La navidad, la paz y el amor, los bellos propósitos y felicitaciones dan qué pensar. Si las has vivido 63 veces quieres que sean ALGO, no un simple acto, social o privado. Y del contenido que pregona, me interesan la paz y el amor.
No son sinónimos, pero van juntos o ninguno está. No sentiré paz sólo por un mínimo conflictillo de ná, porque mi alma tropezará con él y en el fondo, la causa es algo que no sé que amo.
Me vuelvo a preguntar qué es AMAR. En mayúsculas. En minúsculas es querer y salta nuestro pequeño déspota controlando. Amar…, amar…, A M A R. ¡Qué divertido! Enseñaba la A como una montaña y la M como dos. La R era el señor forzudo que da la patada. ¡Ja!ja!… Y así vivimos el amor, estoy pensando. Subir montañas, como enamorarse, produce euforia. Aunque por muchas montañas que subas, no te quedas. Hace frío. Entonces, el sr. destino viene y te da la patada… Y vale para cualquier clase de amor. En algún momento tú eres ese destino y pateas lo que más crees amar.
Veamos…, amar, amar… ¿Será amar meterme en ti? Y si fuera, sería… ¿ cómo? ¿Cómo puedo sentirte uno conmigo? Por mucho que las filosofías más bellas lo afeen, yo siempre soy yo. Y para mi pesar, tú siempre eres TÚ. Físicamente es relativamente fácil. Dura poco. Es bonito ir colgando la timidez, el pudor y la vergüenza arrebatados por la pasión y sale la fierecilla que no piensa. La Bella durmiente baila con el Príncipe Azul y funciona, sí. Un rato, sí. Luego, aúnque sólo recuerdes que salió bien, te engancha. Mantienes la esperanza, porque ocurrió una vez. Lo sabes. Quieres repetir. No. Mejorar. Sobra la rutina. Sin embargo…pues, eso… que termina y reproducir no es vivirlo. Ni por ahí van los tiros. Tiene que ser otra cosa lo de hacerme uno contigo.
¿¿¿QUÉ???
Tengo excelentes amistades de ambos sexos y si fuera cuestión de sexo, tal vez renunciaría a mi heterosexualidad. Sólo por ver si va por ahí… Pero no. Tampoco la amistad es AMOR. De hecho tienen nombres distintos, pero…¡el sentimiento se le parece tanto…!
Tengo una navidad para mí, escogida a propósito y favorecida por la santa corona. Conozco la parte física monocorde. Tampoco eso es amar. ESTA vez la quería única, con amor y paz. Y… quizá si la Nochebuena no fue lo que esperaba, me ha hecho percibir a qué se debe que no pueda decirte que te amo sin que huyas, ni quedarme cerca sin que te mosquee que te observe, a pesar de los físicos encuentros sociales, privados, discretos, llamativos, forzados y libres. Incluso sin conocerte quiero amarte y sé, que en cuanto subiésemos juntos las tres montañas… se desbarataría, perdería la espontaneidad y la sencillez con que la afinidad nos une.
Pasa, que hay un tiempo en que en ti me enamoro de mí, porque tu en mí te enamoras de ti. Somos espejos humanos ignorando que se miran a sí mismos. Nadie osa enamorarse de sí mirándose al espejo y salvo que enamores por ahí a la gente, no te dirán cuánto vales. ¿Quién se cree eso de SOY ÚNICO? La ciencia lo afirma. Se ve. Y tú empeñado en ir vestido como los demás, no vayas a destacar…
Creo, que ahí reside el quid de la cuestión. DESTACAR, mostrarse, ser como soy a solas, dejarme mirar sin miedo. ¿O eres un monstruo? ¿Y si lo eres qué? TÚ lo afirmas MONSTRUOSO, lo sientes tú, quizás les creíste…. Pero siempre «hay un roto para un descosido». Y… ¡digan lo que digan los demás! No vives sus vidas. ¿Quieres perderte la tuya?
Puedes vivir cual planta, estilo animal, o probar a SER humano. EL HUMANO QUE ES PLANTA, ANIMAL Y PERSONA, puede innovar siendo por una vez quien es sin más. ¡¡Merece mucho la pena!! Aun si te tildan de EGOísta. A veces pienso, por qué no seremos egoístas de verdad y siempre. Eso supondría proteger y cuidar lo único que nadie más posee y defenderlo a muerte en público. No pierdes humildad. Si de veras eres tú, sabes que mal se te dan montones de cosas y que bien, por contra, las hacen quienes te llamarán egoísta. HAY ALGO… que nadie tiene derecho a robarte, mucho menos tú mismo.
Por mantener una PAZ fría, o una guerra mal disimulada, aceptamos moda, costumbres, reglas sociales y humanas. Así apuntalamos el despotismo, la tiranía y el profundo agobio de no sonar a través de mi máscara como me apetece, me siento o simplemente querría. Ojo: no cabe culpar a nadie. ¿Quién no apoya esa forma de estar juntos? Por eso, con cierta molesta frecuencia la Navidad no llega con su amor y su paz. No aprovechamos el viaje y NACEMOS. Evidentemente no te tirarás pedos en compañía… ¿O sí? Yo lo probaría y me reiría y si ofendo, tal vez merezca la pena por romper la falsedad una sola vez.