El siglo XIX y el XX permitieron al hombre negar la evidencia. Envalentonados por logros científicos creímos que todo es medible, manipulable, y sólo es cuestión de tiempo que la humanidad señoree sobre la vida. Ciertamente, ese es nuestro destino, aunque sin soberbia. Sí: observar, analizar lo observado y deducir qué leyes rigen la naturaleza visible de las cosas cotidianas, del universo, de nuestros movimientos sociales e individuales… ¡Facilita la vida! Pero no es la VIDA.
El conocimiento se comparte relativamente. Quedó en manos de unos pocos deducir y lo deducido no deja de ser una interpretación de la Verdad, suponiéndoles la honestidad…
Es moda negar a Dios. Se unió Dios e iglesias, convirtiendo un hecho humano natural, como es lo religioso, en opio del pueblo. Será mejor ese otro opio llamado democracia…
La filosofía distingue entre Dios y Ego, otorgando a Dios un valor infinito e indefinido, que se hace concreto y real en el Ego. Los Vedas explican que el Ego no sabe quien es. Dios se expresa en su manifestación visible y espera a que ésta sea consciente de lo que la anima. Entonces, se inicia la VIDA.
Hoy obviamos la fuerza invisible que nos mueve, y nadie dirige, a favor de un Ego todopoderoso, incluso olvidando que no hace latir el corazón o que respiremos. Creen que manipulando lo más chico, genes y átomos, podemos predecir sin fallo qué será la humanidad. Parece que un mundo tecnológicamente práctico y útil hará innecesario al mismo hombre. Hay quien aquello de » CRECED Y MULTIPLICAOS» lo encuentra absurdo… ¡para sus intereses, claro!
¿Estamos en la era de la materia? ¿Podríamos vivir sin afectos, proyectos, ilusiones o sueños? ¿Puede la ciencia sustituir al conocimiento intuitivo de nuestro corazón? Porque, es esa intuición (de la que por cierto se sirve a menudo la ciencia) la que hace la vida algo más llevadera incluidos quienes no sienten a Dios.
Poseemos un armario de creencias por reorganizar. Hemos llegado a informatizar casi todo…, pero mis creencias desordenadas y sin revisar. Sustituí a Dios por la experiencia de lo vivido y por la absoluta falta de visión de los medios. Y llegó el metaverso. ¿Quedará quién señale que estamos construyendo la casa por el tejado?
Conocemos hasta a Saturno… Pero…¿ y del hombre? ¿Alguien sabe de si más que el hombre de Cromagnon? Estudiamos lengua, matemática, geografía y las ciencias naturales y el cuerpo del ser humano. Pero… ¿ y a mí? ¿Quién me estudia a mí?
Vivir es actividad desenfrenada. ¡Genial! Pero …¿Cuando busco tiempo para repasar, analizar y discernir qué significa lo vivido? ¡No hay tiempo! ¿De verdad? ¿No será que desengañados por esa vida frenética, más y más material, preferimos engañarnos para ratificar que Dios no está? Dicen que todo lo abarcará la mente humana, que la ciencia sabe y me facilitan mucho el «no pensar» sobre qué y por qué siento lo que siento. ¿Será que es lo que toca? ¿Sí?
Ilusiones y sueños quedan para cuatro psicópatas. Saben, como yo, que creer es crear. Y poseídos de un Ego gigante pretenden que sobro y crean metaversos, criptomonedas, autómatas… Así me inmovilizan, me aturden. Pero… ¡para mí también es verdad que creer es crear! ¿Porqué ellos sí pueden? Pueden, porque en algunas cosas confían ciegamente. Yo no confío ni en mi sombra, no vaya a dañarme. Se diría que prefiero sufrir dolores conocidos a arriesgar. Tenemos tanto miedo, que preferimos madrugar, trabajar servilmente, enfermar, no dedicar su tiempo a nada, y seguir en el frenesí del «tengo que» y del «debo de». ¡Ah! A veces vacacionamos. ¿Por recordar lo jodido que es la vuelta a mi existencia?
Y eso que somos la cara visible de Dios, Dios mismo, quien esperará toda la eternidad por si miramos en el corazón y sin olvidar la mente, descubrimos que DIOS Y YO somos UNO y que como decía el Maestro muchas cosas muy grandes por hacer nos aguardan.