Desde que puedo recordar he sido GRANDE. También podría decir gorda, o como mi abuela decía, curiosamente con admiración…HERMOSA. Ella no me llamaba guapa, sino sana, de buen aspecto…¡Qué decepción cuando comprendí que la moda en su época era NIÑOS MAS BIEN GORDOS, que eso para ella era lo bueno…!
Mi sino era encontrarme en un mundo cuya moda la marcan hombres homosexuales, que justamente detectan en las féminas como negativo todo lo que para mis ancestros era bello. ¡¡Habréis visto fotos de principio de siglo de señoras «atractivas», fotos que eran eróticas para los hombres de entonces!! Hoy, como poco, diríamos que vaya esperpentos eran, fofas y plagadas de michelines…
MODA…¡Qué curioso es el lenguaje! Me tocó encontrarme esa palabra en matemáticas, mi gran enemigo. En estadística hay un palabro: moda. Y moda es la cifra que indica lo más repetido sino recuerdo mal, la tendencia…Nada ver que ver con vestido, o fashion como dicen ahora, contagiados del primer país del mundo…
La moda es realmente algo que se erige en tope máximo, deseo por conseguir. La estadística es una forma matemática especial. Se basa según parece en comparaciones, en proporciones, en indicios que NO, repito NO, reflejan la realidad, pero lo intentan y convence. La estadística dice que el 50% de un grupo tiene cerdos y como la mitad parece mucho, uno cree que vaya montón de cerdos posee ese grupo. Pero nos olvidamos de que de dos uno tiene cerdo y chorizos y embutidos que aseguran un invierno de alimento, y otro puede incluso morir de hambre a su lado, aunque eso sí el que habla del 50% esta convencido de que el grupo es rico con tantísimo cerdo.¡¡Que se lo digan al que pasa hambre…Y pertenece , no obstante, al grupo.
La moda es el dato que se repite mas, lo cual tampoco afecta a la realidad de los sujetos del grupo. De entre cien, lo mas repetido pueden ser dos veces un número, y darse solo dos veces, siendo el resto de números diferentes entre sí. Pero como hay una única repetición y lo que se repite más es «la moda», pues aparece como un dato a tener en cuenta, aun en el hipotético caso de ser una única repetición en cien cifras.
No es casual llamar moda a lo que miramos como mejor, ni que afecte tanto a quienes tienen otorgado socialmente el papel de embellecedor del grupo.
Las famosas medidas standart de 90-60-90 se constituyeron en moda, aun lo son, como ejemplo de belleza en la mujer.¿¿¿CUÁNTAS MUJERES RESPONDEN A ESAS MEDIDAS DE FORMA NATURAL??? Bien poquitas…Y el resto viven convencidas de su inapropiación porque no son moda, ni pueden ir a la moda.
Yo nací bajo este yugo.
Toda mi vida deseé ser delgada, ser pequeña, y no destartalada como yo me veía.
Cuando me casé, curiosamente casi estaba en esas medidas. Pesaba 64 kg. y medía 1.74 m. Era, según los percentiles, cuasi perfecta. Pero esa no era la imagen mental que de mi tenía. Ni aun entonces me creí bella, porque aun entonces calzaba yo un apéndice en forma de tripita…El grano, lo tituló en un pie de foto mi padre y ya se aseguraba mi madre de convencerme de llevar «fajita» para que mi apéndice no fuera visible. Porque en nuestro mundo cuenta lo visible…El daño que uno vive, la incomodidad de ir a la moda o el destrozo que a veces provoca en nuestro cuerpo, se da por sentado que es el peaje que hay que pagar por ser embellecedores del mundo.
Ahora, la moda para su desgracia…está tocando al género masculino también. Y ellos no son modernos si descuidan su colonia, su after shave, sus cremas o su ropa, por no mencionar «la pastilla de chocolate», sin la que se creen bolsas en vez de hombres atractivos. El gimnasio ya no es un lujo. La piel ya no es bonita con pelo…
A veces me pregunto si sus parejas no se pinchan cuando se rozan haciendo el amor con ese vello pujante, que como su barba emerge tan deprisa, si no han pasado por el láser o la cera… Y ellos no son tan sufridos aun como nos hemos visto nosotras obligadas a ser…Y me da lástima que se pierdan uno de los placeres que para mi tenía mi pareja…Justamente ese vello suave colocado, me parecía a mi, estratégicamente para frotar mi cara con su vientre y su pecho y enardecerme al tiempo que preparaba el coito. ¡¡MODAS!!
