Era esencial. Ahora, con tanta interpretación sobre como vivir la vida es vital.
En la historia humana hay momentos cruciales de cambio. Les precede una auténtica tormenta que difumina los límites, donde las reglas sólo rigen para grupos concretos y hasta la moda expresa tanta diversidad que parecemos un revoltijo. Esto causa una sensación indefinida, pero presente, de desastre. Dicen que nunca se vivió nada como lo que estamos viviendo… Ya es evidente que se van concretando opciones de futuro y nuestras elecciones conscientes o inconscientes determinarán el mañana de nuestra especie.
Hay gente ocupada en cambiar su forma de vida: casas, alimentación, su lejanía de las urbes… Apuestan por rescatar lo tradicional sin renunciar a la tecnología, con una visión clarísima: sin planeta no hay nada más. Hoy son «gente rara». Cada día menos.
Hay quienes trabajan activamente por la tecnología para crear un paraíso sin trabajo, donde «se arregle» la enfermedad desde la genética o con más tecnología. Pudiera ser que al final sólo quedase de humano en ellos algún órgano y aprendiesen a disfrutar del sexo con androides. Estos apuestan por una raza superior a la humana que elimine al hombre. No es imposible.
Y, escaso, pero existente, hay un grupo de gente que apuesta por lo humano con el alma, que establecen también el paraíso en la tierra a través de amar más lo humano, incluso lo rechazable: entienden que está simplemente para evidenciar que bien y mal son caras de una misma moneda y conviene reconocer que la bondad se sostiene porque la maldad se oculta para darle fuerza.
También están los que «viven». Sólo opinan si lo expresado en voz alta requiere apoyo. Están del lado más aplaudido. A diario llenan de actividad su mente y su vida por no pensar. Viviendo rodeados de tanto desbarajuste optan o por el pesimismo o por el optimismo. Son la voz de su amo: la teoría que venden los medios. Estos no son ingenuos. Dependen del pagador y no dan noticias, sino imágenes dirigidas, cargadas de intención.
Si realmente estamos transformándonos (¿volveremos a la vieja realidad?) hay esperanza. Cuanto soñamos podría ser real. No lo será si dejamos pensar a los de siempre, si perdemos el respeto a quienes no son o no piensan como nosotros, si permitimos a la realidad caer como una lluvia ácida, si no dejamos al corazón sonar por una vez y defendemos la VIDA que es plural, variadísima y diversa.
Tu y yo hacemos el mundo siempre que tu y yo decidamos SER y ESTAR.
¿Ser qué? Ser tú. Ser yo. Cada ser humano es una versión única en la vida con algo propio para el resto. Modas, ideas ajenas, compromisos, o la falta de coraje amenazan con convertirnos en ovejas dirigidas por perros. ¡Mejor que te coma el lobo! El lobo es vida, el perro es un sucedáneo. Pero canta tu canción con tu letra y tu melodía. ¡No es tan difícil! Y claro está, respeta la canción de otro mientras aprendes a amarle.