LA ULTIMA EVALUACIÓN. (2)

Echemos marcha atrás. Vayamos al origen. Vamos a ese instante en que uno evalúa por primera vez. ¿Nos hicimos bien las preguntas? Y más importante aún. ¿ Es verdad que necesito «amor» para vivir y que lo contrario de vivir es morir?

De pequeños aun no sabemos evaluar. Hace falta aprender a hacerlo, pero nadie te enseña. Esa es una asignatura que no se imparte en escuela alguna. Ahí es donde iniciamos un proceso de adecuación al mundo, donde dejamos que nos empiecen a ahogar. Sólo que entonces la necesidad de atención es vital y sobrepasa cualquier otro interés. Por un poquito de atención nos vale cualquiera. Y si he de hacer lo que me dice para que me atienda, lo haré.

A esas edades es natural meterse en el laberinto por una gota de cariño. No hay lenguaje, no es posible valorar, ni discernir.

Pero del laberinto no se sale fácilmente. Curiosamente esa necesidad de afecto no disminuye nunca, nunca está satisfecha. Y ya adictos a la atención, al cariño, el laberinto te atrapa con sus garras y te hiere, pero ni sabes que estás en él, ni si salir es posible. Encima te han hecho creer que vives en libertad…La naturaleza del laberinto es genial, es invisible, no da tregua para reflexionar, porque si te paras…¿QUÉ TE PODRÍA PASAR? ¿ES NECESARIO SEGUIR EN EL LABERINTO?

¿Mi opinión? No. Llega un momento en que no merece la pena moverse por un laberinto que te niega la posibilidad de SER tú. Es preferiblemente salir de él, afrontar lo que llegue aun si fuera la muerte, aprender a buscar amor dentro de uno mismo y ser quien soy.

NECESITO AIRE para existir…Ya no voy a dejar que la atención y el cariño me esclavicen.

Vale la pena empezar de cero y si hay que evaluar, hacerlo desde la propia experiencia, no desde el temor que inspiran experiencias prestadas, que acepté porque tenía miedo de la soledad.

El laberinto es ese conjunto de creencias y principios incuestionables con que crecimos. El laberinto se fortalece a si mismo dando autoridad a cualquier otro que no seas tu. Y vivimos una vida copiada al resto, según modas y costumbres, por  no ser llamados diferentes, por no arriesgarnos a ver si estaban en lo cierto o por el contrario. Nos han vendido un pez podrido ya.

¿Y si no puedo soportar estar sólo y me mata no ser aceptado?

ESA ES LA PREGUNTA CLAVE.

Pero no tiene una respuesta uniforme, ni unívoca. Hay millones de respuestas. TU HAS DE ENCONTRAR LAS TUYAS.

Todo en el laberinto está pensado para que no quieras hacerte esas preguntas, para que te compense la gotita de cariño de un momento, ante el ahogo diario y constantemente en aumento que vives.

La publicidad, el mercado de valores emocionales, el qué dirán, los ojos que te miran, los niños que te cuestionan y ni te cuento, si esos niños viven contigo y son de tu sangre…El consumo a que te invitan, la mentira de que si viajas verás mundo, las ofertas variadísimas que te dan la sensación de que tu elijes…

¿¿DE VERAS ELIJES TU?? Hay un universo de posibilidades que ya se encargan de que no quieras ver, pues han condicionado tu vida a alimentar a tus hijos. Y eso…¿ Para quién no es sagrado? Ojito si rompes la regla de ser un padre-madre bueno…

No hay mejor padre o madre que el propio. No pueden demostrar que con otros te iría mejor. Eso los convierte en los mejores. No hay otros. Si no te gustó como lo hicieron contigo, ahora que tu eres el padre o la madre, te van a mirar con lupa. TU te mirarás con lupa. Y lo gracioso es que todos sabemos que no hay una forma de ser padre óptima. Si no, existirían Escuelas de Padres. ¡Qué genial! Dirían que hacer con este hijo mío que hace esto y esto otro y cuál es la conducta  que sin pisarles, consiga también que nosotros estemos a gusto.

Tras la Segunda Guerra Mundial triunfaba en psicología el CONDUCTISMO. Venía a decir que todo era cuestión de control. Conntrolar todo lo que podía afectar a una situación, consigue crear individuos de diseño. Pero se toparon con el ser humano. No hay dos iguales y lo que para uno sirve, al otro le destruye. Realmente el laberinto supera al conductismo : ha creado comportamientos standart y se inyectan en vena el día que una sociedad te acoge. No es preciso controlar nada. Ya se encarga la mayoría de controlarte y tu de dejar que te controlen. Y siempre volvemos al mismo sitio: ¿Por qué lo hacemos?¿Cómo permitimos ese control, si nos hace tan infelices que vivimos pendientes de que llegue el Sábado?

Sólo, me temo, puede deberse al miedo. Aquí estamos otra vez. CARIÑO Y MUERTE.

