ABAJO EL FEMINISMO¡¡ARRIBA LA MUJER!!(y 4)

Durante los tres últimos blog he querido llegar aquí:

QUE CADA MUJER, ahí donde está, recobre la fe en su poder. No para a gobernar el gran mundo, pero el universo se hace de pequeños planetas y diminutas estrellas también.

Algún hombre podría temernos, si aliadas entre nosotras, nos ponemos en su contra.

PERO NO VAMOS DE REVANCHA. Nunca hemos querido otra cosa que establecer verdaderamente la armonía.

Decían que si los chinos daban una patada el mundo entero lo sabría. De entre ellos la mitad son mujeres. Si TODAS LAS MUJERES fuésemos coherentes con nuestra propia intuición, si abandonásemos la postura de alfombra, nos pusiéramos de pié y a hacer las cosas que realmente sentimos dentro, no haría falta ni una manifestación más del feminismo activo, ni probablemente más leyes nuevas.

Es todo mucho más cotidiano, más cercano, más simple.

Es en mi actitud humana de mujer-varona donde puedo sacar mis herramientas, las que ya uso, y usarlas a ultranza hasta que algo se mueva. No son grandes gestos para las noticias de la tele…Son un NO, bien grande, a lo que no es coherente y daña.

Y a partir de ahí, quizá me toque divorciarme, o no. Quizá mi hijo se me encare, o no. Quizá mis mayores y mis amigos me repudien, o no…Pero nunca más sacrificaré mi persona a cambio de sufrir y claudicar, olvidar mis anhelos, o criticarme por lo que hago.

La mujer es no sólo portadora de vida sino de una energía constructiva, que por más que quieran ridiculizarla es y está en cada una de nosotras.

Conozco a muchas madres que a diario se cuestionan a sí mismas, que ignoran el gran papel que están haciendo, que sufren porque sus compañeros siguen indolentes en su egoísmo de niño chico. Y nunca he sido partidaria de hacer de mami de mis parejas…Pero es que antes creía que ser madre era imitar a la mía.

Y no. No puede ser eso «ser madre».

La mía decía de mi abuela que siempre rechazaba lo de MALEDUCADO/a y lo sustituía por MALAPRENDIDO, pues según mi abuela Maxi, no hay hijos mal enseñados sino mal aprendidos. No es del todo cierto, porque hay miles de madres que educan para que los varones sean machos.Y a sus hijas las convencen de que su rol es complacer y aguantar como ellas lo hicieron, con todo lo que la vida las depare.

Pero hay mucha madre coraje, mujeres solas dando lo mejor de sí, con pocos medios y mucho esfuerzo, por no mencionar a todas las que además se han visto repudiadas por su entorno.

Tenemos un trabajo personal por hacer. Uno que nos lleve a sentarnos un minuto en el momento actual, mirar lo que realmente somos y tenemos y programar nuestras vidas sin interferencias, escuchando esa voz que siempre escuchamos en último lugar, cuando ya es tarde.

Quizá no nos sea dado evitar un golpe, quizá nos toque morir una vez más en el intento. Pero de ninguna manera podemos seguir tragando con el chantage emocional, los vicios de quienes fueron educados por madres machistas, ni con ser menos que «mujeres».

Una mujer tiene un arsenal de ideas, un millón de capacidades por explotar. Disponemos de una capacidad generosa y enorme para olvidar agravios y podemos empezar a deslindar lo que oímos, de lo que realmente escuchamos en nuestro fuero interno.

Durante un año y medio mi marido recién estrenado, me hizo saber que podía someterme a golpes. PODÍA, pero yo no le dejé someterme. Escomo una cárcel donde tus movimientos son muy limitados, pero la fuerza no se escapa con ser golpeada, la vida es más fuerte que un cuerpo lleno de cardenales.Y podemos hacer pequeñas cosas, un día con dulzura, otro con humor, otro con un grito a tiempo, otro buscando apoyos, otro delatando lo infame…

No tenemos que aceptar lo cruel, ni lo inhumano. Hay maneras de ser tú, aun si quieren que seas su imagen de hembra sumisa.

Recuerdo cómo mi esposo logró aislarme de todos…Ni a las sesiones de parto sin dolor me dejó ir…Pero superé mi miedo y opté por mi vida.

Una noche se prometía salvaje. Había bebido para perder la pequeña cadena que le obligaba al respeto. Iba a agredirme y pensé darle la «famosa patada en los cojones». Era quinto dan de taekwondo. Muy difícil sorprenderle y no logré propinársela. Supe que mi paliza iba a ser peor que nunca, pues su rabia iba a escalar hasta el infinito. No me preguntéis como. Salí corriendo de casa.

Un instante pensé que si iba para abajo por las escaleras, me pillaría enseguida.Y en lugar de bajar subí y aporreé la puerta de nuestros vecinos hasta que un hombre en pijama y con cara somnolienta me abrió su puerta. Los segundos que transcurrieron desde que él me perdió de vista y siguió escaleras abajo para perseguirme, hasta que mi vecino me abrió, fueron absolutamente de pánico.

