Estás jugando un juego.

Cuando era niña me regalaron un juego de construcciones. No sé que extraño embrujo tiene hacer edificios que al rato habrás de desmontar…Pero…¡¡LO TENÍA!! Y siempre, siempre, cuando la casita estaba concluida la elevaba a la altura de mis ojos y miraba por los cristalitos de las ventanas para ver como era por dentro. Invariablemente me poseía una necesidad de habitar aquella construcción, de caminar por las habitaciones, de querer sentir cómo sería moverse por ella… Y aunque sabía que no era posible, hubiera dado algo por tener el don de la condensación y hacerme lo suficientemente diminuta como para poder entrar y verla con mis cinco sentidos.

 

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Años más tarde, recordando esa ansia por meterme en mis construcciones, de pronto vi una idea. Sí la vi. Vi que Dios inmenso y eterno capaz de crear mundos, también sentía algo similar a lo que a mi me ocurría cuando yo quería entrar en mis casas.

Cada mundo sería una casa. De mental, iba a conventirse en material. Habría moléculas, y cada conjunto de ellas formaría elementos más y más complejos. Esos habrían sido los ladrillitos de Dios y como yo, deseaba habitar sus construcciones ya no más mentales. Para eso se «condensaría, cosa que un Dios si puede hacer.

Entonces comprendí a los orientales, eso de que la vida es un juego, cosa que desde el corazón humano occidental y sobre todo desde vivir lo que las noticias cuentan cada día, resulta una idea macabra. Por cierto…¿Sabéis que se han intentado vender periódicos sólo de buenas noticias y no son rentables? Son los escollos, los conflictos, el dolor lo que vende.

El mundo adulto se dice serio, formal y grave. Envidia al niño, que tan «cruel» como él sabe sin embargo obviar los problemas y restablecer la acción como si nunca hubiera padecido nada grave, serio o formal. Las desventajas de la crueldad vienen de mirarse sólo uno a sí mismo, lo que inevitablemente te separa del otro, de los otros y te hace desconsiderado: CRUEL.

Cruel…¿Es cruel defender tu supervivencia?

La cosa es si yo sobrevivo cuando me ocupo de mi, si aun es necesario sobrevivir o es un recuerdo no borrado de tiempos en que sobrevivir era defender tu vida. Hoy el territorio que uno defiende es casi virtual. Si en mi trabajo no me consideran, no soy el más popular, no es vital. Pero algo en mi se desajusta y la emoción de «pobrecito yo» aparece, se torna vital. Tal vez porque el plato de comida y el lecho para descansar protegido, ya no son esa necesidad que para un animal es cuestión de vida o muerte.

¿Es cruel y macabro ver la vida como un juego?

Los grandes la comparan con un sueño, con un teatro…Justo como hacen los orientales,  de mucho menos muelle vida que la occidental. ¡Curioso! ¿No?

Volvamos a mi sensación de que Dios se mete en sus construcciones… ¿Y si fuera eso?

La ciencia ya no discute que la materia es un vacío lleno de invisibles ondas, las cuales se vuelven ( no todas), partículas materiales. Realmente hay muchísimo mas vacío que partículas, mas ondas que materia…¡MUCHAS más!

Es como si lo indivisible se condensara en alguna de sus parcelas y al poner límites mediante el espacio y el tiempo, se metiese a vivir dentro de su construcción, donde si no olvida su inmensidad no soportará estar. ¡En eso no pensaba yo de niña!

¿Cuánto tiempo habría aguantado vivir en una casa cuyo suelo estaba lleno de círculos, de diminutos cilindros elevados, que dificultarían mis pasos y sin más aliciente que moverme por esas casitas hechas por mi mano? CREO QUE EN EL HECHIZO DE ENTRAR DEBERÍA OLVIDARME UN RATO DE MI MISMA, SI IBA A QUERER VIVIR ASÍ DE CONDENSADA…

¿Y no es eso lo que hace el vacío?

El vacío está hecho de ondas. Las ondas son como el gas que se expande, cuyas moléculas son absolutamente libres de ir en todas las direcciones, libres de limitaciones. Cuando se tornan partícula ya no pueden hacer lo mismo. Es como si el espíritu al hacerse físico, cosa, perdiera esa libertad y queriendo no obstante ser algo concreto, no una onda difusa, se obliga a no recordar quien es.