Nos colocamos un vestido ajustado, incómodo, pues con este uniforme nos dan esa gota de amor…Y nuestro miedo crece con la edad, porque la juventud es un defecto que con el tiempo se pasa, y cuando te imaginas tu vejez sin amor te cagas por la pata abajo. Urdimos una red para captar tanto afecto como sea posible, por si un día estamos caducos, envejecidos y la impotencia requiere de atención ajena. Hemos visto tantos ancianos menospreciados, encajados en una residencia o en un alzeimer, que si somos como ellos humanos se nos abren las carnes ante ese panorama y desde el laberinto no hay respuesta a cómo salir de ahí.

Mi cuerpo como el tuyo se desgasta. Pero mi cuerpo como el tuyo tiene la potestad de ser eterno. Depende de qué sea para ti «tu cuerpo».

He vivido mucho limitando mi idea de «cuerpo» a ese conjunto de huesos, músculos, órganos y sistemas que encierra mi piel. He vivido el mismo tiempo creyendo que mi mente era un circuito cerrado, sólo mío. Y el laberinto potencia esa creencia. Tu eres una isla. Coopera, convive con las otras islas. Eso es inviable.

Imaginé que quitaba el océano, que lo desecaba. ¿Qué percibí entonces? Pues UNA SOLA TIERRA.

Ahí inicié LA ULTIMA EVALUACIÓN.

Ya no estaba juzgando a un alumno, ni a otros. Ya sabía que ni mis profesores me podían decir la verdad, ni tampoco el Papa o cualquier superior en ninguna otra creencia religiosa. Me erigí en juez de mi mundo.

Como isla, sabía que el océano y sus fuerzas siempre desbaratan mis planes. No es ni siquiera cuestión de optimismo. Hasta el más benevolente optimista sufre los envites del destino y ni todas las fuerzas que pueda reunir evitarán sus caídas.

Constaté que en mí hay impulsos que he mantenido a raya y así no era feliz nunca. Valoré mi malestar acostumbrado, porque nunca hacía nada del todo bien, o a mis ojos o a los ajenos. Pero abandoné el absurdo de que la perfección es imposible.

Tal vez mi perfección sea para ti imperfecta, pero…¡Ay! amigo! Yo no puedo vivir en mi piel y en la tuya a un tiempo. Si hoy eres mi amigo del alma, mañana puedes dejarme, alejarte y lo que mientras estuve contigo me calmaba, me hacía creer en tu compañía, ya que te has ido, no me consuela más.

Estaba sola. Lloré, pues también le tenía miedo al desamor, a morir vieja y sola…Pero, para mi sorpresa, la vida no se había acabado.

Como un mecanismo que se enciende y empieza poco a poco a coger su velocidad de crucero, sentí cada día más, que estar sola no sólo no era una desgracia.¡¡Era una bendición!!

No me refiero a la soledad física, sino a estar sola con mi reciente sistema de evaluación, que consciente del espejismo a que me somete mi intérprete, se permite evaluar cada cosa en cuanto el sistema quiere quitarme el aire…, nadie te lo quita.

RESULTA tu mismo te colocas el corsé cada día mas apretado. Resulta que todas las leyes, normas y reglitas expresas o tácitas, no pueden coartarme, salvo que me compense dejarme apretar un poco por propia elección, siempre en busca de un fin. Y acepto a veces su presión, o pago las multas pertinentes según están establecidas, pero lo hago por mi bien. Y ahora a ninguna clase de madre amorosa  le compro que me oprime POR MI BIEN. Yo decido qué ES MI BIEN.

He pagado graves peajes por transitar esta nueva forma de evaluar. Corro riesgos. Por ejemplo, pasar muchas horas físicamente sola. Aunque…no me siento sola, estoy conmigo. Suena tonto, lo sé. Pero es que soy todo lo que hay.

En realidad, me pregunto….¿ Hay alguien que sea más o menos de lo que hay? Nunca estás fuera de ti, ni entra en ti realmente nadie, salvo si has cambiado de piel.

Mi piel no se acaba ya donde se dice que me acabo, en este cuerpo, que solía llamar mío. Ahora no tengo piel. No hay fronteras entre mi interés y el tuyo. Por supuesto que tengo mis gustos, mis opiniones, pero he aprendido que sí soy perfecta.

La última evaluación me dio una dimensión de mi «yo» diferente. Puedo sentirme perfecta, porque las cosas funcionan. Si me llevas la contraria, intentaré que mi visión se imponga a penas un minuto, lo que tardo en darme cuenta de que no vivo la vida con otro. Sólo en apariencia…, porque el otro es también mi «yo». Ya no puedes fastidiarme. Yo haré lo que quieres. No cuesta nada hacerlo un rato. En algún momento del día encontraré mi libertad para sentir que todo cumple su función, fluiré con lo que llega, y cuando quiera, puedo sentir que soy yo quien permite que las cosas sucedan así, porque tu voluntad es la mía.

No es una patraña. No es un ideal. TU VOLUNTAD ES LA MíA.

