A ti Patricia, a la madre del «pescadito».

También perdí un hijo te siento, Patricia. A Gabriel lo volverás a ver cuando tú abandones esta tierra. No antes. Y por difícil que te parezca, madre, se puede esperar hasta entonces sin ahogarse.

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El mío también era especial. También muy sensible. Vivió más que el tuyo, pero como tú, querría abrazarle ahora mismo. Sus circunstancias eran otras. A mi me lo quitó la Vida, como a ti, aunque quien facilitó su marcha fuera su propio hermano, no la novia de tu ex-pareja.

No me hundí porque llevaba tiempo investigando la muerte y el más allá. Supe que nosotros somos VIDA independientemente de las creencias y que morir no elimina al ser que un «rato» habitó un cuerpo. También así supe que nuestro dolor apresa su alma al vernos sufrir tanto, impidiendoles evolucionar hacia la paz que en el otro lado nos espera junto al amor inconmensurable e indescriptible que los lamas llaman : CLARA LUZ DE LA REALIDAD.

En otras palabras: esto que vives no es real.

Y podrías decirme:

¿No? ¿Mi pena no es verdad?…

Sí. Tu pena es verdad, no real. Vivimos bajo una forma de sentir y mirar la realidad que condiciona nuestro sentimiento y nuestras ideas. Morir no es desaparecer. Y si no ya me lo dirás…Porque mi hijo sigue vivo en mí y ya van para 14 años de su muerte. Tu dolor de hoy viene de lo que crees, de lo que nos han «contao», del desconocimiento del alcance auténtico de la muerte de Gabriel.

Fíjate todo lo que ha movido, cómo ha unido, de qué manera, a millones de personas, gente llorando a un niño ajeno, que ha sentido impotencia, como tú.

Sólo las grandes almas conciertan cita con la muerte como Gabriel.

Has enterrado al peque con un funeral y ello me dice que crees en Dios. Por eso quiero pedirte que me acompañes a Judea hace 2000 años, cuando otro inocente era «traicionado» dijeron, por uno también muy cercano.

Hoy se sabe que Judas no le entregó por sí mismo, que Jesús pactó con él su entrega, o de otro modo no cumpliría su misión en la tierra totalmente. Un documental de Nathional Geografic desvela que esto como causa tras el acto de Judas y no la traición al amigo.

Atónita ante la movida provocada por Gabriel, me pregunto si en otro lugar, otro tiempo, no hubo un pacto parecido entre Ana y Gabriel .

Imaginamos que un hijo va a vivir para enterrarnos. Lo llamamos ley de vida ¡¡Qué lejos estamos de conocer y admitir las verdaderas leyes de la VIDA!!

¿Y si Ana y Gabriel pactaron esta muerte y que así la gente se uniera y valorásemos mucho mejor qué es un hijo?

Lo ocurrido podría afectarte a ti, a un pueblo de Almeria y a su padre. Pero Gabriel se ha convertido en hijo de España y la conmoción ha sido brutal. Esto, acostumbrados ya a tanta noticia tremenda sorprende, porque él no ha sido un caso más…

Yo veo en ellos dos la mano de Dios actuando. Él ofreciéndose como víctima para movilizar a una nación hasta sus cimientos morales y afectivos. Ella ofreciéndose a ser el verdugo, a afrontar el rechazo visceral que ello provoca. Si lo piensas y quieres sentirlo así, ambos son las dos caras de una moneda actuando para que alguna vez comprendamos todos.

Puedes sentir rechazo por ella. Yo no podría sentir rechazo por mi otro hijo, que con su inconsciencia de crío adolescente llevó a su hermano lejos de nosotros. Pero para mí eso era un pacto sellado desde el mundo de las almas, más allá del espacio y el tiempo.

Yo reflexioné para comprender su marcha, el papel que realizó, no sólo en nuestras vidas, sino en cuantos un verano se quedaron también conmovidos, bien es verdad que sin difusión, porque un chico de 21 años desapareció. Pero eso no fue así. Sólo su actividad aquí cesó, no su vida.

Y tu, tarde o temprano reflexionarás sintiendo vivo a tu hijo, que no reprocha a su asesina su muerte, porque se trataba de que el tesoro que un hijo es se pusiera en valor…

Hubo una época en que las madres procuraban no apegarse a sus bebés en exceso. Se morían como chinches y el dolor era insoportable. Hoy damos por sentado que vivirán, y a veces no somos conscientes de a cuántos riesgos están sometidas sus vidas.

Aquí en Madrid, se cuentan casos recientísimos de nuevos intentos de secuestro. Verídicos o no, han puesto los pelos de punta de muchas madres, que hace unas semanas no veían peligro en que sus hijos volviesen solos del colegio a casa en pueblos donde habitualmente, como en el vuestro, no ocurren estas cosas. ¡La alarma es grande! Y viene de tu hijo…

Un hijo es un tesoro, aunque a veces se pongan insoportables. Creerlos a salvo, quizá nos ha relajado.

