Nacemos con un sentido de la fatalidad acusado:

… No me tocará la lotería. Mi sueño… no se cumplirá. Quién me gusta, no me escogerá…

Mil noes sellan un estado mental de desesperanza progresivo. Ciertamente nuestros mayores, siempre al quite, afianzan esta idea: lo bueno sólo llega con un esfuerzo infinito. Y está el ruido del poder de turno recordando que soy un paria. Ahora suenan a través de influencers y la bendita publicidad: promocionan, y cuando compres lo que horas atrás era el tope del tope, habrá pasado de moda.

Si el sordo mundo de VOY AL TRABAJO; VUELVO DEL TRABAJO Y DUERMO PARA IR AL TRABAJO te deja alguna vez pensar, quizá despiertes del sueño mortal. Si por alguna coincidencia insólita te observas y te sientes muerto, tal vez, sólo tal vez, te digas: ¡¡¡BASTA YA!!

Ni estamos en un valle de lágrimas ni nacimos para sufrir y aceptar la vida como sinónimo de dolor.

El día que naciste nació el NIÑO DIOS. Tu eres el Dios que esperas, la energía que esta noche se festeja y el sueño humano. ¡Ya! Entonces… ¿¿¿cómo me siento tan poca cosa, a veces, tan miserable???

¿Y si te dijera que estamos construyendo la eternidad? ¿Y si te dijera que la mentira pide su lugar en la realidad, escondida, pero en su sitio, aceptada, para que sea la verdad lo que luzca? ¿Y si te dijera que el nuestro es uno más de los intentos por traer a la materia la VIDA y que de fallar hay más?

Examinar esto importa. VIDA. ¿Que entiendes por vivir?

Parece que vivir es crecer mientras el corazón late, sobrevivir cuidando a quienes (visto que se nos escapa) sí podrán vivir. Mientras, envejecemos con atuendo de anuncio, corriendo tras de nadie por calles o cercanos parques, o viajando de turistas. Si brindamos con amigo/s el escaso tiempo que nos dedicamos, con un buen bólido a la puerta, diremos que vivimos. Si tenemos la fortuna de habitar el campo, protestaremos por lo olvidado del lugar y las desventajas de trabajar sin descanso. Hablo de mi España. Demasiado general, y sin embargo retrata lo que la mayoría llama vivir.

Vivir pasa por nacer. ¿Obvio? Bueno, no seré la primera que llame muertos a los que se dicen vivos. Tampoco lo seré si digo, que hay dos nacimientos, o no hay Vida. La biología manda que tras nueve meses salgas a la luz. Y seguirá mandando que el alevín de Dios que eres se desarrolle. Si nada lo remedia, un día algo paralizará tu encéfalo y tu corazón: el proyecto quedará en un lindo proyecto.

Durante siglos los buscadores hallaron causas aparentes de casi todo y determinaron que Dios no es asequible y por seguir, encontraron cómo tocar los códigos sagrados de la vida en la genética de los vivos. Mostraron a Dolly, anuncio de lo que harán al ser humano. Copiaron sistemas nerviosos por amor al conocimiento y aparecieron sorprendentes robots pensantes que aprenden. Ya han llegado a la informática cuántica. Quienes lo subvencionan creen que reinarán sobre la tierra y juegan a construir un Cielo sin Dios y hasta la vida eterna.

¿¿RESULTADO?? Un mundo material, con vidas y conductas predecibles, en tanto ese aparatito que no sueltas impide que vuelvas a nacer. Intentarlo hoy asusta. Y ese miedo mañana se llamará covid.

Pero… la Vida es infinitamente más que un código y lo sagrado no concuerda con la estupidez soberbia e ignorante.

Se nace SOLO y exige CAGARSE DE MIEDO, pero ACTUANDO. Atravesar el cuello de útero del mundo hostil con tu criterio, escuchando tus tripas, es para valientes que temen. Harás el ridículo, pero sin intentarlo, nunca nacerás. Seguir el latido artificial del mundo y no el propio, nos deja en un bonito proyecto sin realizar. No es malo… Es triste porque nos perdemos LA VIDA.

«Esta noche es NOCHE BUENA». Y mañana, te recuerdo, que puedes NACER. Tienes 365 días. Y de todos modos está escrito que los dormidos despertarán y los muertos vivirán. El cuando es tuyo.

¡¡¡FELIZ SERÁ TU NAVIDAD!!!