Cuestión esta no trivial en modo alguno.
Una sociedad dice que te estires el cuello hasta quebrar tus vértebras. Otra que agujeres tus orejas hasta crear un agujero horrendo. Otra dice que desfigurar la piel con tintas y dibujar en ella tus símbolos te hace diferente y valioso. Eres un Van Cogh andante. Otra dice que pesar estos u otros kilos es o no lo suyo, sano o no. Y así las personas dejan de verse como son para ser otra cosa, que hoy es moda y en diez años deja de serlo…¡O menos!.
Un listo supo vender esa repetición, ahora ya ni siquiera hace falta que se repita. Si un famoso lo lleva…MUCHOS lo llevarán. Está de moda. En mi país una chica bajita se casó con el príncipe. Para no parecerlo tanto puso unas calzas bajo sus divinos zapatos. De eso hace menos de 20 años y no hay zapatería que se precie, que no exhiba unos zapatos que nos hacen caminar como patos a la mayoría. ¡¡Qué pies tendrán cuando tengan mi edad!!
Se ha puesto «de moda ser joven». Y uno ve a viejos verdaderamente decrépitos ir un paso atrás en la moda para parecer jóvenes. Teñirse es casi una obligación. Nadie teñirá lo que hizo salir las canas y las experiencias que decoloraron su cabello. Pero se morirán con el pelo de un joven, sin que nadie sepa de qué color es su pelo. Más aun…Sus caras se recompondrán y si dejas mucho tiempo de verlos, puede que encuentres a alguien que te suena, pero ya no se parece a quien tu recuerdas, sino a un pariente, más joven, con una cara que dos años agradaba más al personal, pero envejecerá lo mismo y ocultará para siempre a quien eras.
Algunos llegan a dar grima. Los recuerdas. Y lo miras como hipnotizado, porque hay un toque extraterrestre en ellos. Su piel está tersa, pero recuerdan más a un autómata que a un ser humano por más que hablen, se muevan y opinen con su mente que …¡¡AY!! NO ES OPERABLE.
Me pasaba eso con Michael Jackson. Sabía que era un genio. Y era un negro guapísimo para mí, con una expresión bondadosa innegable. Sus últimas entrevistas tenía que verlas íntegras. Quería mirarle, ver su cara y por mucho que buscaba en él al ser humano, su cara me devolvía un muñeco extraño, decolorado y que no parecía ser feliz por mucho que se hubiera convertido en lo que yo veía como un horror, ni por muchos paraísos que se hubiera construido.
Entiendo que todo esto es necesario en la búsqueda de lo que somos. Creemos jugar a dioses y que lo divino se puede lograr yendo a la moda.¡Vale! Concedido. Que lo intenten. No la necesitan, pero tienen mi bendición.
El otro día vi un grupito de adolescentes. Desde donde estaba todas parecían iguales. Sé que la adolescencia exige ser de un grupo y que el aspecto concede esa ilusión. Pero pensé…¡Cuánto trabajo nos tomamos para ser del redil y cuánto trabajo queda por delante para descubrir lo únicos que cada uno somos y sacarle su jugo a serlo!
Es lo que enseña la sociedad: SE COMO LOS DEMÁS O NO TE QUERREMOS. Y en vez de hacer útiles tantas capacidades especiales en las que cada uno brillaría, optamos por igualarnos, sin conseguir hormigueros felices.
De pequeña me embobaban los hormigueros. Me ponía en cuclillas a mirar el ir y venir de las hormigas. Curiosamente me gustaban las grandes…Luego supe que ellas son un bicho, no cien mil. Funcionan como un cuerpo, no como seres independientes y entre ellas sólo puede haber armonía, basada en que cada una sea lo que es.
¿Pasaría lo mismo con los seres humanos?