No debemos vivir con miedo…Eso atrae como ninguna otra cosa aquello que tememos. Pero sí hay que ser conscientes de la cantidad de tiempo que trabajos y ocupaciones están restando nuestra presencia junto a personitas en formación, que hemos parido por voluntad propia, en general.

No es igual una cuidadora diplomada, una «babysiter», o una abuela incluso, que una madre. A veces no hay más remedio…Pero otras, trabajar fuera por un salario y por sentir que nos realizamos no está dándonos la opción de vivir las vidas de nuestros niños.

Quizá haya que modificar nuestras costumbres, clamar por otras condiciones laborales, o darnos cuenta de que merece la pena vivir con menos pero cerca, que dejarlos a cargo de otro que no seamos nosotras mismas.

La ausencia de tu hijo, además, está provocando una rabia «incomprensible» en personas aparentemente ajenas a vuestra familia. Eso dice también hasta qué punto los hombres estamos vinculados, relacionados, unidos, incluso en este mundo materialista y sin corazón en que parece que vivimos.

Tenía que ser un Gabriel quien anunciase que hacen falta otra realidad, u otros sentimientos, u otra coherencia en nuestro amor al hijo/s que parimos. ¡¡Sí!! es un ángel y no muere en vano. Ya es histórico el movimiento no solo en las redes, sino en los corazones de gente que no ha pasado página ante tu hijo.

Sin embargo queda una llamada difícil de asimilar: EL PAPEL DE ELLA, la ejecutora.

Si como intuyo esto es un pacto y que haya afectado a millones de españoles apoya este sentimiento, ella ha hecho su papel y habrá de pagar el crimen, pero nadie debe añadir desprecio, humillación y condena a su acto, si como siento, se trata de algo que se pactó fuera de la tierra como entre Judas y Jesús.

Si es así, el acto de unión lo provocaron los dos a una. Y si tu hijo nació con este propósito inconsciente en ambos, ella merece que se reconozca que también es parte de esa unión y hace falta reflexión y corazón.

Es normal insultarla, vomitar sobre ella, denigrarla…, recluirla como a un depredador humano peligroso. PERO…

Reaccionar así no da paz, no construye, ni evita que es lo peor, que actos insensatos y crueles como este se vuelvan a repetir.

Encarcelarla el resto de su vida no nos devolverá a Gabriel.

Mi petición a ti como madre y a la sociedad que lo ha hecho su niño, es probar otra forma de afrontar el asesinato.

Si como creo y la ciencia confirma, la realidad se construye con una sombra y una luz, con un sí a algo y un no a su contrario, este acto puede despertarnos. Llevamos tanto tiempo haciendo pagar a los que son sombra, sin reconocer:

– Que en mí vive esa sombra también, sólo que la reprimo mejor y no sale.

– Que la sombra no quiere salir, sino que sepamos que está sosteniendo lo que sale.

Nos gusta sentirnos buenos, bellos, valorados… Mientras que haya partes de la naturaleza humana que condenemos, esa capacidad de surgir de las sombras será una energía que se apoderará de nosotros cuando menos lo esperemos. Porque somos angélicos y diabólicos en uno. Y lo que no es reconocido quiere serlo. Son energías vivas del inconsciente que piden su lugar, no más condena.

Ahora es Ana, mañana será otro u otra quien sin la suficiente educación, o seguridad, o valoración, captará esa sombra y volverá a haber Gabrieles anunciando que no es condenando como el mal vuelve a la oscuridad, sino aceptando que es una fuerza viva en cada ser humano, llamada a permanecer oculta, si damos a su existencia su justo mérito: EL DE QUE LA REALIDAD pueda SER bonita, bella y buena, sostenida desde la oscuridad de las sombras.

Nos engañamos encarcelando, maltratando al malhechor. Llevamos milenios con esta postura y el mal solo crece, porque no podemos negar que es parte de la vida y mientras lo neguemos, seguirá matando y llevándose a Gabriel hoy, mañana a otro.

Siento, que el alma de Gabriel anuncia que el mal no volverá a salir, si lo reconocemos presente en nosotros mismos y sosteniéndonos como las raíces de un árbol escondidas bajo la tierra del inconsciente, para permitir que salga a la luz la belleza del tronco y las ramas llenas de fruto.

No hay otra forma de alcanzar la paz, ni otra manera de que el amor alguna vez triunfe, que conocernos y dar a cada parte de la realidad su valor. Sé que suena increíble como poco, pero no hay solución al mal más que devolverlo a sus sombras, eso sí, reconociendo que vive y cumple una tarea: PERMITIR QUE EL BIEN SE EXPRESE.

Hay una vieja historia, la de Mister Hide (HAID para el oído español), el monstruo que nos empeñamos tapar y parecer buenos como Mister Jekill. Los dos son, están en la naturaleza humana. El monstruo sólo pide que se le reconozca sin maldiciones, para esconderse y no salir más.

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