Hoy he oído en las noticias, que a partir de las cuatro de la madrugada caen estrellas fugaces, trocitos de HALLEY…Parece inverosímil, un cometa que vi pasar hace ya años dejó una estela visible, precisamente esta noche. Diría que ya no saben qué inventar, que ya tenemos la noche de las Perseídas y otra más a principios de otoño…, que es como si ahora de golpe cada estación hubiera de tener su noche de estrellas fugaces…, si no fuese porque lo dicen en el telediario.
Y me quedaré seguramente a ver si esta vez no es como otras, en que ni de intento pude ver otras veces más que una fugaz aparición, nunca la lluvia de estrellas que anuncian.
Pero eso no es lo más notable que «hoy» me mueve a escribir.
Cuando en Septiembre de 2015…¡Caramba ya casi dos años hace!, cuando conseguí gracias a una amiga mía tener este cuaderno y comencé a usarlo, hube de ponerle un nombre. Y mi intención era incluir la palabra FELICIDAD. Pero ya estaba cogida tal denominación. Me inspiré y me atreví a ponerle este nombre bíblico: EN BUSCA del Reino de los Cielos.
Lo que para mi significa REINO DE LOS CIELOS llevo tratando de explicarlo desde entonces. También intento comunicar que no hay ni tope de ciudadanos para entrar, ni es cosa de dejar la entrada para el más allá, ni exige una raza, sexo, religión, o ideología concreta para gozar experimentándolo.
Cuando abrí este cuaderno virtual aun era una más de los que creían saber dónde estaba, cómo hallarlo y necesitaba contarlo. Sí, también por los demás…Sin embargo era yo quien quería con toda mi alma habitarlo.
Hay una máxima que dice: «Lo que a otros das lo recibes tu». Lo confirmo.
Ya vivo en el Reino de los Cielos.
Curiosamente es muy real, nada virtual o espiritual. Incluye sustos, sorpresas agradables y desagradables. Si alguien quisiera robármelo, siento que sólo accediendo a él podría intentarlo, pero no como ladrón. Podrían matarme y diseccionarme, buscar en el Adn huellas de lo que siento, quizás. Pero es imposible acceder a este Reino por la fuerza, por el coraje de un ser humano invencible incluso, si en el acceso no dejara atrás su visión corta de sí mismo, o lo que es igual: su personaje, la personalidad adherida a un complejo entramado de estructuras mentales heredadas, experimentadas y por ello intransferibles.
Hay una condición para vivir aquí: SER APTO.
Apto es un apelativo que se usa en los exámenes. La Vida parece un continuo cúmulo de pruebas, no impuestas desde la Vida misma, sino de quienes no se creen con derecho a disfrutarla.
Adquirir ese derecho, que nuestro es por nacimiento, no basta. O lo crees con toda tu alma, o será un utopía. En eso se mide la aptitud.
No eres apto por tus logros, ni por tu riqueza material, incluso por la espiritual. No te hace apto la bondad o inepto la maldad.
Te hace apto creer y crear por ello el sendero que indefectiblemente, sin prisa pero sin pausa te lleva allí.
Dicen que hay manera de caminar por el arcoiris si logras encontrar donde empieza, que en su final hay un tesoro esperándote… Es verdad, si ese arcoiris eres tu mismo y hallas el camino hacia lo que eres sin paliativos, sin excusas, sin más miedo que el de pisar por donde nadie sabe pisar, ni ve el sendero para dirigirte.
Estás solo. Es tu propio camino, tu vida misma, esa que sólo tú puedes vivir iniciándolo en lo que de ti sabes y aceptas, defectos imposibles incluidos. Nada nos sobra. Nada nos falta. Ya tengo lo que necesito.
Cada eslabón de la cadena de hechos de mi existencia ha sido una prueba mientras me sentía fuera del Reino. Ahora me parecen caricias de Dios, situándome ante la verdad una y otra vez. Y sólo hay una verdad que no tiene remedio: Soy lo que soy. No cuentan ni las alabanzas reales o amorosamente intencionadas, ni los insultos o mierda que intentan que lleves como si tuyos/a fuera, pues ambos son poco auténticos. Ni era verdad lo mala que creía ser o que dijeron que era, ni que fuese tan genial como alguno llegó a decir. Verdaderamente…¡¡QUÉ POCO CUENTA LA OPINIÓN AJENA en este sendero!!
El problema es la autenticidad. ¿Quién puede ser auténtico?
Sólo quien lo es puede ver lo real. Los demás están ciegos alternativamente y para según que cosas.
Solemos decir: Le conozco como si le hubiera parido. Mi experiencia es que ni mi bendita madre me conocía…¡Ni yo misma sé aun qué puedo llegar a ser y si es que alguna vez se llega a una conclusión final!
Me temo que no. De haber un final tampoco existiría la Vida Eterna…Y de eso sí estoy segura: LA VIDA ES ETERNA.
Hace una horas hablaba con amigos…El tema era el miedo a ser. ¿Qué? Ser lo que veo que vengo siendo, porque ya hace años que oigo que uno ha de cambiar. O sea …¿¿¿Que fui mal pergeñada, mal concebida, un error de la naturaleza que hay que mejorar???
MIEDO A SER. Eso es lo que busca el yo desesperadamente: SER. Atreverse a ser…, y su miedo es…, que acepta que no le permiten SER. Que puede seguir indefinidamente aceptándolo. ¿Quien? ¿ Quien no te lo permite?
Tal vez quieres «ser» astronauta…Pero «ser» no va de profesiones. Quizás quieres «ser» rico…Pero tampoco va de tener muchísimo o menos dinero.
