A todos nos gusta pretender que lo que otros dicen no nos importa ni guía nuestros actos. En realidad, son muy pocas las personas que no escuchan al otro/s y menos aún las que pasan de sus comentarios. Y no está mal. El hombre es un animal comunicativo y su éxito como especie nace de escuchar, cooperar y construir JUNTOS. Sólo que hay gente que convierte esa escucha en autocrítica constante y aún los más fuertes, también se dejan llevar de la duda de allá para cuando. Hay un cuentecito que no me resisto a contar acerca de esto.
«Paseaba un saltamontes por la pradera, cuando observó escandalizado por enésima vez a un gusano que tan sólo comía hierba.
-Pero D. Gusano… ¿Es que no se da cuenta de que desperdicia su vida dedicándose sólo a comer tanto verde, tanto verde?
Don Gusano respondió que quería volar hasta el sol y que la hierba, como crecía gracias al sol, le llevaría alguna vez a lograr alcanzar al astro rey.
-¡Pero que necedad! ¡Cuánta tontería! ¡Vamos! ¡¡Pues no cree de verdad que comiendo algo que está en el suelo llegará a lo alto!!
Acertó en aquel momento a salir del suelo un topo. Y el saltamontes no perdió tiempo en criticar al gusano.
-¿Qué le parece a usted D. Topo… El Sr. Gusano quiere llegar al sol y dice que comiendo hierba lo conseguirá…
-¡Qué bobada! Lo que debe hacer es meterse como yo bajo la tierra. Esta llena de sabrosos y nutritivos alimentos. Así se hará fuerte. Lo de llegar al sol… ¡Qué sueño imposible es..!
El gusano desoyó tanto a uno como a otro y siguió lo que su naturaleza le pedía, lo que su corazón gusanil le dictaba día tras día. Una mañana paseaba de nuevo el saltamontes y se quedó helado. Donde solía estar el gusano había una forma extraña.
-¡D. Topo! ¡D.Topo! Venga usted a ver… ¡Dios mío! ¡Qué barbaridad!
-¿Qué ocurre amigo mío?
-Mire, mire usted al gusano. ¡¡SE HA MUERTO!! ¡Claro, tanta hierba no podía ser buena!
Con gran dificultad miró el topo, que ya se sabe que casi no ve, y contempló aquella cosa rara inmóvil.
-Ya se lo dije yo. Alcanzar al sol…¡Qué sueño imposible! Mejor debería haberme escuchado y bajar a la tierra para alimentarse…
Sin embargo, aquel gusano «muerto» comenzó a cambiar ante la vista de los dos. Sacó la cabecita con sus antenas, y lentamente su cuerpo, dejando su vestido de gusano atrás. ¡No se parecía a D. gusano! ¡Nada de nada! De pronto empezaron a crecerle alas… Esperó a que se secaran y echó a volar… No sin antes despedirse de sus críticos amigos diciendo:
-¡¡¡Adiós amigoooooos, voy a buscar al soooooooool!!
Y volando hacia el cielo desapareció de su vista.
El topo se cabreó tanto que dicen que por eso desde entonces nunca abandona el suelo. El saltamontes se dedicó a imitarle y dicen que por eso algunos saltamontes son verdes.
Topos y saltamontes abundan en nuestra vida. Y cada uno de nosotros, si escucha en paz y serenidad, también tiene su propia naturaleza y su corazón que es al único al que jamás hay que dejar de escuchar. ¿Sobra el resto? No. Pero si hace falta fortalecer nuestra voluntad para alcanzar nuestro SOL. Y esa es la razón de que nos critiquen, nos juzguen y nos pongan a prueba, porque cada naturaleza ha de escucharse a sí misma sin copiar a nadie. De hecho, ningún saltamontes por más que salte consigue volar alto…