Además yo sólo hacía casas. Dios, el vacío cuántico crea infinidad de seres desde un átomo, con cientos de átomos de clase diferente. Son exactamente 118 en la tabla periódica de elementos. Y con esos ladrillos se hacen gases, líquidos, piedras, plantas, animales y humanos. El espacio no tiene más. Esos son aquí y en todo el universo conocido los ladrillos que hacen «casas», cosas…

Para que coexistan, hay que tener un plan de desarrollo, dar un sentido a todo para que evolucione. Mis casitas eran estáticas. No evolucionaban, como sí hace la materia.

Lo del plan tiene nombre en Física cuántica: FACTOR Q. Es una especie de diseño que acoge en él todo lo que le puede ocurrir a un conjunto de partículas que formen por ejemplo un cocodrilo. La célula compuesta de unos cuantos «ladrillos», surgida como huevo de una cocodrilo, gestará eso, un cocodrilo, tal vez con una mutación y saldrá un caimán. Pero no saldrá un mono, ni un bebé humano o un molusco. En ese diseño está la flexibilidad de adaptarse a su mundo y procrear, alimentarse y morir, conviviendo con otras especies.

El plan también contempla las interrelaciones de sus formas. Todas las posibilidades se contemplan. Así surgen los ecosistemas, perfectamente autoregulados para que nadie se superponga al resto y lo elimine caprichosamente.

El material de que está hecha la vida se sujeta y limita, pero esta jamás termina. Variarán las formas, pero las ondas se reconvertirán en otra cosa, sin jamás agotarse.

Y es esa limitación, lo que a los únicos seres que están dotados de capacidad de darse cuenta, les hace sufrir.

El ciervo lucha entre las fauces del oso, pero de algún modo claudica, porque va a convertirse en oso al ser su nutriente. Y aun si se angustia un instante, pronto se va, muere y el ecosistema equilibrado como es, continua vivo. No hay tantos ciervos como osos. Y hay muchísima hierba para nutrir al ciervo. Y aun hay muchísimas más bacterias que hacen vivir a la hierba. ¡¡QUÉ BIEN PLANEADO ESTÁ TODO!!

Sin embargo cuando el depredador hombre vive a un nivel animal, sin la capacidad aparente de regularse como hacen otros seres, ataca a su especie, la depreda, y parece que el plan con él fracasa.

Adivino que tampoco el hombre puede desequilibrar ese diseño tan bueno, tan brillante.

Podremos opinar y creer que nos podemos cargar el planeta. Sin embargo la vida no puede matarla nadie. El vacío sabe qué otras posibilidades bellas y acertadas puede generar y lo hace, lo ha hecho y seguirá haciéndolo en tanto el hombre actúe como si no tuviera parte en la clase de probabilidades que pueden surgir.

El ser humano se cree algo, alguien y cree tener en frente otra cosa que no es él mismo. Mientras eso es así, hay un movimiento decretado por la vida que le coloca en la sensación de tener que enfrentarse solo al peligro, porque experimenta lo otro como una amenaza cuando no juega al juego de su voluntad confundida.

Un día comprenderemos al fin que jugamos a ser sólo Yo, y que yo es mucho más grande que mi cuerpo y mi mente, la cual procesa todo olvidada de que es algo tan increíblemente poderoso como el vacío cuántico que todo lo contiene. Todo… y sin división posible.

Un día me levantaré y sabre que soy quien me hizo e hizo cuanto veo y descubriré mi juego. Y me reiré como nunca antes lo hice. Me reiré de mis sensaciones de ser menos que otros, o más. Me reiré al contemplarme al fin como yo contemplaba mis casitas desde fuera,  pero también ahora como parcelas de ese ser inmenso que soy, jugando a descubrirse  y tomando infinitas formas para ello. ¡Que no es lo mismo imaginar, que experimentar!

A jugar sólo se juega jugando…Pensarlo mueve las mismas neuronas, pero no da lo mismo.

Y entonces sabré…, que ni la angustia del ciervo cuyo cuello pierde aire bajo las fauces del oso, ni los sufrimientos de quienes hace apenas unas horas se quemaban en Portugal, o las terribles sensaciones de morir como bebé de hambre en África, o creerse un refugiado sirio en la Europa de 2017, eran otra cosa que un handicap del juego que decidí experimentar para conocer de primera mano lo que soy.

Ese día no habrá más angustia, ansiedad o lágrimas…¡¡HABRÉ COMPRENDIDO EL JUEGO!! Y me sentiré vida, viva siempre, sin miedo a nada, porque de mi no puede venir amenaza alguna y todo es mío : SOY YO.

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