Más de uno se me echará encima por lo que quiero expresar. Aun así, necesita mi corazón contarlo.
Si os preguntase: «¿Qué es lo más sagrado, lo más divino, lo más humano, lo más digno de atención y cuidado del hombre?» habría varias respuestas. La mía es LA INFANCIA. No rechazo, ni condeno, ni siquiera evito considerar que cualquier momento de la vida humana es valiosísimo. Hoy, repito HOY, al terminar un trimestre con mis peques, quiero contar que es y qué hace un maestro/a.
Hubo un tiempo…, el maestro no se llamaba profesor, ni su labor se consideraba una obligación básica. Eran venerados y siempre figura clave de las poblaciones, como el jefe de policía, el alcalde o el sacerdote párroco. Hablo del prototipo de maestro. Demonios, aquí, como en todo haberlos haílos. Y ni ellos sobran.
Quien ha tenido la fortuna de conectar con ellos, sólo con uno, jamás olvida al hombre o mujer que fue su inspiración, le presto sus mimbres para que dentro de sí encontrase los propios, alcanzando cotas que de otro modo habrían muerto en nosotros.
He tenido mucha suerte. Cuento con muchos maestros en mi haber. No todos son gente de educación. Todos son gente de aprendizajes que custodia mi alma como diamantes que encienden con su brillo mi vida, aun ahora que soy vieja. No fue más significativo uno que otro. Es el conjunto de acciones y momentos tanto de afecto como de represión, lo que hace que su lugar en mi corazón lo guarde muy limpio.
Hubo cometas. Pasaron un instante a mi lado. Otros estuvieron años iluminándome sin que fuese consciente de que su luz podía alumbra mi camino. Algunos marcaron la diferencia entre querer vivir y evitar que desease morir. Y a todos quiero dar las gracias y hacer un homenaje desde aquí y en NAVIDAD.
Hemos conocido gente así, pero aquellos que dieron su vida por la educación, que cobraron sueldos que jamás pagaban el bien que nos hacía su compañía, su dedicación y entrega, a veces en menoscabo de sus propias familias, esa gente que te miraba y te contaba sin palabras cuánta fe tenían en ti, esos son gente muy particular. Aunque no lo sepamos, somos, estamos y seguimos, gracias a que no podían evitar amarnos.
Ejerzo de profesora de Educación Infantil, habitualmente presente en la vida de niños de entre 3 y 6 años. Oigo las ironías, cuando no el sarcasmo, de quienes nos pasan por el morro el exhaustivo periodo vacacional de que disfrutamos.
Sólo hay otra profesión comparable en prestaciones y entrega: La de enfermeros y médicos. Ellos evitan que nos dejemos ir en momentos que la red personal, que impide que muramos, falle. Pone uno su confianza. Y esa fe en ellos restablece nuestra salud, no las medicinas, aun si todo colabora. Tendría que haber muchos más y contratos laborales con mucho más tiempo de ocio para esta gente maravillosa.
Pasa que tenemos muy poca fe y ellos conocedores del cuerpo, son el bastón, el bálsamo, que permite un alto en el camino para volver (reestructurada la confianza) a ser uno mismo. Pasa que la salud no se nutre de nada ajeno y volvemos a enfermar. Pero así, salto a salto y por su labor, algunos conseguimos cumplir más fases en el crecimiento que nos trajo aquí.
Sin embargo la tarea de un maestro está en los cimientos de la vida, porque vive el cuerpo gracias a lo que el corazón de cada uno imprime en su alma y queda reflejado en nuestras células. No podríamos respirar, ni dar un pasito si quiera, si no hubiese en nuestro interior un ánimo sustentado por el afecto que se nos da y la información que nos sustenta.
Cada mañana accedo por un pasillo azul a mi aula. A veces se me escapa decir «mi cuarto». Es una habitación muy grande que me permiten usar como si mía fuese, pero es mucho más un universo dormido. Mi entrada lo hace despertar. Y cuando 25 criaturas entran una a una después, se convierte en un cosmos alucinante.
Cada astro de este universo es un mundo de retos y conflictos latentes, que suelen explotar simultáneamente. Soy responsable de que esa explosión construya…, de que los cuerpecillos que la albergan estén protegidos y de que en lo posible las interacciones entre ellos sirvan para crecer. Lo de menos son las letras y los números, perfecta excusa para que esos pequeños que uno ama sólo por estar y ser tuyos, evolucionen, se transformen y puedan darse a su mundo más conscientes que cuando llegaron. Evolucionan con o sin tu ayuda. Cierto. Aunque no se produce el crecimiento idóneo de cualquier manera. Cuando un maestro se vuelca en ellos, cuando perciben que te importan, quieren importarte a ti. Y solo por eso aprenderán.
No aprenden porque cobres por ello, ni porque hables o demandes su atención. Si aprenden es para que quien miran como a su sol, les de calor, amor y paz.
Ignoran que son ellos quien te calientan a ti, que su fe y confianza en ti es lo que hace posible su y tu crecimiento. Pero es un juego de luces y sombras maravilloso en que los corazones se expanden y los jugos de amor se excitan.
Algo tan íntimo, tan bonito, tan perfecto como esto ni tiene precio, ni se fabrica como un plástico en serie. No son documentos de mayor o menor calado. No es una transacción comercial. Uno no controla ni el cuándo, ni el dónde, a menudo ni el cómo. Uno cual artista sobre un escenario hace su función y propone un espectáculo de creaciones múltiples. Ellos captarán o no qué quieres contar. Alguno se evadirá, y con suerte, has entregado tu alma en el show y has provocado su amor.