Imaginad un mundo donde cada uno fuese como es y nadie le negase el afecto por ser de otra forma que quien lo otorga. Cada uno desarrollaría sus particulares dones para ponerlos al servicio de todos y se nos permitiría ser originales sin tope. Me llama mucho la atención descubrir que como dicen en Andalucía : ¡Hay gente pa to! Sí. Hay a quien le gusta hacer cosas que yo abomino, personas que disfrutan con acciones que ni por todo el oro del mundo yo emprendería. ¡¡Sí diésemos libertad para que los otros fueran y pudiésemos ser nosotros…!! ¿Seríamos un bicho y no una guerra de afectos y emociones constantes?
Claro que entonces los que se enriquecen con las modas deberían buscarse otra profesión, porque cada uno sabría lo que más le convenía y no se dejaría convencer por la estupidez reinante.
Pero la familia y la escuela nos educan para pertenecer al grupo y venden carísimo salir de él. De hecho pertenecer a él es mucho más caro pues nos cuesta la vida, nos enferma y nos distorsiona…¿Pero dónde hallar el coraje para ir contracorriente?
Estamos botados como seres únicos, dotados de dones únicos todos. No obstante guardamos en un rincón lo que somos por miedo a perder el cariño de los demás. Nos asusta la soledad. Creemos que vivir solo es un tremendo pozo de tristeza. Y nos arriesgamos a tragar sapos y culebras sin jamás abandonar ni un ratito a esos amigos que te desollarán vivo si no eres como ellos más, o esa familia que te tildará de oveja negra, sólo porque osaste ser como sientes que eres. Hemos sucumbido a lo que más se repite, aun si es una persona quien impone la moda por razones válidas para ella, no necesariamente la comodidad, la belleza o la idoneidad.
Pues bien. Acepto ese mundo loco…Y me declaro loca yo, porque no comulgo para mi con sus formas y antes de que me nombren así, LOCA, lo diré yo. Prefiero ser feliz y loca, que cuerda y anoréxica, o la sílfide de una revista, o el cuerpo 10 que Bo Derek y diez más poseen.
A medida que envejezco sólo le veo ventajas a mi edad. Aun he de mirarme al espejo con mucho más amor y comprender por ejemplo que mi «grano» permite a mis niños de 3, 4 y 5 años abrazarme en un sitio blandito y no en una pelvis huesuda. He de mirar mis canas que ya no oculto y verme bella. Yo nací bajo el yugo de una moda cambiante propuesta por hombres que compiten con las mujeres. Confieso que aun ese poso pesa en mí… Pero busco lo que soy…POR DENTRO. Y si lo de fuera refleja mis adentros como no puede ser de otro modo, he de ser sincera y atreverme a mirar mi aspecto y buscar su función.
Sí. El aspecto cumple una función. Como mi personaje en la vida, mi aspecto tiene un por qué y un para qué. Si lo niego, perderé unas pistas valiosas para conocerme. Y eso, saber qué soy, es lo único que para ser feliz necesito. Cuanto más soy yo, mejor me siento. Ya dejé la adolescencia atrás y ya no es vital el grupo para mi. Hoy me gustan algunos grupos…Pero me he vuelto exquisita con pertenecer o no a ellos. No merece la pena someterme a su escrutinio si no estoy convencida de mi valor.
Y yo valgo. No para todos, ni para todo, pero en lo que valgo soy buena. He decidido merecerme su amor y darles el mío. Si lo toman, seré suya. Si no les bendeciré, pero no formaré en sus filas. Soy ya muy mayor para desfigurarme, o creerme lo que no he venido a expresar, por parecerme a otros y la vida me permite ser yo.
No. La moda no me convence…Es un valor estadístico, no un dictador de mi vida, ni de mi conciencia.
Yo soy la que soy y con eso soy feliz.
Felicidad no es carecer de problemas o de obstáculos, que «felizmente» los hay en mi vida y me ayudan a conocerme mejor. Felicidad es poderme mostrar sin miedo, sin culpa y sentir que merezco todo. ¿Qué? Todo lo que me permite gozar y amar. Y estoy convencida de que quienes aun siguen los dictados de cualquier moda, que también se ponen de moda determinadas emociones, serían felices si buscan una moda propia y cambiante.
Así se entra en el Reino de los Cielos…Siguiendo la moda que tu corazón te marca…