No es navidad, ni siquiera es la madrugada del 25 al 26.
( Aviso la foto final es de otro blog amigo)
Hoy, ahora mismo es día 27/XII/2017. Faltan tres días para que un capricho del señor del tiempo y del espacio, nos haga llegar un regalito:
TRESCIENTOS SESENTA Y CINCO PERIODOS DE TIEMPO DIVIDIDOS en cajones de 24 horas, como 12 soles y 12 oscuras noches…
Mañana matarán a inocentes…Ocurre cada día y no es aceptable ya. ¿Pero te importa?
No mucho, porque tu serás uno de los miles de millones de humanos sobrevivientes, por muerto que estás.
«Era de noche…
Y sin embargo…LLOVÍA.
¿Que era de noche y llovía? SI.
De un lado de la vida hay color…equivalente de lo oscuro…DEL LADO DURO DE LA «EXISTYENCIA». Hablemos claro… Mira esa pirámide de cristal traslúcido…¿La ves?
Muy poco claro, níveo, albo, o sea blanco, hay del lado derecho de la imagen (según la ves) encontrarás. Por eso digo que equivale a lo oscuro, que traducido en emociones, lo oscuro se siente duro, difícil y cruel.
Existiencia es un palabro que quiero que signifique RESILIENCIA. Y ya se que no es fácil, así que busca «resiliencia» en un diccionario…, esto es mi cuento de navidad y no explico nada hoy.
Del otro…HAY LUZ. Blanca, clara, transparente como el aire que respiras, que aun si lo ignoras, SIEMPRE RESPIRAS LUZ- Al menos eso dice la ciencia cuántica…-
Mi cuento tiene por protagonista a una pareja de peques, niño y niña, hermanitos, como Hansel y Gretel. Creo, sólo lo creo que HANS signid¡fica JUAN. Y Gretel viene de Margarita, creo, lo que te dice los nombres de mis niños:
Juan y Margarita.
Mis peques fueron a bañarse a un océano. Ellos creyeron que era solo una bahía, una playa de tantas que conocieron con sus papis…, en su país…y de su tierra conocieron varias playas acogedoras, lindas, limpias…
Pero esta vez estaban huerfanitos. De hecho, una foto de cada uno quedó en la casa paterna de ellos, donde aun viven esos pais, que ellos ya no ven haceeeee….Pues hace justo diez años.
Bien, bien, como esto es literatura y no información, escribiré como se hace en los cuentos para niños adultos.
EMPIEZA LA NARRACIÓN:
Érase que se era un par de huerfanos, dos pequeños que fueron a bañarse al océano, océano que rodeaba una isla tacaña del hemisferio norte del planeta Tierra.
Era una isla maravillosa, por más que sus escasos habitantes fuesen mezquinos y poco dados a valorar el ingenio de unos niños que solo eran artesanos por entonces, sólo versados en ejercer su hermandad. Eso, como todo el mundo adivinará, suponía pelearse.
¡¡Pero no!! ¡HOMBRE NO!
Estos, los de este cuento de hace tanto, tanto tiempo que mi memoria no puede situarlo en la historia de los cuentos, se llevaban fatalmente bien.
Además aislados como estaban de su casa paterna, sólo sentían el gozo de volar libres por vez primera en un hogar extraño, en un continente extraño, y con gente, que si bien les dió un hogar.
A él le adoraban, pero a ella le exigían ser femenina, valiente y atrevida. El era como un musulmán cristiano en casa de protestantes exigentes con la puritana forma de concebir la vida de algún cristiano protestante del continente Nuevo. Y como vivían en una isla, peligros no había muchos.
Los dueños de su pasajero hogar, eran muy, muy ricos.
Iban pues a bañarse en la playa, cuando ella vió que sus pies se los comía el agua. Pero él, varón entre las hijas del señor del hogar, se pudo beneficiar de un trato preferente, mientras su hermanita, a penas algo mayor que él, no recibía similares dones.
Pero ella no envidiaba a Juan. No. Margarita estaba sorprendida de que sus fatales peleas se hubiesen evaporado al aterrizar en la isla.
De hecho él, que aprendió de su padre parte de su varonía y masculinidad, ejercía de machito generoso y la trataba como jamás hermano alguno supo tratar a su hermana mayor.
