Hoy reflexionaba sobre lo fácil que hablamos de CULPAS. «No es culpa mía»…»Es culpa tuya»… Y la culpa es al ser humano como el ancla a un barco anclado en la bahía, cuando amenaza la tempestad. Un barco puede marcharse a la deriva sin ancla y un ser humano no viviría ni dos segundos, si no creyera un tiempo que lo que le pasa lo causan otros. Sólo que…
¿Es imprescindible andar buscando culpables toda la vida en vez de buscar las causas y poner de uno lo que pueda, lo que puede que es mucho, para que no le sigan sucediendo cosas que le disgusten?
Creo en la inocencia del mundo, de la gente, de todos cuantos han creado nuestra historia, como estoy segura de la ignorancia que llevamos encima desde el día que aparecemos en el vientre de mamá.
No me refiero desde luego a falta de estudios, ni a desconocimiento o no, de cómo va la vida habitualmente, eso que denominamos EXPERIENCIA. Me refiero a que tal como nos manifestamos da la impresión de que no tenemos ni idea de QUÉ SOMOS, cuál es nuestra fuerza y cómo influimos inconscientemente en los demás, a veces construyendo y otras, más de lo que podría ser, arruinando la fe en el otro.
Muchos lo llaman MALDAD. Pero…¡Qué va! es pura ignorancia.
Ignorante no es el desinformado, sino quien ahí donde puede estar el amor a uno mismo y por ello al otro, tiene «otra» cosa. Y para el ignorante ESA cosa es a todas luces SU VERDAD.
Muchos dirían…¿ La verdad? ¿Qué verdad?
Realmente verdad solo hay una: TODOS SOMOS FAMILIA Y SOMOS UNO, uno, cuyas caras son tantas y tan particulares que uno puede creer que las otras son del culpable de mis males, como si su cara nada tuviera que ver con la mía.
Inocencia es ser motor y causa aparente de cuanto se hace. Inocencia es promover actos que uno diría que son propios, cuando desde incluso nuestra genética, casi todo es heredado y nos pasamos la vida repitiendo pasados crueles, bobos, obsoletos y caducos.
Hay una parte de los genes humanos sin información, que hasta hace poco llamaba la ciencia genes basura. ¿Y si ahí estuviesen las causas probables y los futuros perfectos con que soñamos y nunca promovemos?
Pasa que para escribir en ese, que es realmente el árbol de la vida, uno ha primero de comprender aquello que se encontró escrito, a quienes lo escribieron y los errores de cálculo con que ha actuado la humanidad tanto tiempo.
Y…¡Ay! Ahí es donde uno busca culpables… Por que cómo, yo que soy tan probo, tan buen ciudadano, que hasta pago mis impuestos (ojo, los impuestos no son nunca nuestros, son la deuda que pagamos por usar de cuanto ya encontramos hecho al llegar…)…¡YO! Sí, yo que solo rompo algún plato de postre y sin intención… ¿Cómo voy yo a tener que ver con los desmanes e injusticias que existen y hacen tanta pupa?
Era adolescente cuando opté por leer el famoso Apocalípsis o libro de la Revelaciones.
Me quedé de piedra al leer este párrafo:
» YO OS VOMITO TIBIOS, pues no sois ni fríos ni calientes».
Para mí entonces calientes eran los buenos, los inocentes y los malos los culpables de todo mal. ¿Qué significaba SER TIBIO? ¿ No se dice que en el término medio está la virtud?
Ahora ya sé qué es ser TIBIO. Es ese que vive y deja vivir, en tanto no le pise o aprieten los zapatos. Es ese que no se moja, que sabe nadar y guardar la ropa. Es ese que irá a manifestarse, si hay tantos que no se le verá más que si no va. Es ese que parece amable, si no le pillas en su salsa. Es ese al fin, que nos representa a todos en las estadísticas, el famoso e inexistente ciudadano medio.
O sea los que ni sueñan en mover montañas y creen que templanza es hablar y hablar con los hijos, para no sacar el genio que se tragan hasta enfermar. Por ejemplo.
Porque eso es ser de los que soportan el mundo, de los que lo critican, a escondidas, de los que nunca dan la cara realmente para construir, todo lo más para denunciar…No vaya a saberse lo que de veras creen.
Y lástima bastante es que de los tibios haya tantos.
A esos, según el Apocalípsis los VOMITA DIOS.
Recuerdo que yo por buena no me podía tener. Por mala…¡Hombre, tampoco! Y cuando vi que sólo me quedaba ser tibia y que Diosa me vomitaba me horroricé.
Hoy entiendo que se vomita aquello que no es adecuado al sistema digestivo, o sea que se devuelve a donde estuvo antes de entrar y …¿Podría ser eso la famosa reencarnación?
Si así fuera, seguimos naciendo porque no somos partidarios de ser ni malos, culpables, ni inocentes y buenos.
Yo opto ahora por ser inocente. Creo que hay una fuerza viva en mi que es lo que me mueve y aun si creo ser yo quien actúa, veo a menudo que no hago lo que quiero, sino lo que puedo y no puedo todo lo que me gustaría. Y desde luego, me reconozco culpable. Culpable de no aceptar mis faltas, de no ver que equivocarse es el único modo de aprender a coger el camino que quiero. ¿Cómo si no sabría cual sí y cual no me gusta?
Mis años me permiten al menos saber qué NO QUIERO. ¡Algo he avanzado! Todavía queda saber que quiere uno realmente. Porque aunque se que quiero AMAR, a veces yo solita suelto el ancla y me lleva la tormenta y aun tengo tentaciones de echarle la culpa al viento… Y eso, no puede llamarse con sentido amor…