Vi el dibujito de una triángulo, que salía en un video donde hablan de TRES realidades: Uno, MATERIA. Dos, Energía y tres frecuencia.
Mi imaginación vuela y las asociaciones se producen:
MATERIA de Madre…, habla de la tierra, de lo que se toca, de aquello que la mano puede manejar para crear, para domesticar, para hacer su casa, que tiene que ver con DOMUS, o sea «casa» en latín. Domus…De ahí domingo, día de descanso y similar a DOMINUS o Señor. Domingo. Día que puedes estar en tu hogar y recuperar fuerzas, energías,…ENERGÍA… Energía, sinónimo de Dios, de vacío cuántico plagado de ondas…Ondas…, se miden por la frecuencia en que pueden ser captadas, porque sin poder ser vistas, se puede medir su efecto en los sonidos por ejemplo, en ondas de radio, o del cerebro…Cerebro, agua y «neuronas», «CUERDAS» en griego, que forman con una densidad extraordinaria nervios, que comunican todo el organismo y transmiten la información mediante líquidos, gotitas minúsculas, al resto de sus sectores…
Hay otro tipo de asociación. El número tres tiene especial presencia en muchos elementos de la vida humana. Para mi hay uno en particular interesante: PADRE-MADRE-progenie.
En la naturaleza animal son tres seres aparentemente separados. Él, porta la mitad del huevo que ella recibirá al fecundarla y si la frecuencia de onda es la justa, en ella se generará el ser que lleva la historia de los dos, unida de nuevo en una sola forma. Pero si algo te hace sentir este hecho biológico, es la vinculación de por vida a esas dos células que nos componen y dan paso a nuestra vida.
Podrás hasta renegar de tu estirpe, pero llevas sus genes, lo que equivale a pertenecer a lo mismo, sea eso lo que sea. Generalmente sabes que eres un todo con tu familia de sangre. La especie humana es una extensísima familia. Cabría preguntarse si como entre las hormigas ocurre, somos un solo hecho, ya que como las hormigas parecemos unidades independientes, pero nadie es menos independiente que un hombre.
Sé que si matas a la reina, en breve, muere el hormiguero y cada individuo es vital para el hormiguero.
Sé que hombres y mujeres y sus descendientes son necesarios para que exista la humanidad. En esas películas amenazantes, donde se vislumbra nuestro final, quedan individuos sueltos y mientras hay hijos y mujeres puede haber continuidad, siempre que entre los hijos haya varones. Y en teoría, una mujer sería suficiente. como en la mitología griega, donde el origen de los dioses es GEA, una hembra. No queda hoy muy bien que se case con uno de sus hijos para generar la especie divina. Pero la partenogénesis fue una solución biológica primitiva para continuar la vida y consiste en reproducirse partiendo de una hembra sola.
Sin embargo no era bueno que la mujer estuviese sola, o no hubiera existido el cromosoma Y, que hizo aparecer dos géneros: varones y hembras. La naturaleza tan abundante siempre, no gasta sin embargo en estrategias inútiles. Si no da como resultado un ser capaz de almacenar y producir más información, no es apto biológicamente. Los híbridos como las mulas, no pueden reproducirse. Lo auténtico emplea sencillos y prácticos métodos, que genere organismos más complejos, mucho mas preparados para mutar y poder ampliar la información. La unión de un espermatozoide y un óvulo potencia la aparición de gente mejor progresivamente, en tanto puede ser más grande lo sutil de su mercancía…
Todo esto apoya la idea de la «indivisión». Parecemos divididos, hechos de partes cuasi infinitas.
Como especie no hay dos seres apilables en una categoría. No hay dos idénticos.
Como organismo, a pesar de formarnos tantas células, ni una sola célula es igual a otra. Una neurona no es tampoco como otra. Y no obstante, la vista dice que hay una unidad en un nervio y una unidad llamada cuerpo humano y una unidad como especie en la humanidad y si me apuráis, desde el elemento número uno de la tabla periódica de elementos conocida, ninguno es o funciona solo. De hecho parece que nuestro universo lo componen sólo un número finito de piezas: esas que aparecen en esa tabla.
El agua que hay en el planeta es la misma que había cuando vivían los dinosaurios, la misma que surgió por uniones químicas en la formación de nuestra Tierra. Y es deducible, por mucho que no nos parezcamos, que descendemos de los mismos genes que formaban al tiranosaurio, por nombrar a uno de ellos.
Cuanto más se mira, menos sentido tiene sentir la separación. Nos creemos islotes, pero no puede ser más falsa la creencia. TODO alude a un hecho: LA UNIDAD de la MATERIA.
Si la materia se transforma y da lugar a tantas formas diferentes, al menos de aspecto, es porque la energía de que está hecha cambia de frecuencia y mantiene un tiempo ese cambio creando la ilusión de dividir lo real en miles de partes. Pero la verdad es que siempre se trata del mismo «total»…Uno, una y otra vez UNO.
¿Por qué si es «así «, no lo sentimos así?
¿Un macabro plan esconde en un puzzle la foto única de la vida? Creer que no es macabro, perverso incluso, cuesta, sobre todo cuando la soledad es tan hiriente mientras uno se siente a parte del resto.
Lo peor de vivir es afrontarse solo, comprobar que nadie vive o siente igual que tu, que como mucho se parecen las situaciones, pero que no hay dos vivencias sentidas de igual modo. Para qué ahondar, si añadimos el factor tiempo.
