La cancha y el terreno de juego

Acabo de ver en película la biografía del Papa Francisco. Me importa moverme, aunque sea de lejos, por  la vida de mi mundo. Ayer el impacto venía de la BOMBA madre…, ¡¡que es la bomba!! Y reflexionando, creo que hemos equivocado la cancha donde se juega el partido. Es otro el terreno de juego.

Evidentemente la película está hecha a favor, destacando lo grande de quien hoy es la máxima autoridad en la Iglesia Católica, o eso creemos. Como también creemos que Trump es la máxima autoridad del país con mayor empuje actual.

Jorge…Se llamaba Jorge y el otro señor, como el famoso pato de Disney. Uno tira hacia un lado, mientras el otro tira hacia el opuesto. Y me pregunto quién/qué tira de ti y de mi. Y mientras, cientos de hombres y mujeres, laicos habitualmente en sus conductas, están rememorando la muerte de un hombre, de cuya existencia ya no puede dudarse. Está probada medios que la ciencia antropológica y la arqueología tienen. Me refiero, sí, a Jesús hijo de José descendiente de David, el rey de unas doce tribus de pastores de ganado, hace unos 3.000 años.

Guste o no, nuestra vida está marcada 2.000 años después por su influencia. Para empezar el conteo del tiempo. Los hechos significativos sucedieron antes de Cristo o después. El estilo de matrimonio occidental, el tipo de familia y el valor que a esta se da, la moral, las leyes básicas que nos rigen, proceden de su fama, de lo que dicen que dijo.

Quiero creer que su personalidad tuvo que ser muy singular e impactante, para que treinta siglos y pico después se recuerde. Es cierto que para negarla a menudo, pero ello indica la fuerza que pudo haber tenido, de modo que a pesar de que sus paisanos intentaron borrarle del mapa, aun ahora se habla de Él.

Y lo pongo en mayúscula, porque si bien se puede dudar de que lo que nos ha llegado sea cierto, con un poco de constancia si interesa, hay deducciones que apuntan a información coherente, una vez leído lo que se dice de su persona y lo que parece que dijo. Esa información es la esencia de una existencia plena.

OS RUEGO QUE OLVIDÉIS UN MOMENTO CUANTO DE ÉL SABEMOS… Sólo el esfuerzo personal , individual, indagar como si fuésemos detectives, permite descubrir que no hemos dado con el terreno de juego sobre el que hablaba.

Si Jesús querido un local, una fundación, una jerarquía, en 33 años que se le atribuyen, podía haber creado algo. Mahoma, hace 600 creo una congregación de fieles y una doctrina. Dentro de otros 600 años, sus enseñanzas pervivirán. Hay material y experiencia humana de sobra sobre ello.

Pero a Jesús se «pegó» gente del pueblo, que como imantados por su atractivo humano le seguían. No sólo ellos…Pues su fama congregaba cientos de seres humanos a su alrededor, cuando como peregrino se movía por un territorio diminuto. Israel lo es.

No escribió nada. No dictó normas. No luchó contra el poder establecido, ni contra sus injusticias. De lo que habla cuando se haya esa coherencia en todos los evangelios, también en los casi treinta que los católicos no reconocen, es de lo PEQUEÑO, de lo cotidiano, de lo interior, de lo entrañable y familiar, de lo común. No hacia arengas contra el opresor. Y mira que Roma oprimía a modo en la Galilea de su tiempo. No hacía manifestaciones políticas, ni luchaba para ejercer influencia sobre los poderosos para sacar presos de las cárceles, o editar un tomo con los derechos del hombre.

Su atmósfera de influencia se debía a lo que de su persona salía, no porque convocase a nadie con un propósito definido o mediante un vocero. Era un imán, pero no un hombre en busca de notoriedad o poder.

Jesús era hombre. Sin lugar a dudas cuanto como seres humanos sentimos hoy, lo sintió también. Tendría dudas, angustias, lloraría, se estresaría… Pero por encima de vivir como humano lo que tu y yo vivimos, respiraba gozo.

Utilizó su sensibilidad, su inteligencia, su trabajo y su experiencia para observar el mundo y comprenderlo, con un gesto continuo de simpatía. Debió estudiarse a sí mismo mucho, intentar conocer primero en sus carnes cómo se generaba el dolor, el mal, para poder verlo instintivamente en otros nada más mirarlos.

La forma judía de ver a su dios es especial. Mientras que las personas separan vida real de vida religiosa, el judío se empeña en conectar con lo divino todo lo ancho y largo de su día a día. Además es un dios sin imagen. Sólo su palabra se escribe y con tal devoción, que no la escribe cualquiera, ni con letras comunes. Tiene una fe inquebrantable, porque hace milenios hicieron con Él una alianza, que aun perdura.

