UN SUEÑO POSIBLE

Vivimos día tras día aferrados a mil y una actividades y sólo rara vez nos paramos a sentir, a reflexionar sobre «eso» que sentimos. Montados en una suerte de montaña rusa nos dejamos llevar y de pronto, alguien se va. Puede ser aquel a quien más dices querer, o el padre o la madre o el amigo, ese compañero de vida, de cuitas y de horas de solaz y sonrisa.

No cabe entonces sólo llorar. Si su muerte sólo atrae el llanto y no afecta a tu actitud, a tu conducta, si sólo saca de ti lágrimas, habrá muerto en vano.

Ellos mueren para pasarnos el testigo. Lo que en ellos negaba la muerte y se resistía, los días que les quedaron por vivir son el regalo que nos hacen. No murieron porque les llegó su hora, sino por un ideal oculto en su conciencia que ahora nos muestran. Murieron, porque hay una utopía que todo hombre sueña y alguien, alguna vez, tiene que convertirla en verdad.

No importa cómo de difícil sea la tarea, ni cuán lejano parezca, porque ahora está su fuerza sumada a la nuestra. No importa cuántas veces nos hieran, ni cómo de insufribles sean nuestras penas. Hay errores incorregibles por corregir. Hay enemigos insufribles por reconciliar, sobre todo uno: YO. Ese «yo» que juzga y condena, ese «yo» que aparta y maldice. Ese «yo» que se crece ante el aplauso, por frívolo que sea. Ese, que indolente olvida. Ese que se cree en posesión de la verdad. Hay un gran enemigo: mi yo.

Mi «yo» nació para ser el vehículo que me condujese por la vida. Era mi amigo, pero lo he ido vistiendo de poder, esa actitud de yo valgo más que tú; de fama, esa sensación de arrastrar a otros conmigo; de proyectos en los cuales los demás no cuentan… Le he vestido de tantas formas que ni le reconozco. A veces, metida en la montaña rusa ya no veo mi «yo» inocente. Y cuando mi amigo, mi padre, mi madre o mi hermano, abandona  el suyo, desde el otro lado me dice: TU PUEDES, tú aun puedes.

Todo lo que se me pide es dar al otro lo que quiero para mí. No es demasiado, no es mucho. Todo lo que se me pide es AMAR. No querer, que querer es tan falso como que digo que no puedo vivir sin ti y dentro de un rato te rechazo visceralmente, porque no entiendo tu comportamiento.

Llevamos semanas, meses, acompañados por la muerte. Hay quien cree que se trata de buscar culpables y que paguen por la dejadez por la que no protestamos durante años.

Me parece que los grandes cambios se producen en el alma, ahí donde uno no espera éxitos, ni aplauso, pero el amor se crece. Y no son los gobernantes, ni los nuevos imperios como las multinacionales, los millonarios y demás gente poderosa los llamados a producirlo. Esos seguro que ya han cambiado nuestro mundo.

Somos TÚ Y YO. Si el mundo ha de cambiar, nosotros somos los agentes del cambio.

Me refiero a una actitud mantenida en el tiempo, esa que me pide mi amigo: ¡¡AMA!! Y amar es tan simple como meterme en tus zapatos y saber qué necesitas, qué puedo darte yo para que tu vida sea menos cruel… tal vez más dichosa. No llegaré a miles de personas. Basta una. Empezar por mí. Cuidarme, proteger mi mente de si misma. Y luego otro… No hace falta mucho más.

El sueño imposible del hombre es ser capaz de ese amor. El Reino de los Cielos se hace así en la tierra. Cojo tus zapatos y camino contigo… El resto como decía el Maestro… llega por añadidura.

¡Si amigo mío! Tomo el testigo. Porque yo como tú, busco hacer ese sueño imposible POSIBLE. ¡¡Gracias por recordármelo!! ¡Va por ti, Herminio!

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s