Un día SIN LÍMITES

La cruz de Luz

Despierto. Compruebo una vez más que mi mente nunca duerme . Ninguna lo hace. Su función, percibir y pensar entre otras cosas, recién la luz del día penetra la retina, no está perezosa como yo, sino tremendamente competente y lúcida. Me siento especialmente descansada tras nueve horas de sueño casi ininterrumpido.

Me permito analizar, pensar y pongo atención en lo que me empieza a llegarme…Las ideas se encadenan entre sí sucesivamente y crean en mi una sensación: Estoy estrenando el día, todavía sin pisar el suelo…

Como un niño, ávida de imágenes, saciada apenas con las cotidianas que bien conozco: cortinas sobre mi cabeza, la luz filtrándose a su través, paredes blancas, adornos…, siento las plantas que conmigo habitan este espacio…, mi gato somnoliento a los pies…Todo es bueno y grato a mi cuerpo.

Entonces, dispuesta a deleitarme con un rato de pensamientos entrelazados, el sábado es un día sin límites.

Puedo simplemente levantarme, dejar todo como está e ir a escribir, dejando mi mente producir ideas que capten mis dedos y se conviertan en palabras en el ordenador… Nada me obliga a otra acción que pensar y escribir. Estoy conmigo, con mis preferencias y gustos, sin respetar viejas reglas sociales de contenido práctico (ventilar, lavarse, peinarse, recoger la habitación y desayunar bien) coarten mi gozo. Tan sólo yo con un montón de horas que sé mías, donde decidiré a cada instante mi actividad.

Voy directamente a escribir, antes que cambie mi línea de pensamiento. Sólo dos cafés para calentarme, vestirme para paliar el frío matinal de la casa y recogerme el pelo.

Lo hago con una sensación de libertad magnífica…, dejando atrás el desorden, pues ya en mi despachito, no lo veo y he rehusado hacer centro de mi vida otra cosa en el instante presente. Puedo seguir pensando y volcar ya ante el teclado esa línea de pensamiento que pareció tan atrayente.

Aquí estoy. Con vosotros.

¿Qué pensaba?

Pensaba lo grande que es esa sensación de ESTRENAR tiempo, poder abrir el regalo con parsimonia, limpia de prisas…Mis imágenes mentales volaban ante el privilegio de sentir el cuerpo bien, de mirar ya fuera dentro o fuera, e ir hilvanado que soy un infante una mañana de día de asueto, como mis niños.

El colegio sólo tiene un inconveniente: NO PERMITE DORMIR cuanto quieres, corta sólo el sueño, tal vez minutos antes de un despertar espontáneo. Eso perturba. Un Sábado despiertas a tu aire y la energía que vive en la infancia quiere ocuparse de hacer, no cualquier cosa…Sólo cosas interesantes. Eso también lo brinda el colegio. Siempre puede pedir al Padre Tiempo que le plazca.Su joven constitución física está presta a descubrir. ¿QUÉ? Cualquier cosa. De niño todo son descubrimientos, aventuras. El mundo es digno de indagar qué es qué. No es hostil. Da igual dónde.

Me digo: para mi hoy es así: Una oferta de actividad que promete. Además nadie frenó mi sueño. Abrí el ojo cuando mis sentidos lo dictaron suficiente descansada.Mis baterías podían otra vez reiniciar su cometido y permitirme pensar.

¿Qué distingue mi yo viejo de mi yo niña? No veo diferencia alguna. Un hecho añadido:  no hay voces adultas diciendo qué hacer o no hacer. Soy niño y adulto a la vez. Y ambos quieren pensar y escribir.¡¡QUÉ GOZO!! HACER LO QUE ME IMPORTA HACER, aun si no es objetivamente importante, es un regalo. Y me propongo abrirlo.

Vuelo a la impresión que dejó la semana que hoy concluye, insigne, enorme…

La clase fue cuarto de estar. Sin controlar mucho el cómo, sé que olvidé las metas. Sólo conversar, planear cada mañana, dejando tiempo a la expresión de las voluntades, desgranando cada minuto como aparecía.