¡¡Siempre me queda esa fuerza viva que me ama y la veo en mi vida exterior también!!. Hay infinidad de actividades para vivir mi tiempo, un tiempo en que aparecerán otras voluntades en apariencia, y haré lo que más me plazca. Y me frotaré las manos de gozo por todo lo que hay para hacer y me interesa. Te encontraré, o no, en esas actividades, pero nada ni nadie puede ya matarme. Si mi cuerpo muere, morirá una persona, pero yo no. Soy demasiado inmensa para que una persona pueda matarme.

Si te digo que soy el cuerpo de todos los universos posibles, tal vez no me creas. Yo lo sé, no necesito imaginarlo a cada paso para sentir que es verdad. Puedo enfocar la vida de mi personalidad en lo que más me afecta, aunque sé que no soy una isla. Soy la tierra entera. Y todo porque evalué que lo divino no está fuera ni lejos, sino en sentir que todo funciona, aun si no entiendo cada segundo del día los por qués y para qués de todo.

Mi fe en las personas, en la Vida es cada día más fuerte. Acepto, sin que necesite evaluar negativamente nada.

Yo fumo. Fumo mucho. ¿Mi humo te disgusta? Si merece la pena estar contigo, dejaré de fumar un rato. ¿Que cómo se si merece la pena tu compañía? Es fácil. Me siento bien contigo. No hay otro criterio. ¿No es egoísta evaluar así? No. Si para que tu vida continúe y llegues a tu evaluación final me requieres,tendrás todo mi tiempo y si tengo que dejar de fumar por ti, lo haré. Lo que ya no voy a aceptar es que te permitas frenar algo que para mí es necesario, por un quítame allá esas pajas. Es decir si estás afligido y puedo ayudar y tu lo quieres, soy toda tuya. Para perder el tiempo, para jugar otra vez al laberinto, para eso no me necesitas y yo ya no me meto por miedo en él.

Busqué. Y encontré. Llamé y me respondieron. ¿Quien? Muchos y uno solo. Tú un día, porque para mi tu eres un maestro. Otro día fue un autor en un libro. Otro más, fue una intuición surgida desde muy dentro de mí. Pero al que pide salir del laberinto se le da la opción. SIEMPRE.

Identifica TU laberinto. Si buscas la paz, haz tus preguntas. Halla tus respuestas. No te conformes; no temas ni a la soledad, ni a la muerte.

El intérprete que rige tu vida te ha dicho que eres mortal, y indigno de amor.

¡¡¡DEMUÉSTRALE QUE NO!!!

Suelta ese vestido encorsetado en que vives, porque no vas a morir por ello, ni si quiera tu «yo» muere por ello. Vives en un mundo con reglas. CÚMPLELAS. Pero no renuncies a SER tú. Y si se te caen como hojas esos seres que llamas amados y que te quieren tan condicionadamente, verás que MERECE MUCHO LA PENA SER, aunque ellos se vayan de tu diario vivir. No los eches, pues si siguen a tu lado es porque te traen noticias de ti. Pero si te abandonan, bendice su marcha.

¡Siempre puedes seguir viviendo ahogado en el laberinto….! ¡Nada que objetar! Eso es también perfecto, pues un día buscarás el aire cuando te aprieten tanto, que ni el suicidio pueda evitar que explotes dentro de lo que llamas vida. Te saldrá mal eso de cortar tu vida. Y te devolverán al laberinto una y otra vez, para que desees con todo tu ser salir del laberinto. Entonces buscarás y hallarás. Llamarás y te abrirán. Pedirás con sentido y recibirás. Ya tendrás algunas respuestas y las demás llegarán antes de que te des cuenta.

Y es ahí donde la niña de Siria habrá cumplido su función. Ya no puedes seguir dando tu aquiescencia a la muerte en masa, pero sabes que ella y los suyos no mueren en vano. De hecho viven ahora en ti. Solo «se han acabado» cuerpos…No lo que eran, ni lo que hoy representan dentro de ti. Su dolor lo has recogido y comprendido su por qué.

Sabrás que muchas otras vidas van a apagarse, pero no por la injusticia del mundo, sino para que quien quiera pueda hallar el equilibrio y se atreva por fin a SER.

El intérprete te hace ver muertos en héroes que apagan sus vidas, sumidos en míseras situaciones sin que conscientemente comprendan nada. Te hace creer que mueren, y oculta que su experiencia se suma a ti. Son del campo morfogenético al que perteneces y nada se pierde.

Tu intérprete te dió una visión pobre y equivocada de qué es estar vivo, cuál es tu personalidad y cómo funciona el mundo. Te hace vivir en una película dolorosa. Te ha introducido en un laberinto asfixiante. Pero si no puedes o no quieres salir de ahí, créeme: Es cuestión de TIEMPO. Sé que llegará un momento en que harás frente al miedo a perder un cariño ficticio y a una muerte no menos ficticia. Y entonces descubrirás como yo, que la Tierra es el REINO DE LOS CIELOS, donde no hay esfuerzo, sino actividad vital y sana; donde no hay lágrimas, solo de alegría; donde no hay muerte, sino VIDA.

¿Cómo lo sé? Porque yo vivo en él. He dejado de buscarlo. LO ENCONTRÉ.

 

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