En la playa él era Poseidón, un neptuno viril y bello, joven y niño a un tiempo.
Ella era un poco obesa…Lo justo. Realmente les daban tanto de comer a los dos, que él en los ejercicios acuáticos brillaba y perdía el peso que ella que no le gustó perder, a partir del momento en que sus pies desaparecieron de su vista. Por eso no volvió ni a intentar si quiera bañarse.
Acostumbrada a aguas de otras islas más mediterráneas del continente Viejo, pensó que algún día volverían a su casa paterna y su mami les llevaría a aquellas playas envidiables de la piel de toro, donde vivían siempre sus papás.
-¿Cómo se llaman tus padres?, le preguntaron a Juan. A lo que él respondió muy lógico:
-Yo no tengo padres. Tengo una mamá que se llama Shamparo y un Papá que se llama Cuervo.
¡¡Qué dulce inocencia la de Juanito…, reían con amparo del chiquillo, cobijando sus deseos y virtudes hasta cuando él parecía tonto!
Pero Margarita, viendo que se ¡hacía trasparente a ojos de sus padres, llamémosles adoptivos, quería saber como convertirse en una hija. Sin embargo ya dije que llovía…Sí. con cántaros se regaba desde el cielo virtud para él, toda la que ella no podía hacer brillar ante sus nuevos padres:
El señor y la Sra. de la casa.
Pero ella sólo quería disfrutar de su hermano metido a «pa» entre ellos.
-Oye, dijo él un día….¿Querrías un préstamo?
Antes de su horfandad, antes incluso de aterrizar su avión, ambos llevaban fondos idénticos.
Eran 880 piedrólares. Eso era mucho, mucho más dinero del que jamás había usado ella junto, o visto en sus manos. Y llegados ya a aquella isla rácana y puritana, se puso a gastar como si sus piedrólares fuesen infinitos.
-Dime…¿Quieres?.- Insistía él…
-¡Vale! Te lo devolveré cuando volvamos con los padres…
Ella, como él, creían aun que volver a la casa paterna sería posible. Sus familiares les habían convencido amorosamente de que un viaje era idóneo. De este modo ocultaban la muerte de los papás.
Pero Cuervo y Shamparo no estaban verdaderamente fallecidos, ni siquiera moribundos. Sufrieron un largo ataque cataléptico, y los enterraron vivos…
Volvamos al momento de su salida del hogar:
-Hijos dijo el Sr. Padre, vais con mi permiso a vivir una vida de ensueño. Aquel no será vuestro hogar, pero vosotros sí creeréis que lo es. ¡Ojo…Mucho juicio. Sed mansos como ovejas, astutos como serpientes primas de un zorro.
Su mami tenía pánico. ¿Y si en aquel hogar de oro…, al que les enviaban, se olvidaban de su amor????
Y las cartas de Margarita, que ella metía en casi secreto absoluto en botellas, nunca llegaban a sus padres, pues yacían fríos en sendos cofres de madera de pino, mientras surcaban océanos de amor que separaban el continente viejo, allá donde estaba asentada su piel de toro, del nuevo continente, en el cual ahora su isla nueva se encontraba.. Nunca supieron cuánto les amaban mientras vivieron…Ni por supuesto, cuánto de su paraíso perdido añorarían en su postizo hogar.
Volvamos al ahora, que como todos saben es el único tiempo para el Sr. Cronos existe. Cronos era el nombre de su padre adoptivo. Se apellidaba Uranus. Y Jupiterus también. En verdad hicieron su riqueza estos padres putativos, a fuer de esfuerzo y coronaron su fortuna convirtiéndose en mercaderes de cestos exquisitos, divinos, de una factura extraordinaria.
Un atardecer Margarita vió expuestos en una tenducha unos cestos extraordinarios. Ellos eran vendedores de cestos en la piel de ToroM, solo que allí, en el Viejo continente un cesto era minusvalorado. Y aquí valía un potosí. En Torom todo lo que sugería vacas era postergado. Vacas y bueyes hieden… En cambio en NantoM, nombre de su actual destino, todo lo manual valía el doble, justo el doble.
Pero Magrieta, como su hermano la apodaba, no lo sabía. Ignoraba que cuando lo técnico se supervalora, y este era el caso en Namtom, lo manufacturado sube en precio como la espùma en una playa furiosa de océano…
-Te digo, decía Juancho, apodo que ella usaba con su hermano que me lo devolverás.