Hay un rincón en la clase infantil, que es un crisol de vida:

Sobre la «alfombra» aislante del suelo tiene cojines distribuidos en forma de cuadrado y unas paredes llenas de registros: El calendario de imanes, la lista de letras ya dominadas, el cuadrante de ausencias y presencias, fotos de todos en una casita que remeda el edifico que nos acoge y otra para el hogar…Una mesita chiquita con infinidad de oportunidades de diálogo en forma de libros e ilustraciones, lápices y un cuaderno…, un montón de pequeños animales de peluche para abrazar…

Es un sitio acogedor y colorido…Pero lo mejor son las personitas que lo pueblan.

«Me da miedo la oscuridad» es el cuento que voy a leer. Leemos juntos el título.

-¿Quien se duerme muy deprisa? Pocos levantan la mano.

-¿Y por qué no dormís rápido los demás?

-A mi me da miedo lo oscuro. Mamá deja la luz encendida…

-¡Es que está oscuro y tengo miedo!..

-¿Miedo? ¿De qué?

-De los monstruos, que pueden venir…

Indago más sobre la naturaleza de esos monstruos…¿Cuántos sienten lo mismo? Quería saber qué pensaban mientras con sueño esquivo están acostados, cuando ya mamá o papá les conmina a permanecer allí.

El diálogo fluye. Les cuento mis miedos infantiles…Oía pasos. Me tapaba hasta las orejas asustada. ¿Quien sería? ¡Seguro que venían por mi…!

Les desvelo la naturaleza del monstruo que daba aquellos pasos siniestros: ERA MI PROPIO CORAZÓN latiendo en mi oído sobre la almohada, del lado izquierdo. Nadie venía a por mí…Les cuento que las cosas no están muertas, que el frío nocturno las contrae y crujen creando esos ruidos sospechosos de maldades imposibles…Me escuchan, opinan y conversan en desordenado orden, aportando cada uno su vivencia…¡¡QUÉ RIQUEZA en el verbo!! ¡¡Qué fortuna poder expresarse y para mi, oírles!! El tercio cambia. Aprovecho y les felicito por lo bien que ayer trabajamos en equipo, lo bonito que nos quedó la mesa del paisaje del agua. Propongo qué haremos hoy.

Toca trabajar, escribir sobre los experimentos realizados pues los científicos del futuro podrán usarlos, igual que nosotros usamos los de otros escritos en libros. Hablamos del microscopio, que permiten ve una gota de agua grande, de cómo funcionan y vemos la oscuridad de las ondas escondidas bajo cada cosa, incluida una gota de agua. Mientras, opinan…Y el estado de la materia se convierte en tema.

De niña esa era una lección fácil. Uno acepta los tres estados de la materia y con cinco años ya experimentaste qué es un líquido, un sólido y un gas.

-¿Como es un líquido? Pregunto…

Tras oír varias voces…Voy flechada al armario de cosas. Tengo allí una bolsa de pelotitas de poliestireno. Cojo un cubo. En clase siempre hay elementos que cumplen funciones diversas. El cubo de las pelucas para disfraces se vacía en un pis-pas. Ahora será receptor de una cascada de agua «de poliestireno» hecha.

-Mirad: El agua está hecha de bolitas redondas como estas que tengo cogidas. ¿Qué pasará si inclino mis manos?

-Se caen. Dicen varios..

-Si, pero no de cualquier manera. Ruedan unas sobre otras juntitas.

Ven un montón de bolas precipitarse hacía el cubo…

-Lo líquido siempre hace esto.

Les cuento, que a las bolitas lo que menos les gusta es estar en forma sólida.

-¿Por qué?…, pregunta uno, que dos segundos después olvida su pregunta para mirar y delatar lo que otros hacen…

-Ocúpate de tus asuntos. ¿No querías saber por qué al agua le disgusta estar en forma de hielo? Escucha entonces. Te hablo a tí.

Inmediatamente quince corazones celosos me miran. Quieren que les hable «solo a ellos».

Dibujo en la pizarra. Y mi voz cuenta que en el vacío las bolitas de vapor de agua se mueven sin traba alguna, sin chocar, hacia donde quieren: arriba, abajo, derecha, izquierda, sesgadas, rápidas o lentas…Si el frío aparece se juntan, como nosotros nos encogemos cuando sentimos escalofríos y en el mismo trozo de espacio ruedan unas sobre otras, aun libres, aunque ahora no de una en una como en forma de vapor, sino en equipo.

