Que no, que no somos iguales!!

Pasamos de un extremo a otro por «arreglar» los efectos de lo anterior. Del machismo atroz al feminismo extremo. Reflexionemos… Corremos riesgos tremendos. 

Ayer, noticia nacional, una deportista madre reciente se presenta como ejemplo de que serlo y ejercer profesionalmente es compatible. Decía: Los hombres no dejan sus trabajos. ¿Por qué nosotras sí?

La igualdad es un derecho humano: Igualdad de trato, igual respeto, igual retribución ante la misma tarea… Aunque…, estamos empezando a saltarnos la biología.

Escucho: la maternidad es compatible con actividades que exigen dejar al hijo en otras manos. Valga como opción y cuando no hay más remedio… Pero no es cuestión de gustos: NOS ESTAMOS CARGANDO UNA GENERACIÓN.

ES EVIDENTE que se hace. «Colgamos» hasta ocho horas a los pequeños en escuelas infantiles y colegios. ¿Se puede? Sí. ¿Conviene? ¡Ay! esa es otra cuestión.

Llevo más de veinte años observando criaturas como maestra y cada día, aumentan los comportamientos conflictivos. Egocentrismo desmesurado, rabietas tontas, conductas distorsionadas sin un porqué aparente, altibajos emocionales en personitas que deberían estar contentas…

¿Es casual? ¿Tiene que ver la incorporación de la mujer al trabajo cada vez mayor?

Padres agotados tras 8 horas de trabajo, lo último que necesitan es un crío pesado. ¡Ellos sólo piden amor! Se les dejar el móvil, la tablet… Estarán ocupados y «tranquilos». Y si lloran, les darmos lo que pidan por no oírles. Esto no mejora en sábado/domingo. Hay una lesión corriente que los médicos llaman «de fin de semana». Consiste en un hombro dislocado. La padecen chiquitines. Hartos de verles rabiar les cogemos sin cuidado del brazo. ¡Terminaron con nuestra paciencia!

La vida está cara. Ambos padres deben trabajar. ¿Cuándo estuvo  barata? Tal vez ahora hay más pagos. Nadie frena el consumo de infinidad de cosas que si bien nos placen, ponen nuestras cuentas al rojo.

Quien tiene vocación profesional, o gusto por el trabajo externo al hogar no debe renunciar como nuestras madres lo hicieron. NO. Pero un hijo es una tarea complicada. Requiere tiempo, dedicación y una serenidad incompatible con el agotamiento.

Un hijo no es lo que va tras amueblar el hogar, comprarse dos coches y una tele gigante. Es también una vocación a tiempo completo. Un hijo necesita normas y se opone a ellas. Quiere nuestro cariño al 100% y cuando es muy pequeño se cree abandonado, o nos cree muertos, al no vernos.

Un hijo no es una música de fondo que uno de vez en cuando atiende.

¿Al bebé le da igual que cualquiera, padre incluido, le atienda? No es así. Una de esas diferencias biológicas fundamentales que nos distinguen del  hombre son nueve meses que permiten al que parimos que sólo conozca a su madre. ¿Pueden cuidarle otros? Como poder… PERO…

¿DARÁ UNA CUIDADORA EL MISMO AFECTO AL BEBÉ QUE mamá?

¿Atenderá una profesora de Educación Infantil a 15, 20, 24, 28 alumnos con la atención que les darían sus respectivas madres?

Algunos no protestan. ¿Significa que se adaptan? No lo creo. Otros continuamente llaman la atención mostrando el rechazo a la situación de grupo… ¿Resultado? Empezamos mal. Crecen. Siguen rechazando el colegio, siguen mostrando conductas indeseables. Y cuando son adolescentes nos preguntamos: ¿De dónde ha sacado mi hijo/a esto? o… ¿Que ocurrió para que ( un ejemplo ya no insólito) intente suicidarse?

Respondo a esa deportista:

PORQUE NOSOTRAS SOMOS MUJERES y MADRES.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s