YO SOY EL PARLAMENTO

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Confucio parece muy lejano. Pero sólo vivió 200 años antes de Cristo. No triunfó en vida, sin embargo, actualmente su filosofía marca la ética de un cuarto de la población mundial: el pueblo Chino.

Para él había dos modos de actuar, uno la represión, y otro podríamos llamarlo la elegancia, es decir admitir que el otro pueda sentir vergüenza y no deseo de venganza ante sus actos, sin estos dañan.

Vivir, duele. Lo hace porque hay elementos  que nos disgustan, incluso provocan (en una caída por ejemplo), dolor físico. Pero por DOLOR entendemos un daño que dura. Es el vídeo del dolor lo que en diferido nos engancha y lo reproduce sin fin, cuando no sabemos, queremos , o podemos superarlo.  Y realmente ese dolor es una opción. Soy libre de vivir el ahora, o pasarme miles de veces el vídeo y reaccionar a lo caduco, en vez de a lo que hay.

España lleva mucho sin un gobierno estable. ¿Irresoluble?

Se nos supone capacidad democrática, pero no está funcionando. Nuestros políticos están enganchados en vídeos viejos y actitudes que buscan beneficios particulares, no

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sólo personales, que obedecen, creo, a la necesidad de mantenernos pendientes y temerosos. Un pueblo acobardado se maneja mejor.

Si votas tienes derecho a hablar, dicen. Y desde luego no hay español que no opine. ¡Menudos somos con la boca! Pero no es tan evidente que nadie te sacará de tus problemas, sino tú mismo.

Dos canciones pueden servir:

Una, Michael Jackson: We are the world (NOSOTROS SOMOS EL MUNDO). Otra, John Lennon: IMAGINE ( IMAGINA).

Michael, sabía que esperamos siempre que ocurra algo, que alguien alimente nuestra esperanza. Y canta: «SOMOS TU Y YO»  quienes pueden, yo añadiría DEBEN, hacerlo. Y John dice cómo: Un mundo sin religión,  raza, fronteras, sin cielo o infierno al que ir…

Criticamos a quienes decimos haber escogido. No nos hemos puesto de acuerdo ni en quién. Hay cuatro señores que tienen que hacer lo que ni tu ni yo hacemos: ponernos en la piel del otro.

A ese lo rechazo por árabe, por  su vestimenta, por su color, porque decimos que nos quitan el pan…; al vecino porque hace ruido y al jefe porque manda. A mi pareja porque no hace lo que espero y a mis hijos porque son niños y se mueven…

Y me pregunto qué mundo político esperamos, si ese mundo del tu y yo está tan lleno de críticas, rechazos, presunciones y maledicencia.

Te critico porque no haces lo que yo considero ley. Te rechazo por ser diferente a mí. Presumo que conoces lo que se espera de ti. Y hablo mal de ti, porque ni cumples mis leyes, ni eres como yo, ni compartes lo mío y te pongo del revés, sin jamás acercarme a ti…, a lo mejor si me atreviese, descubriría que no importa tu ropaje, ni tus costumbres, que me enriquecen y enseñan, que tú como yo eres un SER HUMANO: haces con la vida atrás que llevas, lo que puedes.

No cambiarás el mundo…Es demasiado grande. Sí podemos imaginar que nada es tan importante como para olvidar que somos la misma especie, una cuya responsabilidad es hacerse consciente de las cosas, para que el daño nunca se torne dolor repetido.

Cuando Confucio vivía había mundos cerrados en su habitat. Hoy, ya no hay habitats. TODOS TENEMOS UN PLANETA COMÚN, nos guste o no, y lo que uno hace puede influir en todos. Dos chicos inventaron internet. Y ya nadie vive sin eso.

El parlamento español volverá a deshacerse, porque ni tu ni yo estamos dispuestos a comprender que tu interés y el mío son el mismo. No son mejores que nosotros.

Tu en tu casa, harás lo que te permita tu familia hacer. pero a ambos nos interesa ser tolerantes,  humanos, cooperar, colaborar, pensar en que lo que haces tiene un «por qué» que yo jamás compartiré, pero HOY POR TI, MAÑANA por mí.

Hoy puedo tolerar tu ruido, obedecer a mi jefe y si cumplo, suyo será el error. Hoy mi pareja pude estar de «no», pero si me irrita, quizás es que no quiero saber qué hace que me regale ese no en vez de un sí. Es más cómodo pasar, que intentar comprender. Y tus hijos, voy a darte una mala noticia: SON TU ESPEJO.

El mundo sin castigo, de Confucio, o de Lennon, obliga a tolerar conductas distorsionantes y a conocer al otro. Crear libertad, sin libertad, no es posible. El respeto no se impone, o se convierte en miedo y  asustados, no solucionamos nada.

La paz no es un tiempo entre guerras. Nace de comprenderte cuando me molestas, de caminar contigo, no contra ti. Probemos a vivir con el vecino ruidoso; a obedecer al jefe sin criticas; a confiar en él/ella: no quiere joderte…, es más probable que esté jodida y no sepa actuar mejor. Mira a tu hijo y óyele. Los niños entienden de justicia y son sabios.

A lo mejor no tenemos gobierno, porque el «tu y yo» lo manejamos muy mal. No criticaré a los políticos. Me implicaré más en conocerte y en septiembre, quizá haya acuerdo.

 

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