ALGO ESTÁ PASANDO…

Nací en otoño. Mitad del siglo XX.

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Una guerra de las más cruentas de la reciente historia humana dejaba sentir con fuerza sus consecuencias. Y en mi tierra, a penas recuperados de haber sido su campo de ensayo mediante una civil propia, empezábamos a progresar. Pero en  la vida, repletita de facetas, todo se influye mutuamente.

La ciencia mostraba importantes hallazgos. La sexualidad perdía viejos tabúes. La mujer aun sometida, empezaba a conseguir liberaciones pequeñas. La educación quería movilizarse (sin que aun lo haya conseguido), la sanidad comenzaba a poner sitio a enfermedades mortales, la aeronáutica abría el espacio al mejor conocimiento de nuestro propio planeta…

En mi niñez la música descubría el rock. Y en mi adolescencia, mi país creyó que el menos malos de los sistemas políticos era una esperanza para nosotros…

En el inicio de mi madurez conocí el auge de un Miguel, negro por más señas, que con zombis obtuvo un exitazo musical, uno que influiría en un nuevo modo de presentar canciones a través de cortos, que hoy llamamos videos promocionales…, o el derrocamiento de un presidente corrupto en la nación que dicta hoy las normas.

La segunda mitad de este siglo, soy testigo de ello, vio dos hechos de sentido opuesto: Una explosión nuclear en Rusia, cuyo efecto aun nos llega y la caída de un muro que dividía el país de gente que sufrieron horrores y al caer rieron a gusto, para reconstruir su patria con la eficacia que les caracteriza…

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Más hechos impactantes, muchos, han ocurrido entre siglos:

Internet, los móviles, la corrupción llenando nuestras vidas como vasos donde ya no caben muchas más gotas, el fin del terrorismo vasco, la muerte de una princesa inglesa que conmocionó al mundo, o ya después del milenio, la caída de dos torres gemelas, o un hombre negro al mando del mundo…Y hace unas semanas una región de la península ibérica clamaba por convertirse en país.

La lista no es ni exhaustiva, ni completa.

Pero a bote pronto, da casi vértigo rememorar hechos como esos cuya trascendencia aun no sabemos medir.

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Esta noche informa la tele de otro, que remueve ya por todo el mundo al sexo fuerte de costumbres que niegan la dignidad de la mujer . Y cuando algo toca a la mitad de la población mundial, la esperanza de que cambie nuestra existencia crece.

El CAMBIO ya está aquí. Se anuncia como próximo el reinado de los cyborgs, hombres de cuerpo sintético, o robots con inteligencia artificial.

La cosa es que no cabe preguntarse si te gusta o no. La realidad se impone. SÍ cabe temblar, o formar parte de un cambio que no vaya, para variar, solo a favor de las clases dirigentes, o al menos abra más alternativas.

Temer es poco práctico. Te enferma, agobia, puede afectar el sueño y no mejora la sensación de miedo. Ya no temo. No ignoro los peligros, es que cambiar es cotidiano, aunque creamos ser el mismo cada día ante el espejo.

Esta vez presiento que es un cambio profundo, y veo luz, mucha luz al final del túnel.

Oigo a mis congéneres impresionados por el mal que toma diversas caras y parece multiplicarse. Me parece justa consecuencia de haber jugado a la dualidad. Una parte ha condenado a la otra y entre tanto los oportunistas se han ido haciendo cargo del bienestar de la vida natural destruyéndola, como si fuesen a poder escapar ellos o su descendencia de la misma tierra que agotan.

En mi día de asueto he escuchado WE ARE THE WORLD del fallecido Michael, una vez más conmovida por ideas a la altura de IMAGINE de Lennon, que también he escuchado. Un Miguel y un Juan…Prometedores nombres de categorías que me parecen parejas a un Luis, cuya sinfonía novena es también un canto a la paz. Y al hilo de su música me he ido haciendo consciente de pronto de que he vivido para ver cómo surgían los mimbres de una ola de vida, verdaderamente distinta a todo el ruido que hace el poder, para asustar.

 

Ante ideas tan magníficas como SER los que marcan la diferencia desde el TU y YO en la transformación del dolor en dicha, o imaginar un mundo sin fronteras, posesiones privadas o religiones, un mundo donde SER UNO, o CANTAR Y SOÑAR UN MUNDO NUEVO, no puedes sino creer que ESTA VEZ SI PUEDE PASAR ALGO TRANSFORMADOR a poco que captemos los mensajes.

Somos capaces de unirnos y creer ideas que hagan de nuestra vida el lugar feliz al que todos miramos con poca, o con mucha esperanza. No sólo vivimos de realidades objetivas, como el mundo mineral, vegetal y animal, sino de un espíritu, una energía que nos arrastra gracias al Cielo, incluso cuando nos empeñamos en temer, en obcecarnos en el dolor y la enfermedad, o en el poder del dinero.