Tanto se amaban los dos luchadores de la vida, que ella sonrió.
Bien sabía su alma que su «broer», que en el idioma de Torom significaba hermano de sangre…, nunca le pediría el préstamo de vuelta…
-De acuerdo. Lo tomo. Me voy a comprar un cestito de pescador.
-¿ESO? Pero estás majareta, si aquí hay puzzles que son tridimensionales precisos…, preciosos…, yo no lo dudaría.
-Tu no eres yo.
-¿¡¡QuéEE!!? ¿eNCIMA QUE TE CUIDO, ME VAS A ENGAÑAR?
-¡¡Na- da de mentirte semano!!
Eran semanos, porque el llamaba a las chicas del hogar prestado «SEMANAS de un día», pues eran tan feas que de haber tenido un pelo más de tiempo en el vientre de su mami, podría haberlas desposado de mayor… Pero hoy por hoy él jugaba a marido de su hermana y de ahí que comenzasen a llamarse cariñosamente y en secreto, SEMANOS.
-¿Ah no es mentir que vayas a comprar una estúpida cesta de pescador, cuando hay cosas de madera tan geniales aquí? Porque Cronos dice que son hechas por duendes y por eso son…
-¿Qué? ¿Qué son mejores que las de pa y ma!
-No creo lo que oigo. ¡Cómo puedes ser tan imbécil! Nuestros primeros padres hacían cestos primitivos. Estos son elaborados, pero su calidad es exquisita…
-Tu si que eres imbécil. He visto cómo tallan sus puzzles tridimensionales… Los hacen con técnicas absurdamente artificiales… En Torom…,
-¡Ya! Dirás como sueles que allí todo era mejor…Remedarás a Pá. Dirás que «to tiempo mejor es del pasado…»
-No soy tan tonta como tu. No me dejo compara por un Sr, Cronos cualquiera…
Entonces Juancho enfureciose de un modo tan violento, que la empujó de pura ira.
La niña lloró desconsoladamente. No eran celos sino dolor. Su muñeco, regalo de sus padres reales, al empujón cayó, y se hizo añicos. Era de china y no se podía ya ni pegar un trocito. Al caer ella misma lo hizo sobre el muñeco y quedó de el una muñeca y su bracito de china.
Entonces, se fue con el dinero que él le tiró de puro enfado al suelo, por compensar la pérdida del muñeco roto, a comprar su cestito de pescador.
Le parecía oir las voces navideñas de sus padres allá en Torom:
» ESTA NOCHES NOCHEBUENA Y MAÑANA NAVIDAAD…»
Estaban en noche buena y ella se iba a regalar un cestito para hacer de pescadora y llevar comida de pez dentro. Tanto daba si aquí era Claus el rey mago, y sólo uno. Tanto daban el iracundo proceder de Juan, como el pasado irrecuperable, como su sueño siempre expreso en botellas a cientos surcando el océano entre Nuevo y Viejo, las tierras del planeta que ella había pisado.
Llegó a la tenducha. Cogió el tamaño menor de cesto y pidió pagar con dinero de su sangre, pues a fin de cuentas el dinero de que disponían era aun de su viejo hogar. Aquí él era regalado continuamente. No en piedrólares…Hubiera sido indigno de Cronos. No Don Cronos le compraba lo que tan sólo mirase.
Y como ella sólo se le pedía ser mujercita, pues si quería lo mismo o similar, debía gastar sus fondos, cosa que nunca dudó en hacer.
A fin de cuentas llegaron creyendo volver prontito a casa…Pero para esta Navidad ella ya sabía que sólo su hermano soñaba con volver. Ella sospechaba que sus padres habrían muerto, o alguna de sus botellas habría llegado a sus ojos y leído sus textos.
Pobre Margrieta…¡¡Pero si no era un río lo que separaba los continentes sino un largo y anchísimo océano….!! Pero un océano a la vista de un crío como ella, no es mas que playa y playas hay también en los ríos… Cuando mandaba los mensajes embotellados lo hacía para que volviesen a por ellos…
FIN DE LA PRIMERA MITAD. Continuará en Pascua tal vez, o en la Epìfanía mejor, el día de los Reyes ( En España el 6 de ENERO DE 2()18)