Pasé más de una hora acogida en aquella casa, que también le abrió a él sus puertas. Me negaba a volver a la nuestra. Temía por mi integridad física.

Mi agradecimiento por el matrimonio holandés que me salvó es inmenso. Ella en especial me comprendió a pesar de mi pobre inglés, lengua que ella tampoco dominaba. Era de madrugada. Todo el edificio dormía. No tenían por qué ocuparse de problemas ajenos y no obstante me permitieron la insolencia de mezclares en mi problema. Elly, que así se llamaba, fue conmigo una madre dulce, comprensiva y paciente, que logró la promesa de mi hombre para que no hubiese revancha.

No volví a repetir tal acto. Pero mi marido supo de algún modo que pegarme no era gratis.

No fue el fin. Sólo un primer paso.

El último tuvo lugar en mi país. Ignoro qué fuerza me poseyó, harta ya de tanto golpe. Empecé a gritar por la ventana abierta pidiendo auxilio. Le amenacé con proclamar a los cuatro vientos su conducta con un grito desde mi alma, salí en mi propia defensa y no sé bien cómo, mi actitud le impresionó. NUNCA MÁS ME PUSO LA MANO ENCIMA, cosa que hizo incluso ante mi embarazo de seis meses.

He oído a mujeres maltratadas en la televisión. Sé lo que es que te sigan con el coche y temas que se te acerque. Sé lo que las bravuconadas amenazantes pueden hacerte temblar. Pero también sé lo que nuestra actitud sumisa, esclavizada, interna, delata. Estás apoyándole y permitiéndole creer que puede contigo. Y físicamente puede, pero todo en la vida de un maltratador no es agresión…Si eres quien se siente viva y defiende su vida, si recobras la cordura y dejas de creer todas las mentiras sobre ti que te humillan, es posible cortar con la violencia. Primero eso. Luego pedir ayuda. Además no es sólo violencia lo que los hace cada día.

Hay muchos momentos menos atroces, en que creer en nosotras mismas.

Yo amaba mi casita ordenada. Y él parecía un ciclón descolocándolo todo como si mi esfuerzo no valiese un ardite. Opte por el sacrificio. Durante meses colocaba el desorden que provocaba. Pero esa conducta no le frenó nunca. Paulatinamente dejé su desorden ser. Años más tarde lo hice con mis hijos.

Me enfermaba el cuarto adolescente lleno de ropa por el suelo. Tuve la presencia de ánimo de colocar ropa bien doblada y limpia sobre sus desordenadísimos cajones, llenos incluso de ropa sucia. Respeté su castillo, su lugar en mi casa. Pero no transigí con el desorden en mi parte del hogar. Exigí el mismo respeto.

Siempre hay cosas que dependen de la mujer, que ellos necesitan. El hombre tu colaboración sexual sobre todo. El hijo …tantas cosas…Y me negué a dar nada si ellos no daban. Hubo quien me llamó egoísta, quien me tachó de mala madre. Y yo misma me reprendía de noche por ser tan rígida.

Pero no cejé y un día invitada en casa de mi hijo, vi cómo la limpiaba bien.

Es un ejemplo pobre…

No obstante, no me permití ser machista, ni como esposa ni como madre. Y no valgo de ejemplo. Sólo doy ideas basadas en mi experiencia por explicar QUE ES PONERNOS en NUESTRO SITIO.

Podemos reivindicar nuestros derechos hasta sangrar. Mas si en el hogar seguimos siendo sufridoras y continuamos con la eterna queja, nada va a moverse.

No me siento feminista. Me siento mujer y defiendo a la mujer. Pido a la mujer que oiga lo ancestral en sí y responda ante su derecho y obligación de preservar la VIDA, la suya para empezar…, y la de su prole.

Pido que seamos madres.

Y madre no es esa señora que no puede ver llorar a su hijo y le evita todos los problemas a su alcance. Madre es quien sabe que un ser humano es una promesa de persona válida, que trae un montón de novedades y hace respetar lo que traspasa y viene de lejos, aun práctico, bueno o útil. Madre es quien cuida, arropa, protege la salud física y MENTAl de sus hijos. Madre es quien estimula los actos de ese pequeño que valora mucho su opinión y alienta cualquier esfuerzo.

Pero sobre todo MADRE es quien permite al hijo errar, crecer con las consecuencias de sus actos y no pretende predecir el futuro, porque antes según su experiencia, aquello fue mal.

Hay un paso final de MADRE, al apoyar al hijo a pesar de preveer que va a estrellarse y estás dispuesta a recoger sus pedacitos, …, si tu dibujo de su paso siguiente acierta. ¡Que tal vez te equivocas y logra lo que tu creíste insensato!

A eso lo llamo ponerse en su sitio: Tener fe en quien has parido y no condicionarle con tus ideas, probablemente inservibles, como el caballo para llevar una noticia rápido.

Por eso he titulado estos cuatro blogs: ABAJO el feminismo, porque ir contra algo es fortalecerlo. Ir a favor de la mujer es tal como lo siento, lo que el mundo pide.

 

 

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