Tienes que crear HIJOS LIBRES, FELICES.

No me había casado, lo hice con 23 años, cuando compuse una canción, fuera de lugar. No sabía qué era amar. Más aun: le encarga de todo y me moría. Esa era la razón de mi grito final. Siendo soltera, sin conocer la maternidad, ni biológica, ni espiritual, ni emocionalmente, letra y melodía me libraban de crear yo misma, con o sin el concurso de un amado repito, ( aun no había aparecido ante mí) CREAR HIJOS LIBRES. Así resolvía yo una misión y lejos de iniciarla, la convertía en tarea de otro.

Nada en mi vida, salvo Dios, era para mí tan importante entonces, como amar y ser correspondida en mi amor, cosas que hoy se unen…

Casi enfermaba. Mi cuerpo y mi corazón sentían una expresiva angustia nacida de mi sed de amar. Escribía poesías, me enamoraba de veras cada año, a veces en varias ocasiones …Y cada vez mi amor se tornaba amistad. ¡Como mucho! En verdad se desvanecía.Veía mujeres por la calle. Más gordas, más feas objetivamente hablando, más marimandonas que yo. Veía y analizaba a otras mujeres que para mi mal, sí eran pareja de un hombre.

A veces las tenía cerca. Las oía hablar, las veía producirse ante los hombres a quien yo podía haber amado, sin entender qué hado me negaba el don de ser amada, de amar con el cuerpo, el alma y el corazón, que yo tanto anhelaba.

En una ocasión, un amigo de mi panda juvenil cuyo amor yo pretendía y que me volvía loca, llegó a escribir en un ticket de metro, que de forma simpática le regalé yo:

» De la pareja más bonita que puedo, he podido y podré encontrar».

Al mirar por su hombro qué escribía en aquel trocito de cartulina impresa, lo ví. Y mi corazón saltó feliz. Acababa de dejar a su novia. Con mis 18 años vi el Cielo responder a mi llamada…Pero el Cielo tenía otra novia para él. Hoy es su mujer. Después pude olvidarle, aunque su chica llevaba el mismo nombre que yo.

Este recuerdo me atormentaba. Pero siempre quise ser madre y uní en mi canción ambos deseos irrealizables para mí entonces.

Hay impulsos del alma que sólo cobran vida al materializarse. Antes son eso, impulsos, latidos del alma. Poco más. Mis amores, mis deseos de maternidad lo eran. Y osada yo, le pedía cantando a un hombre irreal, en una situación irreal (una muerte de quien es pura juventud lo es), que cuide de unos hijos tan irreales como todo lo demás. Eso sí. Tenía claro el objetivo: ESOS HIJOS serían LIBRES y FELICES. Por ese orden.

Años después, al despedirme de mis hijos siempre les decía: «Que seáis buenos y os lo paséis bien». Supe más tarde, que mi propuesta era una paradoja. No se pasa bien cuando eres niño y te portas bien.

Portarse bien es obedecer normas. Y las normas sirven para poner nuestra valentía a prueba, para caminar en el vacío, comprobando con qué cuentas si te las saltas. Eso es divertido, y si te atreves…, al menos al principio te lo pasas genial, de «puta madre».

(¡¡Curiosa expresión!!. ¿PUTA Y MADRE JUNTAS? Esas palabras me han llevado a comprender, que sólo sirven como prostitutas aquellas madres que han gozado el sexo con sus maridos. Lo han gozado, haciéndoles gozar como se supone que «las malas mujeres» lo hacen. ¿Malas?… ¿Por qué? ¿Por que ofrecen sus cuerpos y sus oídos a hombres que se ahogan y que de sus esposas sólo reciben peticiones razonables y «dolores de cabeza», hembras que se alejan de una cama que es más un aburrimiento o una guarrería y  no desean compartirla, porque nunca averiguaron cómo sentían y dónde tenían su clítoris, su vulva o su vagina, pues hacerlo era pecado? ¿ Eso hace malas a las otras?

Siento un profundo respeto por esa profesión…., «la más vieja del mundo» la llaman y muchas de entre ellas están pilladas como si fueran carne sin sentimientos, sin nervios, sin dolor…Muchas son esclavas) Era un lapsus…

Vuelta a la libertad. ¿¿QUÉ ES??

A menudo se dice que hacer lo que uno quiere es libertinaje, que no se puede pisar al otro y se entona ese dicho: VIVE Y DEJA VIVIR. En sí mismo el dicho es tan paradójico, como mi petición lo era para mis hijos.

No se puede dejar vivir…Y VIVIR. La especie humana es sociable o no pervive. Nos asociamos para sobrevivir. Sin supervivencia la vida es imposible. Y quien vive en compañía no puede vivir, ni le dejan vivir, pues su mano, pies, brazos y fuerza es precisa para el común de los mortales con quienes convive. Ya resuelta la supervivencia, sí hay una sociedad, grande o chica. Pero vivir o es egoísmo, o no permite lo de «dejar vivir».

