Elijo un mundo VIVO para todos, donde reine la VERDAD, y existe una verdad. ¿Dispuesto a concebirla mentalmente? Pues requiere tiempo y espacio, por ello, historia y conflicto.
Hemos de SER eternidad. Lo somos sin saberlo. Siempre lo fuimos pero en sueños, sin observarlos. Serán imposibles si dejamos de soñarlos, cuando las historias ajenas, sus creencias, no nos convenzan, evitando perseguirlos sin pausa. Algunos los alcanzaron. Nacidos pobres o ricos. Con mucha cultura o con ninguna al principio. La eternidad está plagada de quienes vivieron su anhelo. TODAVÍA Y SIEMPRE, VIVEN.
Llegaban a un punto en que tanto conocimiento les hacía sentirse Dios. Desde el mundo visible, aplicando lo aprendido del mundo invisible (que responde siempre creando una realidad real) vieron su oportunidad y fueron como el Rey Sol.
Trescientos años atrás. Luis concibió su poder absoluto, hasta decir: LA LEY SOY YO. Lo era. Sus súbditos le creían elegido por Dios. No eran soñadores. Pueblo y rey crearon una posibilidad sólo. Luis no fue feliz. No se construye así ni la eternidad ni la felicidad. No «es» dominar la materia, sino «vivir consciente» de que todo es la misma cosa. No satisface manejar cuerpo y bienes, por grandes que sean, sin amarlos.
Amar es aceptar, proteger, cuidar con determinación… Amar es también, permanecer sin huir de una situación de inconcebible dolor, cogiendo la experiencia por tóxica que sea de principio a fin, descubriendo quien soy yo. El Rey Sol soñó que su voluntad y la de la vida eran la misma. Pero la vida es y era más que lo que el rey conocía de sí. No cuida uno lo que prefiere desconocer.
No sólo la historia. Conocemos otros «reyes», personas en apariencia dominadoras de la vida, a quienes encima envidiamos por lo que muestran, no por lo que son. ¿Se necesita poseer mucho? No. Es cuestión de actitud ante la vida, que no olvidemos es vacío lleno de ondas que nosotros convertimos en materia al observarla desde la mente.
¿COMPARTO MI CONOCIMIENTO e incluyéndome en el lote, beneficio a todos?
Quienes alcanzaron el conocimiento. Ya eligieron. Nos toca: ¿QUE IDEA TENGO DE MÍ?
Si soy sólo el del pasaporte con cuanto supone, padre, hija, hermano, dueña de esto o lo otro, con tales méritos públicos o privados…, con tan pequeña IDENTIDAD la muerte aterra. Morir borra ese «Luis» que construí de un lugar, con una lengua, y una nacionalidad. Muerto mi cuerpo, muero yo. Quizá me recordarán algunos hasta su muerte. Tal vez quede de mí una foto, un retrato. una estatua.
Hoy, soñadores seguros de que la eternidad necesita borrar la identidad incompleta que usamos, engañan con la perspectiva de un mundo absolutamente seguro, sobre todo para ellos. Tomaron la Física de Newton, que ve el universo como un mecanismo del que algún día se conocería todo, mezclándolo con las aplicaciones reales de la Física de Bohr.
Pero la vida es verdad, no evoluciona en la mentira. Obliga sólo a una elección: AMAR o JUGAR A AMAR.
La agenda 2050 dice: «NO TENDRÁS NADA pero serás FELIZ» dentro del paisaje idóneo donde todo estará controlado. No es tan mala idea, rompe con lo viejo de cuajo, no es mal ideal…, sino fuera porque ellos tendrán el poder sobre TU identidad y te someterán a sus gustos personales, como Luis, dejando maldecida la historia. Un hábitat pequeño depende del más grande al que pertenece. A su vez, existe por un sistema solar mayor que él y muchos mayores. Forman una diminuta galaxia en un espacio plagado de galaxias entre sí interdependientes. Un meteorito procedente de veinte galaxias más allá terminaría con su sueño, si impactase en la Tierra. Y a menor nivel: mata los gatos de tu urbanización y proliferarán los roedores. Yo, no soy nadie, pero mis sonrisas pueden ejercer una vibración positiva en mi entorno, que afrontará el día menos triste.
Mi identidad traspasa mi cuerpo. Me pienso infinita y eterna. Cuando muera seguiré aquí en cualquier forma y en todas ellas, porque yo soy todos los universos posibles divinos y humanos, visibles e invisibles. Cuidé, protegí, acepté sin huir de nada para saber quien soy, Ya no hay límites. Unas ondas provocadas que pretendan distorsionar mi mente, me confundirán, pero no disminuirán un ápice la eternidad infinita que soy. Antes, no lo sabía y lloraba. Pero eso ya es historia. Las haré mías…, pues lo son.
SOY ETERNIDAD.