¿Día de la mujer?

Cada año al llegar este día doy gracias a quienes me felicitan, aunque lo hago por cortesía. Es en sí discriminatorio que exista tal fecha, porque por mucho que se manifiesten y digan, aun no nos hemos parado a sentir qué es eso de ser mujer.

Naces sin conciencia de ser hombre o mujer. Y creces sin saber el por qué de infinidad de conductas a las que te llevan tus hormonas. Y un día te das cuenta de que ser mujer o ser hombre no es lo mismo y no depende sólo de un apéndice más o menos en tu cuerpo.

¿Qué me dijo a mí que yo era una niña? Sí. Los vestidos. Pero bien pronto me aficioné al pantalón que es mucho más calentito. También estaba el peinado…Pero también lo he llevado muy corto. ¿Realmente me obligó alguien a jugar con muñecas y no con balones o coches? A mí no.

Yo soñé ser madre desde hace tanto que ni recordarlo puedo. Y sí, eso es algo que me convierte en mujer. Ser valiente, fuerte, independiente, alegre, vital, y preocuparme por mi familia para que tengan sobre todo felicidad, eso no es per se femenino, ni masculino. Eso es humano.

Habría que preguntarse quién hizo machistas a los varones, que dependían de sus madres al menos unos diez años en nuestra cultura. ¿Quien impedía que barriesen, limpiasen, fueran a comprar, o planchasen o sirvieran las mesas…?

Nuestro recuerdo ha borrado milenios…, digo bien MILENIOS, en que a lo femenino se respetaba y veneraba y hasta DIOS era una mujer. Tan sólo hace unos 5000 años en que los hombres han regido las vidas y han humillado al género femenino, pero cabe pensar si lo hicieron solos, o nosotras apoyamos los ideales de fuerza, valentía, inteligencia, dinamismo y tantas cosas que se han atribuido al género llamado FUERTE, y a nosotras nos hizo por eso mismo débiles.

La mujer ha sobrevivido a menudo al varón y sus hijos han salido adelante, aun con la ausencia de sus parejas. Las guerras han mutilado generación tras generación a millones de familias y los hijos han resultado machos que ejercían…¿ Quien les hizo machistas a quienes perdieron a un padre allí?

Hoy hay un espíritu que clama justicia para la mujer, pero los grandes cambios no nacen el las filosofías, ni en los grandes oradores, ni en los movimientos sociales que duran lo que dura una moda.

Los cambios verdaderos, los que surten efecto se producen en ti y en mi, así, en lo pequeño, y cuando la Vida está por la labor se extienden como una brisa que toca el corazón y transforma.

Mi primer ejemplo de mujer fue naturalmente mi madre. Yo la miraba y la veía tan guapa, tan divertida, tan dulce y tan buena, que parecía imposible alcanzar su virtud y sentía que tenía por madre casi un hada. Pero lo mejor de mamá era cuando necesitaba calor, o cuando tenía una pena indisoluble, o cuando probaba los deliciosos platos que preparaba, o cuando me miraba y leía en sus ojos su amor por mí. ¡Claro que no eran todo rosas, pero había tantas, que las espinas no contaban!

Un día descubrí conductas y propuestas machistas en ella. Me rebelé y curiosamente mi padre me apoyó. Aquella vez acabó el machismo que me hacía daño. Desde entonces he encontrado varones y machos. A los primeros los amo. A los segundos los dejé de mirar. Me casé con uno, y no fue su machismo malo. Al contrario. Me enseñó cómo resurgir desde mis adentros y crecí para ser madre de chicos a los que enseñé a respetar a la mujer.

Sería mucho después cuando empecé a ver que hay hombres buenos sometidos. Los hay que aceptan desilusionados una vida monógama por miedo y costumbre. Los hay que obligados por mujeres posesivas engañan y hacen creer a sus parejas que nunca van con otras. Los hay de muchas clases y desde luego los hay maleducados, malenseñados, mala gente, pero como mujeres…, que también las hay.

Quizá nos falta información. Carl Gustav Yung descubrió hace décadas que todo ser humano es un compuesto de dos sexos, en quien se oculta uno para dar salida al otro. Y uno se mira muy ufano en el espejo y cree lo que dice su carnet de identidad, en general. Así…¿Cómo van ellos a saber que vive un alma de mujer en sus profundidades, o ellas que esconden a un varón muy dentro?

Siento que hay una mujer por recuperar, una tan inmensa como una diosa, tan generosa como una madre, tan digna de respeto y aplauso, que ni nosotras las de a pié la hemos visto en nuestro ser todavía. Aunque vive allí. Y ellos, que han desarrollado un papel tan cruel durante tanto tiempo y lo han llevado tan lejos que más no se puede, tendrán que recuperar el sentido y valorar que eso que tienen en frente y llaman «mi mujer», no es sino su propia imagen, una que aun deben adoptar y cuidar fuera para que la sientan dentro.

Pero no querría yo que dejasen de ser varones. Admiro al varón que sabe que en él hay sensibilidad a espuertas. Al varón que usa su poder en beneficio de los suyos y los protege. Al varón que también da su vida con y apoyando a quien le llevó a los hijos dentro. Hay que moverse sola por la vida quizá, para darse cuenta de que siendo inmenso lo femenino, si no es preservado y protegido, amado y cuidado, se pierde.

Es que es absurdo hablar tanto y tan alto de ELLA, y olvidar que es unidos como hacemos posible la continuidad de la VIDA. Es que esto no puede ser una guerra de sexos, ni una sobre valoración de lo femenino, porque corremos el riesgo de obligar a nuestras próximas generaciones a creer que ser madre es un error.

Ya estamos retrasando tanto la maternidad que nos convertimos con frecuencia en abuelas más que en madres. Ser madre se está no puede ser el culmen de una carrera, y olvidar que es algo a lo que la vida nos invita y la naturaleza clama.

Sería por los hijos más que por la mujer por lo que yo gritaría… Que cada día los aparcamos antes, antes incluso de que hayan aprendido a amarnos. Siento que una carrera no puede privar a un hijo del contacto amoroso de una madre, que quiere criar a hijos sanos. Y nos guste o no, si optamos por ser madres, hay que sentir cuánta falta les hacemos, cuantas carencias experimentan mientras queremos tener éxito laboral.

Ellos pueden suplir muchas de nuestras funciones, pero es nuestro olor, nuestro latido el que escucharon, junto a nuestra voz, cuando no tenían conciencia de ser nadie.

No quiero un mundo en que cada ser humano haya de renunciar a ser lo que pueda y quiera ser, ni donde se pague diferente ante trabajos idénticos. Sólo que si uno acepta ser madre, más vale que se dedique a ello… Las aulas de infantil están cada día más llenas de niños inmaduros, dependientes, que están días y días llorosos porque mamá trabaja…Y pasan tantas horas entre extraños, que no es raro que luego sean personitas que agreden, que protestan, que no entienden su mundo y enferman, o aprenden muy mayores a controlar sus esfínteres….

Una mujer es una promesa de vida, pero no todas las vidas se inician con lo mejor, que por más que nos empeñemos, no procede del dinero, ni de lo que con él se compra.

 

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