¿Cómo que día de la mujer?

Cada vez que llega este día me parece que no nos hacemos ningún favor con celebrarlo. Es una forma más de discriminarnos…Por que…  ¿Hay día del hombre?¡No señor!

En realidad son ellos los que necesitan un día, uno para quitarse las armaduras, para permitirse ser tiernos sin ser ñoños, para atreverse a expresar lo que nunca expresan y a llorar si toca, porque …¡¡Qué pocas veces son conscientes de la autentica importancia de su papel!

Ya lo he comentado en este blog: LA NATURALEZA NO SE EQUIVOCA y optó por la reproducción bisexual y no la monosexual que es posible, ya que en seres muy primitivos existe la llamada parterogénesis, es decir que de un ser hembra nacen hembras y más hembras…

¿¿POR QUÉ??

A la Vida sólo le interesa perpetuarse en busca de crear un ser humano capaz de concebirse y actuar desde la unidad, es decir: de sentir que todo es él, todo suyo y por ello todo digno del mayor cuidado, lo cual afecta en especial a sus en apariencia prójimos, porque a ellos también los percibe como una prolongación de sí mismo.

¿Cuando es más vulnerable cualquier ser? Cuando está naciendo o acaba de nacer. Es entonces cuando es comida fácil, blandita y cuando su madre ya no puede protegerle y protegerse siempre…Y AHÍ es donde hace falta alguien con arrojo, con fuerza, con mayor tamaño, capaz de proteger y defender a ese pequeño, que cualquier depredador podría cargarse.

Si ese rol tiene sentido en otras especies, entre los humanos mucho más, pues la maduración biológica y psicológica de una persona en las mejores condiciones tarda entre 20 y 25 años. De hecho tarda mucho más en el plano psicológico, pero hasta esa edad no estamos ni físicamente desarrollados en plenitud. Digamos que somos un producto que sale a medias del vientre materno. Y esto hace indefensas no sólo a nuestras «crías», sino a quienes por haberlas visto surgir entre nuestras piernas las sentimos propia sangre y carne y viven el hecho con una vinculación y responsabilidad brutal.

En ese trance tener un cónyuge, alguien que quiera atarse al mismo yugo, que procure trabajar en defensa de la criatura que nos nace a los dos, si no está listo para cuidar, defender y proteger a madre y a hijo/a nos pone en una situación de riesgo, de desventaja…

¡¡Qué su fuerza se haya dedicado a tomar la posición de mando por el poder que ello le confiere, tuvo sentido en tanto debían ser conscientes de ella!!

Hace del poderío masculino unos 5.000 años. En términos de individualidades es una burrada de tiempo. Pero en términos de vida que lleva cientos de miles de años activa, es un suspiro.

Doy por válido ese suspiro, esa necesidad de sentirse ellos también parte de la Vida. Sin embargo ha llegado el momento de celebrar el DIA DEL HOMBRE real, ese que sabe que en él vive una hembra escondida, una madre, una mujer que nadie les ha permitido sacar a la luz, ni siquiera sus mamás, que estimularon lo masculino en ellos y les enseñaron a acallar sus sentimientos.

No se trata de que sean mujeres, de que sean como nosotras… Se trata más bien de que dejen de ignorar su forma masculina de expresar su femineidad. No se han de convertir en la odiada imagen de CALZONAZOS, pero del mismo modo que nosotras hemos aprendido a sacar el hombre que también llevamos dentro cuando ha hecho falta, ellos pueden descubrir que no son menos masculinos por encontrar la manera de escuchar su intuición, de ser creativos a favor del grupo y no para competir o lucirse cual pavos reales, de mostrar la enorme generosidad y dulzura que también es suya, o de participar como progenitores más allá del coito.

Su rol es tan importante, complementa de tal modo la existencia humana, que parte de las causas de que el mundo vaya tan loco residen en que aun no saben lo crucial que es, que tomen conciencia de su verdadero valor.

Cada vez que alabamos a la MUJER en días como el de ayer, parece que creyéramos que ella es inferior y que busca una igualdad absurda. Sí. Absurda. La biología nos ha hecho diferentes y hay buenas razones para ello. Está indicando la necesidad imperiosa de ser un equipo, con funciones diferentes, con características psicológicas distintas, para que JUNTOS seamos capaces de generar una vida realmente nueva.

La prueba es que no hay fase de la historia de estos últimos 5.000 años en que la paz y la felicidad junto al bienestar se hayan establecido como un principio básico para la humanidad.

Al principio la ignorancia colocó a la mujer en un ámbito de admiración y superioridad por el hecho de crearse vida en ella. Luego ellos, conscientes ya de que también eran portadores de vida se lo creyeron, se entontecieron y les permitimos hacerlo, colaboramos incluso.

Tiempo es de descubrir qué sería del mundo si hombres y mujeres dejasen de pelearse por saber quien va más lejos y trabajaran cooperando, una vez aceptado que nunca seremos iguales.

Es de elemental justicia que a labores idénticas el salario sea igual. Pero no todas necesitamos ser masculinas, ejecutivas, gobernadoras, aventureras, aunque las hay. Ni todos ellos, seguramente, desean competir a ver quien la tiene más larga, o quien parte el bacalao…, o quien tiene una musculatura de revista de moda.

El ser humano está concebido como un ser multifuncional, de múltiples aspectos físicos, psicológicos, sociales, laborales, de infinidad de capacidades, que no se oponen, que sólo funcionan cuando cada uno se dedica a ser lo que lleva dentro.

Tal vez las madres podríamos iniciar la educación de nuestros hijos e hijas potenciando lo que muestran que son, pues así quizás un día los hombres podrían serlo sin perder un ápice de su naturaleza oculta femenina y las mujeres podríamos ser masculinas sin quedarnos viudas para lograrlo.

No pido un gran cambio realmente. Pido que se nos permita actuar sin ocultarnos bajo una máscara, un estereotipo, o una costumbre que nos han hecho tanto daño…

¡Hace sólo unos días que terminó el Carnaval!

¿TERMINó? Porque para mi modo de ver lo único que ha terminado es ponerse disfraces inusuales, pues hemos cogido ese disfraz acostumbrado que niega lo que sentimos verdaderamente, para volver a ponérnoslo cada mañana…

La vida no tiene por qué ser un carnaval, como dice la canción de Celia Cruz. La alegría de mostrarse como uno es  a cada momento no debería requerir de alcohol y drogas, de festejos carísimos y paradas por las calles. Que están bien, pero no cambian nuestro desgaste de intentar gustar a la sociedad.

Al único que habría que gustar es a uno mismo.

Puede que si inventamos el día del ser humano completo, ese que es hombre y mujer en uno sólo, si nos hacemos conscientes de que hay que sacar lo que duerme dentro, ese mundo hoy tan cruel, encuentre un equilibrio y todos salgamos beneficiados.

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