Estuve hace dos años en Israel y me sorprendió hasta que punto, en todas sus conductas, hay un motivo religioso externo evidente y supongo que interno igualmente.

En esto el mundo de Jesús era idéntico. Y parece como si hubiera descubierto la piedra filosofal, o la llave de la vida, porque le invitaban a comer y a beber con ellos para que no se fuera en seguida y les hablara más.

Imaginad:

Un hombre que dice cosas que te intrigan, tanto que no puedes sin más irte. Le invitas a comer ( hoy sería a un bar a tomar algo) y la conversación no puede ser seria al amor de una copa. De hecho era poco judío comportarse así y le criticaban por ello. Les escandalizaba…

Tenía que tener un alto sentido del humor, hacer reír, no sólo sanar heridas del alma, cuando hablaba de lo que parecía un sueño. A una gente explotada por los romanos, sometida económicamente y vigilada por ser potenciales terroristas o custodios de terroristas para el orden romano, gente humilde, que trabajaba duro para llevar algo de pan a sus familias, les debía parecer un chiste que hubiera un mundo FELIZ, un reino, donde la vida era amorosa, como su Dios. Y a ese, a Jesús se lo presentaba como Padre.

Hoy, pensar en Dios como padre parece normal. Pero para el judío coetáneo de Jesús era una fuerza poderosa que protegía, pero no se le veía y podía mandar diluvios si se pasaban de la raya, o convertirte en sal. Sobre aquel dios terrible, pocos antes que Él se atrevieron a verle así: Padre y bueno.

Este detalle: «bueno», es crucial. Al hecho de convertirlo en alguien de familia, que se ocupa de tu bienestar, añadía bueno. Ya sabemos padre no es sinónimo de amable y cordial. En su intención de formarnos, los hay incluso crueles.

Y ese Padre, bueno, no pedía que fueras abogado para defender a tu pueblo, o arquitecto para construir edificios para tu gente, o que fueses ejecutivo y manejases los intereses de los tuyos.

No. ¡Ni pensarlo! Su discurso en general va mucho más cerca y mucho más dentro. Habla de lo que para ti buscas y del que está junto a ti. Habla de gestos invisibles para los demás, de charlar Papá en tu cuarto a solas, de cuidar a los pequeños, de estar dispuesto a dejarlo todo, es decir tus intereses personales, buscando el amor.

Hace un rato me enteré que Francisco fue un activista a favor de las familias que las Madres de Mayo y las gentes de los barrios míseros de Buenos Aires. Se movía entre los poderosos para intentar establecer una mayor igualdad entre sus paisanos. No era político, ni de derechas, ni de izquierdas. Sólo le interesaba la tremenda situación de injusticia que se vivía en 1970 en Argentina. Eso, no lo habría hecho Jesús.

Ignoro si  hoy van mejor. ¡Es igual! No se ha borrado de ninguna nación del mundo la pobreza. Unos más, otros menos, unos por la calle, otros en el alma. Nadie logrará por medios humanos erradicarla por mucho que se esfuercen.

Jesús aludía a tres cosas:

Voluntad firme para actuar a favor de mis cercanos.

Conocimiento, que había que buscar…

Pero sobre todo, FE. Y la fe no es imbecilidad. La fe es aceptación de lo que hay sin protestas. Es entender que si hay un Padre bueno, lo que ahora vivo, tal como es he de vivirlo con la entrega que pondría y la alegría que me produciría lo que más me gustase.

A eso le llamaba buscar el Reino de los Cielos, que no está en otra galaxia, ni en otra dimensión, hasta que no lo veas entre los fogones que te han tocado en suerte. Decía que a quien administra lo pequeño, se le puede dar algo mayor. Claro, que si crees que es cuestión de lugar, o de tiempo, lo llevas claro. Y decía que lo demás viene también. Sólo…

Trumpt tiene el puesto más codiciado y sin haberlo obtenido por la cara, no va a encontrar paz en su empleo.

Es cuestión de prioridades. La cancha donde vivir es felicidad y donde se encuentra el hombre feliz, no se haya lejos. Sino cerca, mucho, pues eres tu mismo. Tu eres el premio y el castigo. Tu la recompensa y el fracaso. Tu.

En ti ya está lo que necesitas para sentirte satisfecho con la vida. No es el mundo lo que pide cambio, sino nuestras mentes, nuestros prejuicios, nuestro interés…. En cuanto descubrimos dónde está la clave, todo es más simple. Y lo que aun no lo es cada día se torna más fácil. Y lo demás llega.

LA CANCHA; EL TERRENO DE JUEGO ESTÁ COMO DECÍA «E. T.» hay mismo, entre tus cejas… Y además un poco más abajo: EN TU CORAZÓN.

Et

 

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