Uno se acerca tal vez a la comprensión de un genio, cuya obra nos legó el pasado. Pero…¿Quien podría decir que sabe con exactitud lo que sentía Beethoven cuando sordo, con la mente poblada de ruidos inimaginables, dirigía su séptima sinfonía con la terrible frustración de no escuchar lo grande que es y cómo conmueve el alma? O mucho menos sublime…¿Qué siente esa niña, con nombre propio, a la que están produciéndole una ablación su abuela y sus tías ahora mismo, mientras la sujetan y chilla de dolor? O algo si cabe peor… ¿Qué argumento, si es que lo tiene, maneja ese dueño de nuestras vidas humanas, que por mantener su estatus y junto a otros como él, permite y provoca que la guerra continúe, que miles de personas mueran intentando salvar a su prole?
Peor aun, mucho…¿Qué evita que yo defienda a tantos que padecen injusticias sin fin?
Si mirase así el mundo, me suicidaría ante la impotencia que mi soledad declara y expone.
Sólo porque siento la unidad, porque me se UNO con mi especie, con todas las especies, puedo seguir desarrollando mi función como persona en este mundo.
Soy una neurona, un arbolito de un gigantesco cuerpo que llamo vida. Como neurona estoy sometida a las frecuencias de onda que emite el vacío cuántico, que es la base de todo lo demás. Mi función es recibir información y reenviarla. No soy mucho, pero si cumplo con mi labor, mi impotencia se hace resonancia pujante y poderosa.
Soy madre de mis palabras, del verbo y eso, y defenderlo, me hace padre de mis ideas, los hijos que esta unidad que es mi persona emite desde una unidad: yo.
«Yo» no es sólo yo, ni está solo. «Yo» depende de muchas cosas, de muchos elementos. «Yo» es relativo, porque «yo» es una célula, puede ser un ser humano, una sociedad, una civilización o un sistema muy complejo.
Verdaderamente…, depende. ¿ De qué?
Pues del punto de vista que tomemos al hablar, al observar la llamada «realidad». En ella hay una red con un propósito desconocido por lo que parecen ser partes del total.
Por ejemplo, si me ubico en mi aula, YO es un conjunto de personas. Si me refiero a un pueblo, YO son todos los de su raza. Si pienso en mi gente, Yo somos todos.
Quizá seria más propio hablar de un «nosotros», pero entonces se perciben unidades separadas entre sí. Y esto es como una emulsión, como la mayonesa, donde huevo, aceite y limón son un todo sin que se vean partes.
Estamos disueltos, como el azúcar en el agua, en un vacío cuántico imperceptible, sólo sus ondas que producen distintas frecuencias, como ritmos con sonidos que se repiten ahora más que luego y con un número de veces que no es igual nunca, nos afectan. Hay una frecuencia que suena siempre por encima, o por debajo si lo preferís, que nos une y permite que cada átomo se crea independiente. Permite que muchos átomos se unan en formas diversas y den como resultado formas, que son de roca, de vegetal, de animal o de persona. Pero es esa frecuencia, una especie de latido universal lo que nos dice:
SOIS YO, SOIS YO, SOIS YO, a cada latido repite: SOIS YO…
…, UN SOLO YO.
Los órganos de los sentidos humanos, deficientes para percibir ese latido, dan la impresión a los hombres de vivir como islas. Pero si quitas el agua del océano de falsas ideas sobre lo que hay y lo que es…¿Qué queda? Una sola tierra plagadita de elevaciones y valles. Una.
La UNIDAD se muestra a poco que reflexiones.
Sé que no nos percatamos de ser un único ser. Nos percibimos incompletos y lo que nos haría sentir completos se difumina en la vida cotidiana, porque desde mi isla no percibo las frecuencias que hicieron aparecer en forma de volcán o terremoto la isla de al lado. Y ya me ocupo yo de fortalecer mi isla… Llego a creer que sólo así sobreviviré.
La verdad es más simple. La materia no muere. Sólo se transforma, porque la energía es su madre y su padre y la convierte en su hija, para hacer que vuelva a ser madre y padre y siga dando hijos…Así hasta que los hijos puedan captar la verdad, que siempre fuimos uno, que sólo podemos ser uno y eterno. No mi pequeño yo, o el tuyo. Eso son accidentes de la tierra y cualquier agente meteorológico los transforma. Tu isla durará tanto emergida como sea necesario a los hijos por venir.
Los agentes meteorológicos están al servicio de las frecuencias de las ondas del vacío cuántico. No puedes contrarrestarlos mucho tiempo. Tu vida es de la UNIDAD, por más que te aferres a ella.
Comprender tu función es lo más sabio y te ahorra el dolor de vivir contra las frecuencias.
¿Cuál es mi destino? Nos preguntamos. ¿Para qué estoy vivo?…
Vives para que la unidad pueda parir cuanto lleva dentro a un mundo físico. Eres vacío, ondas. Bueno, eres vacío con ondas y materia siempre, lo que no eres es Pedro Pérez Nieto o María Wayne Rus, dos nombres que acabo de buscar y no sé si corresponden a dos seres humanos. Es decir no eres sólo la persona que crees ser, sino algo mucho mayor, infinito y eterno, porque ya lo dijo Einstein : La materia ni se crea, ni se destruye, sólo se transforma y tu soledad se corresponde con lo atado que estés a tu identidad y tu imagen del espejo. Si abres tu mente y tu corazón, que es lo que te permite percibir ondas y frecuencias varias, verás que nunca estuviste sólo. ES IMPOSIBLE. Te engañas si lo crees.