¿Que sabemos? Me refiero a qué pensamos y sentimos cuando por fín una tarde…, o noche, paramos.
Sabemos que tenemos miedo.
Mucha gente suele decir valiente, que no le tiene miedo a nada…¡¡Ya les gustaría!!
Todos le tenemos miedo a algo. Y más. A varios, sino muchos «ALGOS».
Tememos para empezar a la muerte. Para seguir al sufrimiento, físico o mental-sentimental. Y a perder el trabajo o a continuar en el paro, a ver a mis semejantes ser derrotados por el poder, por la miseria, por la indignidad …O ser yo la víctima.
Tememos por nuestro futuro, el propio o el inmediato de nuestro futuro vivo: Los hijos. Tememos por nuestros padres, por su y mi vejez, tememos todo esto…¿O me equivoco?
Pero tal vez el último y más escondido miedo de un valiente sea a perderse a sí mismo, a llegar a tal grado de compromiso con una o varias causas que por ellas cierre sus puertas al qué dirán y un día ya no sepa si hay algo real, algo verdad, o si el mismo/a, puede aun dar crédito a algo más que el cuerpo que siente. Si encima la ciencia te dice que tu cuerpo no es materia, que tu crees que lo es y lo manifiestas, junto con cuanto ves…., la confusión puede llegar a necesitar de ti que pares, que frenes…Y creemos que eso se hace muriendo. Así, muchos más de los que conocemos se suicidan. Otros no se matan, pero siguen arrastrando sus cuerpos sin vida casi por la existencia, sin otra ilusión que ver llegar el día en que su cuerpo ya no esté más activo. Otros también deciden no pensar para no sentir. Se llenan de actividad y de ocio ocupado para jamás discernir qué ocurre….DUELE DEMASIADO. No podrán evitar sufrir. Algo o alguien no estará como esperaban, algo o alguien no hará algo que debían hacer, algo o alguien, tal vez ellos/as mismos, tendrán una inesperada reacción y esa actividad frenética, el ruido constante y la sopa mental en que viven, se derramará, dejándoles destrozados. NO PROBLEM. Sin o con duelo, meses después retomarán la misma o similar actividad.
Se trata de no pensar. Se trata de no sentir, al menos…, no mucho. ESO DUELE.
Creemos que decir que somos A-políticos nos libera de la responsabilidad del aparente desastre en que vivimos…Creemos que «vive y deja vivir» basta, si todos hicieran lo mismo…Pero nada de eso nos libra de la amargura de ver pasar el tiempo sin haber logrado entender la vida y haberla disfrutado instante a instante.
¿Entonces…QUÉ? ¿A morirse un día y aguantar entre tanto?
Hubo una vez que yo opté por esa vía. Tenía unos 30 y cuatro años, mes arriba, mes a bajo. Puesto que feliz no iba a ser, pues a tragar y ya. La gente me decía que cómo siendo tan joven pensaba y sentía así…:¡Vamos anímate!, me apoyaban y cuidaban…Sin embargo lo que nos hace verdaderamente felices no son las fiestas, ni salir con amigos, ni comprar cosas nuevas, ni tener un trabajo grato, ni tener pareja con o sin hijos.
Yo lo sabía y no encontraba nada que me sacase de la certeza de que no había posibilidades distintas de las que ya había probado sin otro fruto que el dolor. ¡A ver! ¡¡Que no dolía a cada instante!! No. Pero la pupa se abría con frecuencia…
Entonces fue el momento en que surgieron personas en mi vida que me insuflaron ilusión…Mi nueva ilusión no se basaba en ignorar el pescado que se muerde la cola que causa el malestar y el horror del mundo. Ese lo tengo presente siempre. Mi nueva ilusión estribaba en que mi fe original en la vida había encontrado esa otra posibilidad que yo creía inexistente. Y además se basaba en Dios y en mi.
Lo primero que ocurrió es que la biblia, que antes era un contenido religioso, de devoción y sagrado al que me acercaba con miedo, pues me decía lo mal que actuaba yo, empezó a ser un mapa.
Sí. UN MAPA. Un mapa que se completaba con otros libros y escritos escogidos, que ya no ponían el acento en mi moral, es decir en el juicio de bondad o maldad de mis acciones. Era un mapa con códigos que empecé a descubrir, a contrastar con mi experiencia vital, uno que me daba PAUTAS, al igual que hace un terapeuta.
De pronto no se trataba de ser BUENA, se trataba de comprender que no había lógica alguna en tachar los actos de buenos o malos según los modelos que yo había usado toda mi vida.Se trataba de que cuando yo leía:» No juzgues y no serás juzgado», no era sano temer, que yo que soy crítica y por tanto un juez implacable, ejerciera de juez.
¿Que es un juez?
Un juez es un ser necesario. Un juez en mí, es lo que impide que si un día me quemé por acercarme a una chimenea, juzgue un riesgo volver a acercarme igual a otra.Me permite discernir que el fuego es a un tiempo calor y dolor. Y yo sentencio: «NO METAS LA MANO EN EL FUEGO. Sólo caliéntate y disfruta de las vistas». Un juez no puede abolir el fuego, sólo conoce las leyes del fuego y los perjuicios posibles y no es justicia lo que imparte, sino congruencia a favor de la vida. Así, se ve muy claro lo que es juzgar.