Pero…Cuando se solidifican por el frío…¡Ay! Aparece una red, una red que las aprisiona y ya no van a su antojo, sino aprovechando los cauces que la red permite usar y sólo esos. El dibujo es contundente. Todos sin excepción se sientes bolitas presas en la red.

Ahora saben por qué el sólido es el más duro de los estados de la materia. Una bolitas tan simpáticas, que prometo como recompensa a cada uno si hoy trabajamos concentrados, prefieren ser gas y líquido, antes de estar solidas, encarceladas.

Un niño inconscientemente se siente amenazado, se auto abraza como si volverse sólido fuese una amenaza real. La oscuridad…, sigo contando, es el espacio vacío donde las bolitas pueden moverse como quieran…No hay monstruo alguno, sólo libertad. Sus ojos se abren como platos…Hay sólo ondas….Y no hacen daño alguno.

«Aquí, sigo, hay muchas ondas». Miran hacia todos los lados. ¿Ondas?…¿Hay que protegerse?

-Para que veamos luz, o usemos mi móvil para llamar a mamá si os ponéis malitos, para que haya calefacción y estemos calentitos…Usamos las ondas.TODO ESTA LLENO DE ONDAS. Y hemos inventado aparatos que las cogen y convierten en luz, calor, sonido…Siguen ahí, aun si están cogidas por el aparato BOMBILLA, CALEFACTOR o MÓVIL. Y las usamos para estar bien, aunque fuera haga mucho frío, por ejemplo.

El monstruo negro que amenazaba el descanso es ahora un «animal» domesticado y sus caras no reflejan ya susto ante un desconocido elemento, que perturbaba su sueño.

-Vamos a pintar una persona tan grande como la hoja, les digo.

Lo bueno de un niño es que no te pregunta: «¿ Y eso, ahora…., por qué?». Como una brisa que se deja guiar, te sigue. Desea acción y supongo, que confían en su «profe» ciegamente, poniendo su energía en la propuesta. Sí hay una excusa para sentarse a la mesa, para «dejarse coger por la red» y someter el cuerpo a una silla, las manos al diámetro de la hoja y un propósito: Dibujarse, pues un niño dibuja siempre lo mismo: SU ALMITA.

Ya saben, que nuestro cuerpo es como una botella llena en tres partes de agua y una de otros sólidos…Pero ahora mismo no importa saber el qué del cómo del por qué del cuando, Con toda su ciencia se pintarán en forma de monigote. ¡Mucho más interesante que saber mis motivos para hacerlo!

Voló el tiempo. Hora de hacer pis, beber agua, coger el bocadillo e ir al recreo. Llueve. Haremos juego libre en clase. ¡Nada más sabroso!. La clase es un universo lleno de posibilidades, juegos diversos conocidos, que saben utilizar…GENIAL. Nada les llena tanto, ni aporta tanto como el JUEGO  y LIBRE, donde dar rienda suelta a su voluntad. Por más que el terreno y las posibilidades de acción sean finitas tienen imaginación a espuertas para convertir en infinito lo pequeño y reducido de un aula de infantil.

Y yo que al despertar esta mañana rememoro ese instante de oro vivido, esas caritas amadas, siento el mundo bueno.

Ellos lo ignoran, pero la red que hace sólido al mundo no es tan tremenda. No es mejor lo gaseoso, con toda la libertad que brinda, pues lo sólido permite gozar: es como no tener nada entre las manos, teniéndolo todo. Y lo líquido es como estar en la corriente de un río, arrastrados, pero contentos de ser y moverse.

Verdaderamente lo MEJOR es disponer de TRES ESTADOS (al menos ), para que la materia de hace la vida, hecha de bolitas y vacío, pueda manifestarse y podamos VIVIR. Además, si las miras por el microscopio de un científico con medios, ves el VACIO lleno de ondas de energía que se tornan sólidas, si la voluntad quiere convertir una idea en algo tangible. SONRÍO.

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