La libertad individual pasa por que yo coopere y produzca algo para mis semejantes. De otro modo soy uno de tantos parásitos. Para mí, sólo es posible la libertad cuando aceptas que yendo a favor de la corriente de la vida, favoreciendo al grupo, se es un equipo y se construye vida para todos…, eso que denominan BIENESTAR, aunque mucho más profundo..

Cada ser humano es bueno es algo. Si el grupo es sano, habrá uno que pueda líderar, o varios y reconocidas sus capacidades de organizar, se les dejará planear, se obedecerán sus voces, pero sin sentirse empujados…, sólo por el placer de ser útil, en aquello que destacamos y sentir que se reconoce nuestro esfuerzo. Entonces eres libre. Te mueve tu interés sí y coincide con el de los que ya son tu gente, por una causa común, a la que aportas tu granito de arena colaborando como una sola fuerza con y para todos.

Así, sí puedes vivir. Y si no envidias o te celas por los puestos, por destacar más o menos, dejas vivir. Para que esto sea real, hace falta madurez. No es una cosa que vendan en ningún lado. Madurez no es vejez. Es conocimiento progresivo de uno mismo, y aceptación de aquello que o todavía no hacemos bien, o no nos es dado desarrollar porque ya somos grandes para funciones diversas, a veces de un aparente menor calado. Aunque… no hay tarea menor para una sociedad. TODOS SON IMPRESCINDIBLES.

Madurez es congruencia y coherencia, que tampoco venden los centros comerciales, ni los mercadillos. Es amor.

 

Está bien que sea así. Hay una fuerza que todo lo guía y sabe cómo y cuando le toca dar la nota a uno, donde y para quien va dirigido el impulso. Se ve en los vegetales, entre los animales, en la vida geológica de las rocas de nuestro planeta y …¡Cómo no! En nosotros! Incluso los seres menos humanos, obedecen ese fACTOR Q, que según la física cuántica es condición del vacío, de donde surgen partículas de ondas que se materializan con un propósito cuando hacen equipo, como en un cuerpo humano..

El factor Q indica diseño, un sistema de evolución concreto, con instrucciones y los medios necesarios para llevar a cabo la tarea. Está latente en una semilla de secuoya, que no será una lechuga, ni un cedro o unas judías. Está latente en un óvulo fecundado de primate, que será un papión y no un chimpancé, un tití o un gorila.

Llamamos instinto a lo que hace que un pez tiburón no se comporte como un pez sierra, por ejemplo. El factor Q es lo que desde el nivel microatómico dice qué será y qué hará un ser vivo, aun antes de que los gametos sexuados se encuentren y den luz verde a un nuevo organismo.

El destino no es fatal. Es decir, aunque tu especie tiene su factor Q, todos los posibles destinos están prescritos. Eres tu. Soy yo…, somos nosotros quien de todos los posibles, probablemente infinitos, haremos real uno. Los demás según la física cuántica siguen desarrollándose en otros mundos paralelos al nuestro. Siempre puedes elegir.

Elegir no te garantiza facilidad. Pero puedes ser como la hierba, flexible, sin perder de vista tu voluntad final, esperando, colaborando con los tuyos (de tu sangre o no), ya sea en tu trabajo o entre tus amigos, y ser valiente en pos de tu libertad.

Lo más curioso y grande es que si no desfallece tu fe en ti, en la vida, al final te sientes libre y se te regala por añadidura la felicidad. Superarás cuanto escollo se presente, incluida la muerte, porque la muerte no llega hasta que tu das de mano. Y es sólo un largo sueño del que despertamos.

ADEMAS… Podemos elegir de antemano que nos guste el futuro. No es de idiotas, sino de sabios. Desde luego de gente madura sin edad.

Cuentan de un viejito, que decidió ir a una residencia. Ya le iban a enseñar su habitación, y por el pasillo, le dice la cuidadora:

-Creo que le va a gustar su habitación. – A lo que él respondió:

– …Seguro.

-¿ Seguro? Pero si aun no la ha visto…

– No necesito ver. Sé que lo por venir me gustará, pues he decidido que me guste.

Ese viejito es un ser libre. Y como quiere ver bueno todo, lo hace bueno y por ello puede disfrutarlo y ser feliz.

 

Así que yo también decido que me va a gustar mi porvenir y disfrutaré. Ya no le endiño a nadie el mundo que deseo crear. Acepto el que hay y bendigo incluso las insensateces, pues…¿Quien sabe lo que el factor Q del mundo le tiene preparado a nuestro planeta?

Sea lo que sea, incluida una guerra, la muerte o la enfermedad es bienvenido. Bajo sus mantos se esconde vida y felicidad. SOLO DEPENDE DE CÓMO LO QUIERA YO VER. Pero entre tanto, siembro amabilidad y cortesía, por si cunde y mis escasos enemigos descubren que no voy en su contra. ¡¡¡SIEMPRE A FAVOR!!!

 

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