¿¿¿QUIÉN TE IMPIDE SER???
Es fácil culpar, buscar responsables de algo que es sólo patrimonio tuyo.
Ser no exige una situación concreta a favor o en contra de tus gustos, de ti. Tampoco va de esto.
Vale todo.
Vale nacer pobre o rico. Vale tener o no tener cultura. Vale ejercer de cualquier profesión, desde limpia alcantarillas a jefe del estado. Hay cosas que dificultan menos SER…Pero nadie está a priori marcado en contra, ni sus batallas son más negras.
Es cuestión de querer SER y no consentir menos que SER como crees ser. ¿Y lo que digan los demás….Y si te dejan sólo?
¡Hay que arriesgarlo todo! Es una postura más mental que real, pero la apuesta ha de ser sincera y el riesgo real, como Indiana Jones cuando pisa en el vacío y cree que puede caer al abismo, pero se fía de su padre y pone el pie. Entonces inexplicablemente el peligro se esfuma. Es cuestión de voluntad, fe y superación del miedo a quedarte desamparado, sin apoyos.
Nunca estás sólo. Fluye la Vida que te empuja te guste o no…Pero si prefieres ser empujado no serás APTO para sentir el Reino de los Cielos. Has de actuar tu. Mal. Bien. Eso da igual…, porque «YO OS VOMITO TIBIOS, que no sois ni fríos ni calientes» dice el libro de las Revelaciones. En otras palabras: MÓJATE. Si la vida es un río, si por miedo a ahogarte no te metes… Mejor es meterte, incluso agarrarte a otro y ahogarle, que quedarte fuera llorando por ese «valle de lágrimas» que crees vivir.
Días atrás hablaba aquí de la violencia.
¿TODOS CONTRA LA VIOLENCIA?
No es buena cosa ir CONTRA. Da lo mismo si es en contra del hambre, la guerra, el maltrato, la pobreza, la fe de otros que te invaden o tu misma pareja que te coarta.
Sólo CON, sumando, nunca restando o dividiendo, te sentirás a gusto. Ir «contra» dañará a alguien. Y sembrar daño, pide venganza. Así somos. Es lo que hay. Frenar la venganza una vez que hay víctimas no tiene fin, no es viable. Alguien sentirá que se ha quedado corto. Se vengará y el dolor no parará.
La violencia es parte vivir. Sólo cabe dejarla salir en la dirección adecuada. Evitarla, paliarla o reprimirla falla. Tarde o temprano reaparece. Unas veces en forma de dolor infringido a otro, por ti, por los que te defienden, por alguien…¡¡Qué más da!! NO SIRVE.
Dejarla salir es reconocer que la paz es real cuando la violencia se lo permite, cuando yo que llevo en mi la violencia porque lo llevo todo, también lo peor, bendigo su silencio que me permite vivir la alegría y el gozo de sentirme en paz. Dejarla salir es no dejar que te remuerda la conciencia si hiciste daño: casual, a propósito, por accidente o durante mucho tiempo, con o sin saberlo. VIVIR ES ROCE y rozarse a unos les gusta, a otros les pone histéricos. Pero…¡Ay amigo! Si te pone histérico, muérete mejor…Porque la vida roza.
No hago apología, defensa de la violencia. Sólo reconozco que existe y no es posible negarla o ir en contra para que no te alcance, o a los que amas, incluso a quienes te importan poco. Al final todos cuentan. Y nadie sobra en la vida. ¡Ni el parásito!
Estoy cansada de ver «a los buenos luchar»:
«LUCHA por lo que quieres…Lucha por tí o nadie lo hará…Si no luchas no lograrás lo que pretendes…La suerte es de los fuertes, los que no se arredran ante la lucha….»
Tales frases las decimos a los que empiezan, a los niños, a los jóvenes…Y desde que el mundo es mundo, luchar sólo mata. Mata la esperanza, la fe, la ilusión, el entusiasmo. Por no hablar de otras luchas fratricidas y cualquier guerra lo es.
Yo no he luchado. Me he resistido a dejar de ser yo por muchas críticas amorosas o desgastantes que haya afrontado. He bajado mi cerviz cuando no he podido dejar de vivir lo que tocaba, sin que me gustara. Pero no abandoné. Lo hice una vez con todas las consecuencias y tras catorce años retomé aquello que no había concluido, sobre todo porque no había ejercido mi derecho a decir NO.
«Los buenos no dicen no»….No sé si alguien me sopló eso a la oreja, pero yo lo creí. Sólo al comprender que mi dignidad humana me otorga el derecho y el deber de saber decir NO, mi realidad se ha modificado, que yo sigo siendo igualita que con once años.
Se más. Tengo más experiencia. Mi cuerpo es más viejo…¡Qué duda cabe! Pero siendo sincera, la niña que con tanta fuerza de once años que en recuerdo, pues fue un tiempo muy intenso, como para no olvidarlo, puede salir de mi si me hallo en confianza. Eso sí. Me aseguro de sentirme confiada siempre. Corro muchos riesgos. El mayor: EXPONERME DESNUDA y que me crean un ogro. Produzco esa sensación. Me lo dicen.
Creo que el ogro que ven en mí es su propio temor a SER. Alcanzar el Reino de los Cielos no me exime de vivir los mismos peligros que el resto. Sólo me libera del dolor y el miedo.
Y si yo que soy normalita me he atrevido a hacer normal ser yo siempre y es por eso que vivo feliz, que lo soy, sólo puedo recomendar «ser como eres». ¡Fácil! Tan fácil que tal vez te asuste.