgada, incluso peligrosa? Pues yo diría…, que ahí está funcionando la intuición y que para seguir las intuiciones, uno tiene que tener mucho coraje y no oír a nadie más, ni ser suceptible a las críticas. Si puedes llevar tu intuición hasta sus últimas consecuencias y responsabilizarte de los resultados…¡¡ADELANTE!! Podrás recoger algo inesperado. Pero…¡Que te quiten lo «bailao»! Eso sí, no vale quejarse luego… Sin embargo siento que eso tampoco es el corazón. Sirve, pero no es el corazón.

El corazón está minusvalorado. Es un desconocido.

Actualmente, buscad en la red, se sabe que es un sistema autónomo, que a través de la sangre llega hasta la última célula del cuerpo. Con autónomo me refiero a que no depende del cerebro y por tanto no se puede dejar seducir por la mente. Se sabe que él mismo tiene un «cerebro» independiente adosado al músculo y que va insertado en todo el sistema circulatorio, que transmite sus propios neurotransmisores, despierta las mismas hormonas que el cerebro y que esos neurotransmisores son los mismos que usa el «coco» para mandar dirigir a nuestros sistemas autónomos, esos que te mantienen vivo a pesar de ti mismo.

Más de un neurólogo y cardiólogo que siendo científicos han sufrido problemas de corazón, han descubierto que esas tonterías «imposibles» que le contaban sus pacientes no pueden sino ser ciertas. Otra cosa es que puedan elevarse a la categoría de ciencia.

El mundo se ha vuelto peculiar con la ciencia. Si algo lo es, todos boca a bajo: lo admitimos. Pero si aun no hay métodos de demostrar algo, entonces nunca será ciencia, pues no se puede medir. Eso no quita que todos lo sepan, pero como no es cuantificable ni hay medios para hacerlo aun, no será ciencia mientras no descubramos como medirlo y enseñarlo al mundo.

Pero hoy, ya, sí es demostrable que el corazón piensa. El camino del corazón no es una vía romántica tomada por un pollo descabezado, que va a la deriva de sus pasiones y emociones.

Casi todos definen el amor como un sentimiento. Pero un hombre al que amo me dijo un día que el amor no es un sentimiento, ni tener mariposas y gozo cuando amo a alguien, sino UNA ACTITUD CONSCIENTE Y MANTENIDA en mis relaciones. Amarte puede no hacerme sentir más que lo hace el aire que me roza la cara a cada momento. Amarte puede ponerme triste, sin que mi tristeza sea más larga que el rato que tardo en comprender por qué haces lo que haces. Amarte no es estar comunicada contigo cuanto más mejor. Puedo amarte y no conocerte.

Amar es comprender que todo es mío, que todo soy yo y todo me afecta y aun así, dejarte vivir lo tuyo y vivir yo lo mejor que sé lo mío, procurando estar consciente de que lo que hago es siempre perfecto. ¿¿QUÉ?? …¿Perfecto?

Sí. Lo perfecto es lo que sirve y lo que funciona. Es verdad que creemos que hay un universal de perfección.¡¡Cómo creemos que si no mides 90-60-90 no eres guapa!! ¡Cuánto menos perfecta!

Una mañana el mundo tal vez se baje del burro de lo que hay que imponer como adecuado e idóneo y descubrirá que hay tantas formas de vivir lo adecuado como momentos, como personas, como situaciones en general y que comparar es un error muy común. Despertaremos del «tiempo». Despertaremos del «se debe» y del «ahi que».

No. No hablo de ANARQUíA.-hablo de respirar-. Todos podemos ser madre de otro en según qué instante y dar alas al otro y vigilar, no para hacérselo, sino para que si al hacerlo se hace pupa, no se rompa su esperanza. Todos podemos dejar que el otro se queme, pero tener el equipo antiincendios y quemaduras preparado. Nos insultará, nos abandonará, pero aprenderá. NO SE EXPERIMENTA EN CABEZA AJENA. Un error natural de madre amante es predecir y contárselo a tu hijo/a. Y automáticamente serás «mami la rollo». Y ¡¡QUË PESADAS SON LAS MADRES ROLLO!! Luego encima te vienen con el :» Te lo dije»… A veces cuando el hijo yace muerto en una cuneta.

Hay algo que ninguna madre puede hacer: No podemos respirar por nuestros hijos. Su vida se inicia con una inhalación profunda y acaba con una exhalación igual de profunda. Y ni una vez chiquitita, respira una madre por su hijo, ni siquiera el mismo aire. Mejor dicho, la percepción del mismo aire.

Amar es dejarte respirar. Yo te amo si te dejo que adecúes tus pulmones a tu frecuencia cardíaca, si respeto tu rapidez o tu lentitud y si además te permito irte a respirar cómo y cuando quieras. Luego si se te quema el pulmón, si me pides que te acompañe mientras te repones del susto, me tendrás ahí. Cada instante. El mundo no existirá para mí. Tu serás mi mundo. Y si además logro que vuelvas a creer en ti, que desees con toda tu alma volver a la vida, habré sido buena madre. No excelente. Sólo, madre. También puedo no reinspirarte la confianza que un día como bebé pusiste en mi. Tal vez tenga que ver como eliges MORIR…

Si te dejé respirar y te salió bien, me rendiré ante ti llena de satisfacción y respeto por tus arrestos y tu fe ciega en ti. Además te confesaré lo dichosa que me hace ser tu madre.

Esto no se sabe. Esto se vive. Esto está al alcance de todos y es aplicable a todo. Sé que es verdad. Pero no es ciencia.Y sé que se aprende siendo buena madre contigo mismo.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s