Bajaré a la tierra ahora.
¿¿¿Cuánto vale, no ya conseguir que el teatro guste, sino que promueva su personalidad??? ¿¿¿Cuánto tiempo es necesario para que la magia surja??? Y…¿¿¿ QUÉ CONDICIONES REQUIERE UN ADULTO, que tiene hipoteca y familia y vida más allá de su aula, para que este milagro tenga lugar???
Me he preguntado a menudo por qué en los periodos vacacionales de los alumnos no se pide al docente hacer trabajos muy necesarios de preparación de las clases, por qué se nos consiente descansar de la labor, cosa que ocurre exclusivamente en esta profesión.
Y creo, que inconscientemente en la mente social se sabe, que para crear y mantener la VIDA, para que nuestros tesoros puedan continuar ampliando sus facultades, los maestros juegan un papel crucial. Aunque los sueldos no reflejan la trascendental tarea que cumplen, sí se reconoce que un adulto volcado en la enseñanza, sin tiempos muertos de actividad se consumiría como una vela invalidándose para seguir en el tajo.
Conozco la buena voluntad de mis compañeros, su empeño y su ilusión. Sé cómo frustra crear un marco de posibilidades y que te las tiren por el suelo los padres en casa, la distracción natural del niño, o la falta de pericia que uno aun está alcanzando.
No es trabajo lo nuestro. Formamos parte del alma humana y nos entregamos sin red a un ejercicio de acróbatas sobre el corazón de nuestra especie, sobre el tesoro que anida en lo más profundo y sagrado de la humanidad.
Posiblemente esto no te recuerde al profesor de tus hijos y no veas lo que señalo. Doy fe de que está. Posiblemente hasta él/ella mismo lo desconozca. Yo lo compruebo cada vez que hablo con mis compañeros. Con los pioneros de la educación, como con los retrógrados.
SER MAESTRO en España actualmente es un ejercicio suicida.
Aquellos admirados maestros del siglo pasado sabrían más, pero también gozaban de la prerrogativa del respeto. Ahora, imbuidos de una especie de malentendido cuidado del niño, todos los padres se atreven a contarte CÓMO has de educar. Se cabrean contigo cuando pierdes un instante los estribos, sin sentir que tu no educas un ser humano sino un grupo de ellos y que como cada hijo de vecino a lo peor has descansado poco. Te dicen hasta en que pupitre has de sentar a su hijo.
Y es suicida, porque una clase es una fuerza que pone orden al caos, mientras que uno, que también se agita, se agota y sobre todo quiere dar amor, no es percibido como quien hace otra cosa más que recoger
a tus tesoros unas horas, mientras tu trabajas, .
A un catedrático de Universidad se le otorga el beneplácito de la sabiduría, se le cree dotado y admitimos la desventaja mental al menos entre tu y su conocimiento. Enseña cosas DIFÍCILES.
Un maestro parece enseñar lo que casi todos saben. Uno de Infantil no enseña colores, números de uno al diez, o letras… Intenta despertar conciencias. Se horroriza si no respeta al ser diminuto, pero persona al fin que es su instrumento en la tarea: UN CORAZÓN HUMANO Y DIVINO al tiempo. Y no puede conformarse hasta que ese niño/a pequeño sepa lo grande que es.
Unos maestros saben estas cosas. Muchos sólo lo intuyen. Todos participan en este acto inaudito de enseñar a otro que sabe tanto o más que tú.
Ahora reíros, burlaos de nuestras vacaciones y echadnos en cara que tengamos por delante días sin trabajar fuera de casa. Muchos incluso.
Si no fuese así, tendrías que olvidaros de vuestras hipotecas y coches 4×4 y vuestras vacaciones de 8 o 10 días al año. Nadie querría custodiar a vuestros hijos y enseñarles el mundo por una ventanita. Vosotros no podríais soportar 24 horas a esta gentecilla menuda que habéis convocado a vivir como hijos vuestros. El tiempo ha cambiado nuestras costumbres, nuestras expectativas y realizarse en una tarea ajena a ser padres, sería inviable sin el descanso que estas vacaciones da al alma suicida de un maestro.
Estas líneas ruegan que devolváis la confianza a personas que cada día, durante cinco horas dejan de ser ellos, para ser cuantos alumnos tengan, poniéndose en alerta 30 horas por semana. Vivimos en estado de emergencia. Felizmente, no pasa lo que podría pasar. No corren peligro vuestros hijos. Y tal vez, sólo tal vez, te plantees qué hay detrás de la conducta que criticas del «profe» de tu hijo/a.
La ley de la atracción dicta que no es casual nada de lo que ocurre, que llega gente a nuestra existencia, que no es más tóxica que el veneno que desconocemos que también llevamos dentro. A lo mejor tu comprensión, si puedes meterte en la piel del suicida particular que educa a tu hijo, a veces sobre asuntos que tu has dejado sin estimular, permitirá a tu pequeño/a abrirse a él y le ayudarás a educar a ese que tanto amas.
Es mi primera mañana de vacaciones. Y todo mi cuerpo y mi alma me dicen que voy a necesitar varios días para empezar a recuperarme del estrés de tres meses y pico de amar sin medida a unos tesoros que hago míos, pero son hijos de otros me ha producido. Me siento como anestesiada. Me cuesta decidir qué tengo ganas de hacer. El tiempo sin obligaciones perentorias me es vital como el aire que respiro. Luego el 8 de Enero, sin haber dejado de sentirlos vivos en mí, me abriré de nuevo a sus cuitas y al amor que me regalan gratis.
Voy a parirme de nuevo en esta navidad, para ser una estrella digna de mis tesoros.