Ocurre que nunca hemos podido vivir solos, pues sin la ayuda del grupo, un hombre es un muerto en vida. Basta cualquier tropezón, y solo, no podrá salir con el pie roto del problema creado.Ni el más fuerte de los seres humanos puede ser feliz siempre solo, ni subvenir todas sus necesidades. Las de afecto y comunicación, al menos, es difícil. Ocurre que se vive mejor cuando mis destrezas se unen a las tuyas y compartimos el resultado. Así se crearon las tribus, las aldeas, las poblaciones mayores y los imperios. Ocurre que en cuanto dos difieren en su apreciación de la realidad, hace falta un tercero, aparentemente neutral…Y ahí nace la judicatura.
Poco después surgen las «leyes». Ley es lo que inexorablemente se cumple. Las naturales lo son. No las inventamos. Sólo descubrimos que están por sus efectos. Las humanas son harina de otro costal. No son inexorables. Y sí las inventamos. Cuando una situación genera conflictos, se hacen necesarias. Se escriben y se cuentan. Unos las oyen y otros no. Da igual, pues la ley te ata. Lo crudo de las leyes es que se congelan…No se revisan y se hacen ellas mismas juez de los actos propios. Siempre habrá alguien cerca que te las recuerde…
¿Que es un juez? Un juez eres tu convencido de la eficacia de una ley antigua que ya no sirve y que si la contravienes, te dirá lo malo que eres.
Vuelvo al mapa.
Un día por primera vez no leí esa frase bíblica como posible reo que espera sentencia y sabe que va a ser : «MAL. Lo hiciste MAL».
No. Aquel día supe que ninguna ley lo volvería a ser, si yo no la daba por válida. Juzgar pasó de ser criticar según una ley inútil, a discernir qué me convenía hacer, ya que ninguna ley me ataba. De juez pasé a ser observador consciente de mis actos y los «títulos» : Soy mala, soy buena, perdieron sentido. Eso no resultó pernicioso…Pues ahora yo sigo cuidando de todo, yo incluida, ya que nadie me sentencia, ni su veredicto me hunde. A veces escucho opiniones y sentencias de otros. Las valoro, las analizo. Luego actúo de acuerdo con el momento. No soy de piedra y lloro, rabio, pero sé que ellos/as aun creen en la judicatura humana. Eso me pone de nuevo en pié y lista a aceptar, pero nunca más a tragar.
El miedo que hoy podría tener sería a la tortura, pero no a la muerte. Y si llegase, sabría que hay modos de anular las percepciones corporales y elevarse del cuerpo, para no sentirlo. Aun así, creo que lo mejor es no poner mi vida en riesgo. Valoro mucho mi vida. Por eso no temo a la muerte. La vida de mi persona puede dejar de existir en el mundo. Lo que la anima, lo que sé que soy, eso no es «matable». Por otro lado ya me han torturado. Y se sale.
Lo que describo es sólo un puntito de todo lo que desde entonces me dicen libros como el Baghavad Gita, la Biblia, o mi propio sentido común. Últimamente me sé lo que dicen, y ya leo poco…No es que ya no sea social…Lo soy. Es que…
Las sociedades generan mandatarios. Los mandatarios confunden su función y quieren ser poderosos vitalicios. Los ciudadanos se adormecen con su actividad frenética y todos olvidan que sólo cuenta ser feliz. Y tengo claro que nada cuenta si altera mi paz o me hace desgraciada. QUIERO SEGUIR SIENDO FELIZ.
Creo que serlo es dejar los miedos atrás. Valorar las opciones reales que se presentan. Observar, mucho y sentir si lo que hago me hace sentir bien o mal. No buena o mala.
Creo que nada de esta tierra tiene la vigencia que a mi me hace falta para desear seguir viva. Y al tiempo cada cosa puede emocionarme y hacerme sentir bien por poder contemplarla. Lo crucial es que no me ate a nada, ni a nadie, que no significa que no acepte compromisos, que sí los acepto. Crucial es también que cuando los vientos mediáticos amenazan con la destrucción, me mire y me sienta y me diga:
¡¡A lo mejor mañana no duermo en mi cama, pero dormir, dormiré. Porque eso sólo depende de mí. Y me gusta dormir sea cómo sea!
Yo no soy nada. Pero puedo sentir y pensar. El resto pueden quitármelo todo. Lo que jamás podrán es covencerme de que no existe la VIDA, ni de que Dios y yo no somos la misma cosa, con distintas funciones y aspectos. Con esa base todo me vale y nada me inquieta. Y también sé que hay mapas para saber quien es uno y que cuando uno de verdad está harto de vivir en la mugre, aprende que la mugre es….¡¡¡ SANÍSIMA!!!!
En el fondo sin mugre…¿Cómo apreciaríamos la belleza de lo auténtico? Mugre es lo que cubre todo. Puedes limpiar un trocito de mundo y ver lo fantástico que es que esté la mugre, sólo por la alegría, el gozo de conocer lo que vive bajo ella.