 

No surgió de la noche a la mañana. Paulatinamente se han ido abriendo brechas en tradiciones inamovibles una vez. Y HOY uno puede sumarse como siempre al infortunio, o apostar por la unión.

LA UNIÓN ha hecho siempre la fuerza. Bastaría comprender que nunca es el hombre, sino el espíritu que compartimos como especie, lo que que tira de nosotros a favor nuestro, aun ante el freno de los recalcitrantes.

Yo llamo DIOS a ese espíritu. Lo identifico con una voluntad no siempre conocida pero mayor que la mayor de las fuerzas y con una sabiduría que nos otorga aun sin ser de ella conscientes. «Dios» significa para muchos un templo de piedra, donde entras, No se siente templo al corazón humano. Pero ese espíritu de potencia infinita tiene un plan y lo podemos plantar desde nuestras conciencias en la vida ordinaria.

Empezó el plan el mismo día del Big-bang o antes. El nudo de su historia ha ocupado milenios sin fin…, pero ahora uno puede abandonar el papel de peón, de víctima y ponerse en pie para crear otra asamblea humana que nazca de la unidad que manifestaremos si nos ponemos a ello.

Ecclesia, en latín significa iglesia y se traduce por asamblea, algo así como un parlamento. Pero un parlamento abierto, del bar o la cafetería, del salón del hogar o las piscinas, porque está visto que ni el poder político, ni el religioso acaban con el egocentrismo, que es lo que provoca tanto daño. Es preciso comprometerse y madurar.

SER MADURO, significa estar preparado para darse y plantar semillas. Un fruto maduro es eso. Un ser humano maduro es aquel que se conoce, acepta cómo es y puede entonces aceptar a otros.

Convertirnos en asamblea, a pesar de ser tantos, no es tan difícil. Parlamentar con un sentido que no deje a nadie fuera, que produzca amistad, y provoque bienestar en la compañía, requiere nuestra colaboración implicada y sincera.

No podemos seguir basándonos en pactos. Hace falta superar esa fase, porque al pactar uno y otro se comen parte de sí para no hacer daño y en términos de vida común eso es tanto como reprimir parte de uno. Eso, reprimir, tratar de actuar olvidando algo o a alguien, nunca funciona…

 

¿QUÉ FUNCIONARÍA?

Lo haría madurar, ser capaz de guardar respeto a uno mismo y a los demás.

No es invención mía…

Al Señor Ieshua van Joseph, natural de Israel, nacido hace 2017 años más o menos, le ocurrieron cosas y habló de otras, que han ocultado y ni veinte siglos de tergiversaciones con fines de dudosa eficacia han borrado la huella del mensaje más abierto y con posibilidad de éxito que existe.

A su muerte, otro hombre joven entonces, tomó su testigo dejando ideas prácticas para que la vida en la tierra sea buena con todos y para todos. Escribió un libro, Libro de las Revelaciones, prometiendo el Cielo si uno decide ser auténtico y no ocultarse bajo prejuicios, miedos al qué dirán y subterfugios sociales que crean una máscara imposible de romper.

Se refería a la imagen que cultivamos como si nuestra personalidad fuera deficiente, como si la identidad fuese un uniforme gris que o te pones, o te abandonan. Merece mucho la pena tirar las imágenes ficticias, que nos protegen sí, pero pesan cantidad.

Tras él, en quienes sí oyen su interior y supieron lo que el Maestro judío dijo, nació ténuemente una asamblea de personas dispuestas a mirarse las entrañas y oír la voz interna tanto como los mensajes que la vida ofrece.

Conocemos una iglesia cristiana llamada «de Pedro». POCOS CONOCEN LA EXISTENCIA DE OTRA,  NACIDA Al TIEMPO, QUE SE ACALLÓ UN DÍA, Y SE LLAMA «IGLESIA DE JUAN».

NO TIENE JERARQUÍAS. Nadie MARCA NADA A NADIE.

No tiene templos, al menos construidos.

No tiene leyes, o bueno, hay una propuesta: AMAR. Pero eso no tiene mucho de ley…¿Verdad?

Y es compatible con cualquier trabajo, con cualquier origen, o con cualquier sexo, raza, o ideología. Verdaderamente nadie queda excluido y si no crees en Dios tampoco importa. Amar demuestra pronto al compañero de camino, que sí hay un AMOR. Dios llega a continuación…

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Podría ser una buena opción para que ese ALGO que esta sucediendo resurja y sirva al hombre para sentirse acogido, aplaudido y movido por ese espíritu que vive en nuestra especie y tiene nuestras caras.

Hablaré más de esa asamblea humana, sin instancias, sin bautismos, sin condiciones…, de la que sin saberlo formas parte como yo, que sí lo sé.

Entre tanto un consejo: NO TEMÁIS. La felicidad es posible, no una utopía. Doy fe de ello.

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