Ya me llamó la atención que tuviese música moderna con palabras antiguas y siendo un rock en su radio, que una vez terminada mi carrera para sentarme en el automóvil y me hubiera serenado, le dije que podía poner a más alto volumen.
¿ROCK con tema religioso? Un amigo muy querido mío me dijo muy «sobrao», que era RADIO MARÍA. Hay más cadenas religiosas. Novedad para quien a penas oye la radio. Eso lo descubriría más tarde… Pero es que a él todo lo que suene a viejo, le pone erizada la piel. Y en este caso, aunque haya mensajes viejos que sirven, para él al ser religioso el entorno, convertía en obsoleto el mensaje. Es de los que creen que obviar lo pasado construye furo mejor. No se lo tengamos en cuenta…
«No todos los jóvenes hacen ascos a palabras de confesiones religiosas cristianas», le comenté…Esto dio pié a que Jorge Luis con apellido vasco casi inmemorable y yo llegáramos a una profundidad de conversación inusual entre taxista y cliente.
La historia de este muchacho que me hizo de chófer el otro día es muy parecida a tantos, para empezar a la de mi propia familia, dividida por cosas del querer.
Desde este pequeño púlpito que mi blog semeja Jorge Luis, quiero homenajearte.
Eres un ser puro, real, un hombre de tu siglo que ama a un hombre de hace 2000 años que ni tu iglesia ni la que fue mía, ha comprendido aun. Me agrada y sorprende a un tiempo que tu fe sea tan virgen, tan fortísima, tan conmovedora…, habida cuenta de que crees que el infierno es un lugar y un estado del alma eterno.
Déjame decirte aquí, que el infierno ciertamente existe, pero que eterno, salvo el vacío cuántico no hay nada en este Matrix que habitamos tu y yo.
Cuando se ha vivido mil y una veces el infierno de la tortura a que uno mismo se deja llevar pues cree a sus ancestros, me siento autorizada, lo creas o no a contarte que del infierno se sale. Fácil no es. Pero se sale.
Lo peor no es siquiera lo arduo que es dejar el infierno atrás. Lo peor es que llegue un día en que TU MISMO sabes sin duda alguna, que eres también el Señor de la oscuridad.
¿Lo pones en duda?
¿Cómo le llamas a querer tirar a un basurero, lo más lejos posible a tu esposa que deja todo atrás por ti, que quema sus naves para vivir contigo y porque en la cama ya no funciona porque es alcohólica y tiene ya el hígado hecho puré, te querrías librar de ella y no verla más?
Sentir esto, te lo aseguro es real. Y sabes que a ese guiñapo lo tienes en tus manos y que un gesto simple tuyo, le apartará de tu descansada y cómoda vida de funcionario… El horror más auténtico no obstante, te permite convertirte en Lucifer.
Corres, abandonas el lecho marital y sabes, que por lejos que huyas, ya nunca vas a poder justificar tu sensación de torturador, de tirano, incluso de dolor…, pues no hay justificación posible a tal desmán, a tan cruel modo de pensar en quien diez días atrás ha vuelto a tu vida, llamada por ti.
Lo he puesto escrito tal y como tu lo percibirías siendo tu pareja. Pero ya te habrás dado cuenta. Esto es mío.
Ser Satanás no es un placer. Hiere como pocas heridas conozco. Ni un parto duele así…Ni un dolor de muelas te deja con la sensación de ser tu mismo la mierda mayor del reino humano.
Eres joven. Ta hayas en ese periodo, que casualmente también recuerdo, en que tu treintena te hace creer que estás de vuelta de todo.
Perdona, corazón, pero con treinta años y con cuarenta, eres un proyecto precioso de ser humano. Saber…, sabes poquejo aun.
Pero me congratula tu fe, pues si la tienes aun tan fuerte como la del niño que eras, estás camino del Reino.
Te dije que te escribiría, me diste tus datos y por eso hoy estarás conmigo, si lo puedes leer en el Reino de los Cielos.
Un abrazo fraterno y sincero, y millones de aplausos, pues con una vida intrincada y dura, aun creíste en mi. Yo era un desconocido cliente más y no por ello me negaste tus datos personales y tu nombre.